domingo, 30 de mayo de 2010

ESTRATÉGICA VISIÓN DEL PRESIDENTE PERÓN


A 60 años de la creación de la C.N.E.A.
Comisión Nacional de Energía Atómica
Por Carlos Alberto Del Campo

El 31 de mayo de 1950, mediante el Decreto 10.936, el Presidente Perón crea la CNEA, ente autárquico, dependiente directamente de la presidencia de la Nación con el objeto de “coordinar y estimular las investigaciones atómicas que se realicen en el país” y ordenar las actividades desarrolladas en Argentina desde el primer decreto del año 1945.

El organismo era presidido por el propio Perón, acompañado como director por el científico Dr. Enrique Gaviola y como Secretario General por el (injustamente olvidado) Cnel. Enrique González, integrante del GOU, amigo personal de Perón desde los años 1920.

Antecedentes:
En 1945 el Gral. Manuel Savio había ordenado la exploración minera para ubicar yacimientos de uranio a la vez que elevó al Senado un proyecto de constitución del Instituto de Investigaciones Científicas que finalmente no se aprobó.

Durante esos años se traslada al país el científico alemán Dr. Ronald Richter, quien después de una breve radicación en Córdoba obtiene la autorización de Perón para desarrollar investigaciones nucleares en la Isla Huemul las que después de un tiempo fracasaron relativamente, porque si bien es cierto que los anuncios científicos nunca se comprobaron, el acontecimiento dio inicio a la actividad nuclear en Argentina.

CNEA: el recorrido de un largo camino
Realmente resulta un “milagro” la permanencia durante seis décadas -de honrosa trayectoria- de la Comisión que pasó indemne acciones de gobiernos de origen democrático y de facto mientras se desmantelaba la industria aeroespacial; el desmembramiento de YPF; abandono del proyecto misilístico del Cóndor-II; cuasi desmantelamiento de enormes Astilleros y liquidación de la industria pesada de la Forja argentina. Ni hablar del increíble abandono de los proyectos aeronáuticos propios que en la actualidad significarían una fuente de trabajo para miles y miles de compatriotas. ¡Durante muchos años por estas tierras se pregonaba “avanzar hacia la sociedad del conocimiento”, a la vez que se destruían las fuentes de la ciencia y la tecnología argentina!

En la política nuclear argentina dos decisiones acertadas resultaron ser el impulso sin retorno de la actividad: la formación de jóvenes argentinos en las carreras de investigación de física nuclear que permitió generar propia tecnología y la decisión estratégica de emplear uranio natural más agua pesada en el ciclo de producción atómica.

En 1954 se incorpora el Sincrociclotrón como moderno instrumental acelerador de partículas atómicas adquirido a la firma Philips que dio origen a la creación de tecnología propia para posteriores equipos. Poco tiempo más tarde la Argentina anunciaba que sus científicos habían descubierto 17 nuevos radionucleidos. En el mismo año se construye la Planta Malargüe para el tratamiento de minerales de uranio. En 1955 se obtiene la producción de los primeros lingotes de uranio metálico. En 1953 se dictó el primer curso sobre reactores, dos años mas tarde por Convenio CNEA / Universidad Nacional de Cuyo se estableció en Bariloche el Instituto Balseiro que otorga títulos superiores en física e ingeniería nuclear. En 1956 nació el Instituto Sábato para formar profesionales en la ciencia y tecnología de materiales.

Construcción de Reactores Nucleares
RA-1 (1958) reactor instalado en el Centro Atómico Constituyentes (Bs. As.)
RA-0 y RA-2 (potencia nominal cero) condujeron a la investigación y desarrollo posterior.
RA-3 (1967) funciona en el Centro Atómico Ezeiza, totalmente argentino, de irradiación y producción de radioisótopos.
RA-6 de docencia e investigación
Plutonio: (1968 y ’69) La primera planta de recuperación de combustible irradiado permitió recuperar el Plutonio como primera experiencia en América Latina.

¡Argentinos: necesitamos energía para la actividad del país!
Los proyectos industriales de la década del 40-50 pusieron en evidencia el retraso energético de Argentina. Fue necesario, entonces, hacer casi todo: centrales de generación por petróleo, carbón, hidroeléctricas. En 1965, la CNEA, con investigación propia, asume estudios tendientes a encarar la construcción de una central nucleoeléctrica en las cercanías del río Paraná (Atucha I).
La decisión dio origen a un extendido debate nacional sobre “uranio natural vs. uranio enriquecido” que enamoró el interés de los jóvenes (esencialmente universitarios) sobre la defensa de la Soberanía Nacional que residía en el uso del uranio natural disponible en yacimientos propios; y los “expertos”, los profesores y los grandes medios que defendían el empleo del mineral enriquecido que debía adquirirse a los EE. UU. que detentaba el monopolio comercial. Recuerdo aquellas populosas tribunas esclarecedoras que levantábamos, los estudiantes de química e ingeniería de la UNC, en el año 1967. Sin embargo, el problema no era sencillo, para activar el uranio es necesario disponer de agua pesada y la Argentina tenía cerrados los mercados mundiales. El hecho llevó a la que CNEA investigara y desarrollara una tecnología propia en la materia.

Las Centrales nucleares-eléctricas
Atucha I / 357 MWe. Comenzó a funcionar en enero de 1974 como la primera Central de potencia de América Latina con un 33% de participación nacional.
Embalse / 648 MWe. Comenzó a funcionar en 1983 incrementándose la participación nacional en su construcción. (Recientemente -en 2010- la Corporación Andina de Fomento aprobó un crédito de 240 millones/dólares para ampliación de la vida útil).
Atucha II / 745 MWe. En 1981 se inicia su construcción, luego detenida por más de 20 años, hasta que en 2005 el Presidente Néstor Kirchner dispuso su finalización y el Ministro Julio de Vido anticipó que a mediados de 2011 estará en funcionamiento.
Proyecto Atucha III: con un costo de alrededor de los 3.000 millones de dólares es un megaproyecto conjunto de Argentina, Canadá, Rusia y Francia que implica la ocupación de 6.000 trabajadores en 700 frentes de trabajo.

Uranio enriquecido, pero ahora… de producción nacional
A fines del año 1983, la República Argentina anunció al mundo que había completado el manejo propio de la tecnología atómica que disponían -por esa época- solamente: EE.UU., URSS, Francia, China e Inglaterra lo que le permitió convertirse en exportador de reactores. El avance sin precedentes registrado se logra por una asociación estratégica entre CNEA e INVAP.

INVAP S. E. (Investigación Aplicada Sociedad del Estado)
Empresa de base tecnológica de capital estatal mixto (CNEA y gobierno de Río Negro), desarrolla importantes actividades (centrales nucleares, satélites, radares, control de prevención de incendios forestales, instrumental para control de pesca de altamar, equipo del Museo de Salta “niños de Llullaillaco”). INVAP fue calificada para participar en la industria nuclear estadounidense y logró participar con gran éxito en las mas importantes licitaciones internacionales vendiendo reactores a Perú; Argelia; Holanda; Egipto (primer reactor nuclear); Australia (actualmente con 7 premios alcanzados); Venezuela (centros de radioterapia) con alto valor agregado.

CNEA, una lección auspiciosa para los argentinos
El 12 de abril ppdo. la Presidente Cristina de Kirchner fue invitada por Barack Obama a participar de la Cumbre de Seguridad Nuclear, un ámbito donde únicamente participan los países miembros del organismo mundial de energía atómica, más Israel, India y Paquistán. Evidentemente, si el presidente de EE.UU. invita es porque nuestro país es reconocido por las principales potencias. En 2010 nos encontramos en un franco proceso de crecimiento en las inversiones energéticas imprescindibles para atender la notable reactivación del proceso industrial y el mejoramiento de la calidad de vida. Los entendidos ya advierten que en 2025 será necesario incorporar 40.000 MW nuevos de potencia de los que se deberá recurrir a no menos de 10.000 MW de origen nuclear (lo está haciendo Finlandia, India, Japón, China) frente al agotamiento de los combustibles fósiles. Los ambientalistas de diferentes países están cambiando de opinión sobre el uso pacífico de la energía atómica ante el preocupante avance del calentamiento global que aconseja utilizar generación eléctrica no-contaminante. La CNEA asumió el compromiso de la entrega gratuita de elementos para la medicina nuclear y el aporte de onerosas investigaciones referidas al diagnóstico por imágenes.

A 60 años de su creación, durante los fastos del Bicentenario, la Comisión Nacional de Energía Atómica celebra en condiciones de señalar el camino superador de cualquier espíritu de derrota nacional en beneficio de la construcción de la Argentina independiente.-
Córdoba, 31 de mayo de 2010.-