viernes, 30 de enero de 2015

NISMAN: LA CÉLULA K DE LA SIDE ESTARÍA ATRÁS DEL CRIMEN CON AGENTES VENEZOLANOS DE LA SEBIN




Guillermo Cherashny

"Informador Público", 30-1-15

En algunas agencias de inteligencia de los Estados Unidos y Europa ya se suscribe la tesis de la Mossad (el servicio de inteligencia exterior de Israel) que, apenas se produjo la muerte violenta de Alberto Nisman, escribimos en este portal. La misma se refiere a la intervención en el crimen o por lo menos el apoyo logística del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), que al igual que la SI produce inteligencia local y del exterior y cuyo organigrama está parcialmente copiado en el proyecto de la AFI que intenta CFK que se apruebe en el Congreso de la Nación.

Un final siniestro

Fernando Pocino, el director de reunión interior, se encuentra cercano a la presidente, que lo conoce de cuando fue diputada en el ‘99. Pocino se hizo fuerte en al organismo apenas asumió Néstor Kirchner y trabajó con Nilda Garré, Horacio Verbitsky, el comisario general Hugo Matzkin, jefe de la bonaerense y hombre de León Arslanián, y después con el teniente general César Milani. 

Este influyente espía se hace acompañar de un agente, José Mota, que la va de pesado y el 19 de diciembre, junto al nuevo secretario de inteligencia Oscar Parrilli, entraron al organismo Josefina Kelly, novia de Eduardo Wado de Pedro, y Enrique Aurelli, íntimo amigo de Luis D’Elía. Todos los nombrados integrarían la nueva célula K de la SI. Aurelli, aparte de su amistad con D’Elía probada en Twitter, entró a la dirección de asuntos judiciales a patotear de la mano de Juan Martín Mena, el nuevo señor 8, que reemplazó a Francisco Larcher. 

Aurelli anunció que, de ahora en más, toda la Secretaría estaba en manos de Máximo Kirchner, lo que motivó la renuncia indeclinable de Santiago Vila, director de la oficina de escuchas judiciales que fue rechazado por Mena. Pero éste, a los pocos días, le pidió las debilidades de los jueces y fiscales federales. Como dijimos en notas anteriores, ya Larcher y Antonio Stiusso se habían negado a cumplir la orden de la presidente en el sentido que "se saquen de encima a Bonadío". 

La célula K en cuestión se habría puesto entonces en acción "caminando" al juez Bonadío, hasta que apareció el "cisne negro" de Alberto Nisman. A él la célula K de inteligencia lo filmó apenas llegó a Ezeiza y empezaron a "caminarlo" estudiando cómo estaba custodiado y ya por entonces se manejaba la hipótesis de que se contactarían con fuerzas de seguridad para liberar la zona. En este punto habría jugado el apoyo logístico de agentes venezolanos de la SEBIN. En una reunión se habría acordado finalmente "simular" el suicidio de Nisman.