martes, 7 de diciembre de 2010

ARQUIDIÓCESIS DE CHIHUAHUA


Periódico La Jornada

El ensayo La fe de los sicarios, difundido por el sistema informativo de la Arquidiócesis de México, analiza el estrecho vínculo entre el narcotráfico y prácticas como la santería, el satanismo y la brujería.

El objetivo de la publicación es “desterrar del imaginario colectivo que los narcos son predominantemente católicos”, señaló su autor, Carlos Montiel, director del Consejo de Analistas Católicos de México.

Se puede asegurar que los sicarios mantienen una falsa adhesión a la fe católica, sostiene el texto.

La Santa Muerte es considerada patrona de sicarios, narcotraficantes, custodios, ladrones, secuestradores, prostitutas, policías y extorsionadores.

El documento explica que la lucha contra el crimen organizado obligó a las células del narcotráfico a reorganizarse y ajustar cuentas para conseguir sus objetivos.

Para dejar constancia de su fuerza económica y humana, los capos recurrieron a dos métodos de posicionamiento: contratación de sicarios y uso de los medios de información para difundir sus actividades inhumanas.

Los sicarios mexicanos, destaca, mezclan su trabajo con ritos de santería y culto a la Santa Muerte, manipulados por líderes supersticiosos y de sectas, donde éstos han creado en los asesinos a sueldo una visión ilusoria del mundo, causando una escala masiva de violencia.

En el capítulo “Baby sicarios” Montiel explica que la estrategia de reclutar jóvenes (incluso de 13 años) obedece a la consideración de que, debido a su edad, “la guerra no puede tocarlos.

Como no pueden ir a prisión toda la vida, a eso están recurriendo, detalla el autor. Sin embargo, quien ingresa reduce tres años su promedio de vida.

Hasta hace media década, plantea el texto, en Colombia, El Salvador, Guatemala y México la edad tanto de asesinos como de víctimas oscilaba entre 18 y 25 años.

La percepción económica se otorga en función de la experiencia del ejecutor y de la capacidad económica de quien requiere el servicio.

En algunos casos, apunta el ensayo, el pago es de mil pesos por víctima, lo que resulta en asesinatos colectivos, con el propósito de generar mayores ingresos económicos.

El texto afirma que en lo que va de 2010 cerca de 80 menores han muerto debido a riñas entre pandillas o problemas del narcotráfico en Ciudad Juárez.

Señala que unos mil 200 menores de edad han muerto a causa de acciones del crimen organizado.

El libro toma como base fuentes documentales, sobre todo periodísticas y audiovisuales, abundó Montiel.