martes, 4 de diciembre de 2012

EL DRAMA DE LOS INDOCUMENTADOS





La cifra parece inconcebible, pero ni siquiera es completa: más de 165 mil argentinos carecen de documentos de identidad. Y el dato sólo revela la cantidad de indocumentados menores de 17 años que viven en zonas urbanas.
No hay estadísticas sobre los mayores de esa edad ni sobre los habitantes de áreas rurales, lo que quizá eleve la cifra de modo apreciable. Tampoco están incluidos inmigrantes que no tienen identidad certificada por el Estado argentino.

El informe que presenta estos datos fue elaborado por un equipo de investigación del programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina y el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp).
En el texto, los investigadores advierten que “no contar con el DNI tiene un impacto negativo en el acceso de las personas a una educación completa, al sistema de salud privado y a las diferentes líneas de seguridad social que brinda el Estado para la población en situación de vulnerabilidad o pobreza”.

Pero no son los únicos efectos negativos de carecer de documento, ya que también se ve afectada la capacidad de ejercer el derecho a voto, la posibilidad de acceder a una cuenta bancaria o a un crédito, y se niega la inserción en el mercado laboral formal.
La segmentación de los datos del informe muestra que hay una relación directa entre la condición social y la carencia de documentos.
Por ejemplo, un menor del conurbano bonaerense tiene tres veces más probabilidades de no tener DNI que uno perteneciente a una ciudad del interior.
En ese sentido, los pobres e indigentes son quienes más sufren el problema, lo que sin dudas agrava su situación cotidiana y les resta oportunidades para superarla.

Según el informe, uno de los mayores inconvenientes radica en la complejidad de los trámites que deben realizarse una vez que se incumplió la norma de anotar el bebé en el registro civil antes de los 40 días de vida.
Pasado ese plazo y hasta los 12 años, hacen falta dos testigos que acrediten el vínculo, mientras que para inscribir a mayores de 12 es necesario una autorización del juez, previa presentación de un abogado en un juzgado de familia.

Si bien la mayoría de los trámites son gratuitos, a los abogados hay que pagarles y a veces ese costo es imposible de afrontar para una familia de bajos recursos. Además, las complicaciones burocráticas y la mala atención desalientan la iniciativa de conseguir los documentos.
Si la carencia de DNI puede ser considerada un síntoma de falta de integración social, se impone una rápida acción del Estado que, mediante campañas de publicidad y acercamiento a los sectores más afectados, reduzca a cero la cifra de indocumentados.

La Voz del Interior, 4-12-12