viernes, 18 de enero de 2008

Conflicto mapuche


De inicios muy parecidos a los de la guerrilla colombiana, hoy emerge como una amenaza a la tranquilidad ciudadana.

Verónica Grünewald


El denominado conflicto mapuche ha traspasado las fronteras y hoy por hoy el apoyo que han conseguido los dirigentes de este movimiento proviene principalmente del extranjero. Esto no debe sorprender demasiado ya que según un documento emanado de la Policía de Investigaciones de Chile, en el 2005 daba cuenta de que en un período de 10 años el Líder del consejo de Todas las Tierras había salido del país 198 veces hacia 20 distintos países de Europa y América.

Diez años también tiene la Coordinadora Arauco Malleco, agrupación que ha marcado el sur del país con amenazas, ocupaciones, ataques incendiarios y que en la actualidad es liderado por rostros anónimos, amparados en la clandestinidad, vinculado a la vez, con organizaciones de actuar muy parecido en sus inicios como ETA y FARC.


Precisamente la relación entre la organización separatista vasca y grupos terroristas de América Latina fue investigado por el Juez español Baltasar Garzón antes de la prohibición de las actividades de Batasuna, el organismo político de ETA. Según el expediente elaborado por Garzón, incluso existirían empresas vascas extendiendo un completo entramado empresarial y económico por el continente con la finalidad de ofrecer cobertura de todo tipo a los integrantes de esa organización y por otra parte "estableciendo contactos y relaciones con otros grupos terroristas y revolucionarios internacionales”.

En nuestro país la historia ya está escrita, pero la interpretación depende de la pluma que registra los hechos. Así, los violentos acontecimientos de los que hemos sido testigos recientemente salen al mundo a través de los medios de comunicación con titulares diversos y dispares. Unos dicen “Represión contra el pueblo mapuche por parte del estado terrorista de Chile”, otros “Asesinado joven mapuche en manifestación pacífica por recuperación de terrenos” y en relación a la salud de Patricia Troncoso (alias La Chepa), condenada por incendio, contra la Hacienda Poluco Pidenco ocurrido en Ercilla el 2001, dependiendo del medio “Se está muriendo” o “Su salud no corre peligro”. Pero sabemos que la información es posible de manejar, manipular y maquillar dependiendo de los intereses de los involucrados.

Lo que apreciamos quienes no somos el gobierno ni estamos involucrados en los actos organizados por estas agrupaciones es que están lejos de ser actos pacíficos. La mayoría de los participantes no pertenecen a la etnia mapuche. Los incendios, amenazas con armas de fuego y pedradas no son muestras pacíficas de recuperación de terrenos ancestrales. La actividad terrorista ha recrudecido en los últimos años, pero sabemos que la usurpación de territorio es de larga data y parte de la historia de este país. No es un desalojo reciente ni siquiera de los últimos 30 años. Así, llama la atención la aparición de grupos armados que siembran el miedo en la población que transita por la zona, transportistas, ciudadanos comunes y corrientes que padecen la aplicación de violencia solo por traspasar lo que ellos llaman “territorio mapuche”.

Miremos a Colombia, dividida por causa de grupos guerrilleros organizados por más de cuarenta años, donde la lucha por recuperación de tierras y defensa de la vida fueron los ideales en su nacimiento. Jóvenes universitarios, inspirados en revoluciones foráneas fueron los fundadores con no más de una treintena de combatientes. Hoy son más de 10.000 integrantes de estos grupos que han sembrado el miedo y la violencia, vulnerando los derechos humanos de cualquiera que se interponga en su escalada terrorista, utilizando a niños, pequeños campesinos a quienes resulta fácil introducir en ese oscuro mundo, exponiéndolos a la muerte, coartando su niñez y adolescencia.


Casi de la misma manera, los chilenos ya no podemos recorrer nuestro país con tranquilidad y la “frontera” poco a poco se transformará en un territorio sin ley, en un antro al servicio de unos pocos que bajo engaños manejan a adolescentes y jóvenes como Matías Catrileo que declaran estar dispuestos a morir por “la causa”.

Porque los integrantes de estos grupos creen tener derechos a delinquir? Bajo su bandera de lucha cometen actos fuera de la ley y luego hacen llegar los videos de su detención policial a organizaciones extranjeras bajo el título “represión” o “injusticia”¿ Dónde están los derechos humanos de quienes no pertenecen a esta etnia? De acuerdo a la Constitución Política de Chile, somos chilenos quienes nacimos en este país. Todos tenemos los mismos derechos y deberes y el Estado debe ser capaz de velar por la tranquilidad y la vida de todos los habitantes de este país y no debe permitir que germine más violencia y terrorismo en ningún rincón de su soberano territorio. Los ciudadanos tenemos derecho a la protección, igualdad y seguridad, por tanto, es necesario que actúe prontamente.

EL DIARIO CIUDADANO DE LA REGION DE O'HIGGINS (18-1-08)