sábado, 12 de marzo de 2011

CARTA DE EDUARDO DUHALDE A LOS ARGENTINOS


Compatriotas:
Dediqué casi 40 años de mi vida a la actividad política y, cuando creía llegada la hora de mi retiro, la realidad y la opinión de muchos compatriotas me convencieron de presentar mi candidatura a la Presidencia de la Nación en las elecciones del 2011, aportando lo que aprendí para cambiar el estilo de ejercicio del Poder Ejecutivo que venimos padeciendo los últimos años.
Quiero aplicar la nueva política que aprendí de Perón, de Mandela, de Lula y de otros grandes, que asume toda la realidad, escucha a todos y con todos dialoga, ofrece y busca lealtad pero rechaza el autoritarismo y la obediencia servil, conduce mediante la labor de equipos y no por órdenes personalistas y es el modo de construir un país mejor para nosotros, para nuestros hijos y para nuestros nietos.

Les propongo dejar atrás la vieja política que se aísla de quienes opinan diferente y los ataca como a enemigos, sólo ve de la realidad lo que satisface su soberbia y orgullo, culpa de los males a quienes gobernaron antes y se atribuye el mérito de lo bueno y usa el poder para su propio servicio y no para servir al bien común.
Quiero que cambiemos esa vieja política, entre otras razones, porque no supo ni permitió aprovechar en plenitud las extraordinarias oportunidades que la nueva realidad global nos viene ofreciendo en estos años a los argentinos, que nos habilita a ingresar en el siglo XXI consolidando un desarrollo integral y sustentable, en beneficio de todos.
Juntos sabemos y podemos reemplazar la vieja política y elaborar y poner en marcha un nuevo modelo nacional, en base a políticas estratégicas compartidas por todos los sectores representativos de la vida nacional, que se apliquen más allá de la duración de un período de gobierno, que encaucen la energía popular hoy dispersa y la apliquen a aprovechar los cuantiosos recursos disponibles en todas las regiones de nuestro territorio.

Sabemos y podemos construir una nueva matriz industrial que amplíe y sustente el camino abierto por las cadenas agroalimentaria, automotriz y siderúrgica, fuentes principales de nuestro potente crecimiento económico, al que hemos de armonizar con la calidad ambiental y la integración y justicia social, generando pleno empleo con trabajos estables, creadores de valor y por ello bien pagos, conducente a que “cada argentino produzca el doble de lo que consume”.
Sabemos y podemos gobernar cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución y las leyes, en base al respeto y al diálogo con los integrantes del Poder Legislativo y del Poder Judicial y los mandatarios de Provincias y Municipios, sometiendo nuestros actos al control de los organismos pertinentes y de la prensa libre y castigando todo acto de corrupción y así reconstruir la confianza y multiplicar la inversión local y externa.

Sabemos y podemos integrarnos al mundo globalizado preservando nuestros intereses y nuestra identidad y sin pelearnos con ningún país, poner fin a la pobreza y a la exclusión, a la inseguridad y el narcotráfico, a la decadencia educativa, al deterioro de la preservación y atención de la salud, al debilitamiento de la familia, al unitarismo real que posterga y doblega a las Provincias, al enfrentamiento y la agresión entre argentinos.
Sabemos y podemos hacer eso y mucho más si la mayoría de mis compatriotas me ayudan y me acompañan en la epopeya de concretar la utopía realista de volver a tener una Argentina grande y un pueblo feliz.

(Peronismo en marcha, 27 de febrero de 2011)