viernes, 31 de enero de 2014

EL SUEÑO KIRCHNERISTA SE CUMPLIÓ EN NICARAGUA

Ortega logra el poder absoluto y la reelección indefinida

Daniel Ortega, el líder sandinista que en la década del 70 combatió a la sanguinaria dictadura de Anastasio Somoza, logró allanar el camino para aumentar su poder en Nicaragua. El Congreso, dominado por el oficialismo, aprobó el miércoles un polémico proyecto que habilita la reelección indefinida y le otorga mayor atribuciones al Presidente.

La iniciativa, que el Parlamento discutió durante dos días, fue ratificada con el voto de los diputados del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Los legisladores de la oposición, que son minoría, decidieron no asistir a los debates por considerar que la medida sólo busca dar más poder a Ortega.

El mandatario fue presidente entre 1985 y 1990, para luego caer ante los candidatos liberales que se unieron en un solo bloque. Retornó al poder en enero de 2007. En las elecciones de 2011 volvió a presentarse, pese a que la Constitución prohibía otro mandato consecutivo. La Corte Suprema de Justicia (CSJ), en la que la mayoría de los magistrados son de su partido, declararon que la ley no era aplicable a Ortega porque violaba su derecho a ser electo. Así burló la norma constitucional y logró su objetivo de mantenerse en el gobierno cinco años más, en un período que inició en 2012.

Ahora la modificación Constitucional establece la reelección indefinida, abriéndole el camino a una perpetuación en el poder. Al mismo tiempo, el cambio elimina la segunda vuelta electoral y determina que un candidato es vencedor con una mayoría simple de votos. Pero, además, el Congreso facultó al mandatario a emitir decretos con fuerza de ley e imponer y modificar tributos, algo que era potestad del Parlamento.

Por otro lado, el Congreso aprobó una reforma al Código Militar que, de acuerdo a la oposición, le otorga al Ejecutivo mayor control sobre el Ejército. En primer lugar, faculta al Presidente a extender el período del jefe del cuerpo castrense, que antes de la reforma era de cinco años, o bien removerlo por desobediencia. Igualmente permite a los militares participar en las distintas comisiones, consejos e instancias del Ejecutivo que disponga el Jefe de Estado y crea “la Fuerza de Reserva del Ejército”, aunque no explica en qué condiciones podría activarse.

Estas reformas han sido rechazadas por partidos políticos, organismos de derechos humanos y por la Conferencia Episcopal de Nicaragua, por considerar que responden a los intereses del partido gobernante y a la oligarquía político-económica. Los críticos de Ortega, tanto de derecha como de izquierda, lo acusan de articular una enorme concentración de poder que amenaza a la democracia. Con el apoyo de poderosos empresarios, el mandatario ya controla la mayoría de los resortes del poder, como son el Congreso, la Justicia y las Fuerzas Armadas, y ejerce el mandato en forma compartida con su esposa, Rosario Murillo.

El pequeño país centroamericano vive una etapa de crecimiento económico, pero con capitales muy concentrados. Tiene una enorme pobreza que supera el 40 %, y una pobreza extrema del 8 %. La mayor parte de ella está compuesta por campesinos. Ortega palió algo de esta crítica situación con planes de salud y educación, lo que le valió el respaldo de sectores populares. Pero nunca llevó adelante un cambio concreto de estructuras. La desigualdad sigue siendo sumamente alta.

La figura de Ortega es muy cuestionada porque tiene un manejo político similar a los grandes caudillos de la región. Una de las denuncias que más problemas le trajo fue el de su hija adoptiva., Zoila América Narváez Murillo, quien lo acusó de haberla sometido a abusos sexuales y agresiones físicas desde los 11 años. El caso llegó a la Corte Internacional de La Haya, pero luego prescribió.

Actualmente Ortega, de 68 años, es considerado como el presidente con más poder desde el propio Anastasio Somoza. Es más, los que más críticas le hacen son sus viejos compañeros del movimiento sandinista. Dora María Téllez, ex comandante sandinista y miembro del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), consideró que las reformas en curso son “ un traje a medida del dictador Ortega, que aspira a morir en el poder”. Enrique Sánez, diputado del mismo partido, advirtió que se está abriendo un período de inestabilidad en el país. “Todos sabemos cómo comienza, pero no cómo termina”, dijo.


Clarín, 31-1-14