viernes, 15 de mayo de 2009

Por primera vez desde 1890, el país dejaría de exportar trigo


Mercedes Colombres
Enviada especial


MAR DEL PLATA.- Con una de las intenciones de siembra de trigo más bajas de los últimos 100 años, y después de tres campañas de precios intervenidos por el Gobierno, el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) estima que en la campana 2009/2010 podría no haber saldo exportable del cereal por primera vez en décadas. La noticia cayó como una bomba entre los asistentes al congreso "A Todo Trigo", que se realiza en esta ciudad hasta hoy y que concentra a todos los eslabones de la producción triguera.

"Si sigue cayendo la producción se van a resentir las exportaciones y hay serias dudas de que vayamos a tener saldo exportable en la próxima campaña", dijo el director del CEC, Alberto Rodríguez, ante un auditorio repleto de acopiadores, corredores de cereales, productores y ejecutivos de la industria. "Actualmente estamos exportando el 30% de la producción, que es el mismo nivel de ventas externas que teníamos en 1978, cuando el nivel normal de exportaciones en esta década hasta esta campaña fue del 70% del total del trigo", agregó Rodríguez.

Según el consultor Gustavo López, de Agritrend, la noticia significa ni más ni menos que volver a la situación de 1890, el último año en que el país no exportó el cereal que fue un emblema del modelo agroexportador argentino en las primeras décadas del siglo XX. El siguiente peor registro de la historia es el de 1952, cuando a consecuencia de una sequía feroz, el país exportó sólo 63.000 toneladas.

Los dichos de Rodríguez fueron apoyados por la mayoría de los disertantes del congreso, que insistieron en la necesidad de abrir los mercados y liberar los precios del trigo para recuperar los niveles de producción. "No debemos conformarnos o tranquilizarnos pensando en que nos alcanza la producción para el mercado interno. Hay que exportar para que el negocio funcione", señaló el presidente de Argentrigo, David Hughes. "La Argentina está en perfectas condiciones de proveer la mesa de los argentinos y al mundo al mismo tiempo, sin que un objetivo conspire contra el otro", coincidió el director de Federación Agraria y candidato a diputado provincial en Buenos Aires por Unión-Pro, Jorge Solmi.

"Con una baja superficie sembrada, una fuerte sequía y baja inversión tecnológica por la incertidumbre el resultado lógico va a ser exportación cero, y cero ingresos para el Gobierno [por retenciones]",
coincidió el economista de la Sociedad Rural, Ernesto Ambrosetti.

El comentario más ácido de la tarde provino del presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías, otro de los invitados a disertar en A Todo Trigo. "No sé por qué los exportadores se sorprenden de esta marcha atrás en la producción, cuando ellos fueron cómplices del Gobierno en la intervención y son en parte responsables de la actual situación", dijo Llambías.

Según las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la superficie sembrada con trigo en la campaña 2009/10 sería un 18% menor que la del año pasado, la más baja de los últimos 20 años. La producción final alcanzaría apenas para abastecer el mercado interno, con lo cual se está frente al riesgo de que por un inconveniente climático la cosecha sea también insuficiente para satisfacer la demanda de la industria molinera local. Aunque ninguno de los asistentes lo afirmó, el escenario de que el país importe trigo no parece muy lejano.

El clamor generalizado de los asistentes y disertantes fue el cese de la intervención oficial sobre los mercados, sobre las exportaciones y sobre los precios. Según la Federación de Acopiadores, significó una transferencia de 1800 millones de dólares en las campañas 2006/2007 y 2007/2008 de los productores a exportadores, molineros, Estado, consumidores pobres y consumidores no pobres.

Esto debido a las diferencias entre el precio de exportación del trigo y el de abastecimiento, fijado por el Gobierno. El costo total de las intervenciones más las retenciones en las mencionadas campañas asciende, según la Federación, a 2883 millones de dólares.

"Son 90 dólares por tonelada que los productores transfirieron a otros actores por el precio intervenido, sin contar lo que se paga de retenciones. De esos millones de dólares, sólo el 30 por ciento sirvió para subsidiar el consumo de los argentinos necesitados. Evidentemente hay que buscar la forma de subsidiar a los que lo necesitan, no a todos", destacó el director de la Federación de Acopiadores, Raúl Dente. El promotor de la intervención en el mercado fue el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

"La única forma de recuperar el trigo los exportadores y los molinos deben pujar por el cereal", destacó Hughes. "Tiene que haber un mercado que transmita señales para que los productores inviertan en el cereal, y la única manera de hacerlo es por el precio", agregó Hughes, para luego destacar que en la campaña 2006/2007, cuando el trigo aún no había conocido la intervención estatal más fuerte, el cereal había generado un producto bruto de $ 5300 millones, equivalente al 2% del PBI de ese período.

La Nación, 15-5-09