martes, 24 de marzo de 2015

HÉCTOR HERNÁNDEZ EN USINA POR LA JUSTICIA



 espacio promovido por la Dra. Diana Cohen Agrest,
el 17 de diciembre de 2014  




La usina de la inseguridad está en la Universidad
(Radiografía del Garantismo abolicionista)

I.                  La palabra es “Garantismo abolicionista”

Si enfrentásemos al “garantismo” designándolo con ese nombre de “garantismo”,  automáticamente nos colocariamos en “antigarantistas” y debiéramos salir a explicar que no somos partidarios de ningún movimiento totalitario. En cambio así decimos la verdad y les transferimos la carga de probar que no son abolicionistas.

II. Como defendemos en nuestro libro, el Garantismo abolicionista es la principal causa inmediata de la inseguridad argentina

Pero debemos añadir algo. Decimos sin embargo que el Garantoabolicionismo no hubiera prendido entre nosotros:
* Si no predominara una visión que coloca el centro de la moral en el individuo egoísta que ve al otro, y por lo tanto al Estado y a la autoridad, como ya se dijo aquí en la anterior reunión, como ilegítimos.
* Si no se hubiera abandonado a Dios y a toda moral fuerte de la cultura argentina;
*Si no se hubiera separado la política y el derecho de la moral;
*Si no se hubiera cuestionado la distinción fuerte entre el bien y el mal, y la misma noción de libertad, como el Movimiento hace;
* (Esto que sigue parecerá un exabrupto,  pero puedo ampliar). Si no hubiera habido la derrota de Malvinas, con la instauración de una especie de “Órgano Virreynato” que nos ha dejado sin fuerzas armadas ni justicia penal.


III.  Pero volvamos a lo nuestro diciendo que el Dr. Zaffaroni es “el Autor Tipo”

No lo es por su rigor académico, ni por su coherencia, ni por su originalidad, ni porque sea un superorganizador todopoderoso,  sino porque en su segunda etapa es quien:
1) más lejos llegó en los insultos y ataques destructivos contra el sistema penal argentino;
2) más poder alcanzó para destruirlo; y
3) trazó en el no reeditado libro Encuentro un Plan de Lucha para una demolición que se está cumpliendo.
Ahora les voy a decir un chiste y una ironía: nosotros en esta Usina debemos reeditar el libro Encuentro con las penas perdidas.
Y ahora les voy a decir algo en serio: “nosotros en esta Usina debemos reeditar el libro Encuentro con las penas perdidas”. – Por algo no se reedita el “plan…”. Todo está escrito, pero nadie lo lee… salvo Diana y yo…


IV.  Y ahora hagamos la
Radiografía del Garantismo abolicionista,
sintetizando mucho el cap. 33 de nuestro último libro (El Garantismo abolicionista).

         1) Su bandera son las garantías; - que no identifican a nadie porque no hay jurista argentino que niegue las legítimas seguridades constitucionales;
         2) Considera que el sistema penal es ilegítimo, inconstitucional, y contrario a los derechos humanos;  a pesar de reconocer que el Derecho normativo los desmiente, y entonces redefinen a gusto y paladar  los DDHH (“nosotros somos los sacerdotes en esta cuestión”, -sic); 
         3) Niega la distinción entre el bien y el mal, para favorecer lo cual introduce un cambio de lenguaje;
         4)  A consecuencia de tal ilegitimidad propone destruir el sistema;
         5) Pero hacerlo por implosión, quedándose dentro para cumplir el objetivo abolicionista, que según el profesor Elbert es éste: “La justicia penal debe desaparecer”. “Es un caballo de Troya en la Justicia penal argentina”  (La Dra. Diana Cohen Agrest lo dijo).  
         El razonamiento que se usa es éste. Los juristas “progresistas” han peleado contra la opresión el sistema estatal y penal pero las decisiones con influencia social las toman los magistrados. Hay que estar, entonces, en la “agencia judicial” para decidir. Pero los jueces de dicha “agencia” salen de la Facultad de Derecho Y los chicos estudian derecho penal y se reciben por los libros de los autores tradicionales. Hay que quedarse adentro de la “Agencia de reproducción ideológica” (la Universidad) para formar a los “pichones de jueces”, escribiendo de nuevo los libros. Pero, ¿cómo enseñar derecho penal si se está contra las penas?– “Redefiniéndolo” (sic) como el que las reduce y si puede las suprime. Es como hacer el Manual del bombero poniendo su fin en el combate al los excesos del agua … Está escrito… Es el Plan de Lucha.
         6) Usa cualquier medio para demoler ya la Justicia penal, sin esperar ni nuevas épocas ni estudios, con la ley o contra la ley, con una conducta que sea un término medio entre a) imponer muchas penas traicionando al Movimiento; y  b) no imponer ninguna y que los “echen” (sic);
         7) Como todo esto es indigerible, por necesidad retórica propone la zarandaja[1] de medidas substitutivas de las penas que no son penas, fracasadas en todas partes, como ellos mismos lo reconocen en el Anteproyecto de Código Penal;
         8) Parten de dogmas como el del juicio oral mágico y el acusatorio puro que nos han dejado casi sin funcionamiento la justicia penal, atemorizadas y paralizadas las fuerzas de seguridad  y los jueces y alentada la delincuencia;
         9)  Está derogando la prisión preventiva, porque no les importa que los delincuentes sigan matando y proliferando;
         10) Han cambiado el lenguaje penal. Como el Fiscalísimo Marcelo Romero ha hablado del tema en la última reunión, citaré sólo el cambio de “conflicto” en lugar de “delito”;
         11) Según su reciente Anteproyecto de reforma, la Parte general contiene la casi total derogación de las penas de la especial. El 96 % de los delitos se pueden suspender a prueba. Y si no va eso, hay substitución de penas por no penas o… mil elementos más para la lenidad;
         12) Entretanto, con norma nueva o norma vieja interpreta siempre toda regla jurídica en el sentido de que “el tipo zafe” (sic y recontrasic) o “la pase más aliviada” (sic y recontrasic). Confiesan que usan nuevas pautaciones decisorias que no son ni el Código Penal ni la Constitución Nacional escrita ni el derecho natural, y que no respetan para nada la división de poderes;
         13) Todas las causas van a la prescripción, salvo  algunas contra pobres perejiles, agudizando así la “selectividad” que por un lado se denuncia para demoler doctrinalmente, pero en la que se incurre en forma puntual;
         14) Pero el Movimiento es manodurista sin derechos humanos contra: 1) Los que vencieron – con los malos métodos conocidos – la guerrilla checubanista a partir de 1976 y no antes, y contra la policía, para la cual propone el método la castración (sic y resic, cfr. libro Criminología, p. 28) Y 2) Contra los argentinitos no nacidos,  contra los cuales la Corte Suprema dirige una campaña feroz, considerando al asesinato de los pibes no nacidos como un derecho.


         El Autor tipo reconoce que cuando se aplican penas se aplica el derecho penal del enemigo. Él aplica penas… luego … aplica el derecho penal del enemigo. Lo curioso es que esa acusación se la hizo Fayt en la causa Simon a él  (al autor tipo”) y al resto de los firmantes.        
         El Movimiento ha logrado que el hombre de derecho se encuentre en la situación que quería su maestro Foucault: “mi proyecto es, precisamente, conseguir que ´ya no sepan qué hacer´”.
         Por algo decía Vatimo prologando y elogiando al Autor Tipo, al que no entendió ni leyó,  que no se explicaba cómo con esas ideas era juez.


V. Nuestra esperanza

Algunos amigos atribuyen nuestros males al gramscismo garantoabolicionista que, cambiando el lenguaje nos habría cambiado el sentido común. – Algo de eso hay, pero digo que al pueblo argentino no se lo han cambiado.
 Nuestra gente clama porque haya Justicia penal. Por respeto de la dignidad de las víctimas; por respeto de la dignidad del delincuente al considerarlo responsable y libre; capaz de mal pero también de bien y de redención. Al aplicar la pena, que tiene múltiples fines asentados en el primario que es el retributivo, es posible redimir al culpable.
Pero sin Justicia penal  no se podrá.
Estamos en una lucha.
Una dura lucha – diría Heráclito- por las murallas de la Argentina.
Muchas gracias.





Palabras improvisadas en el diálogo posterior,
ahora redactadas escritas con leve reformulación sobre la base de algunas palabras de guión

Estamos ante dos elementos, uno que diríamos “material”, el auge de la Criminalidad y  de la Inseguridad, y el dato intelectual de la Usina ideológica, esto es que aquello es promovido por el Garantismo abolicionista, su principal causa.
Éste es el núcleo y no hay que perderse en detalles, por ejemplo tratando de lograr algunas medidas procesales o penales… Darle mucho valor a eso sería entrar en el juego del Movimiento.
El Autor tipo pasará. En poco tiempo la gente, incluso los que lo apoyaron para que sea Juez y lo alabaron porque en julio de 2003 era “políticamente correcto” hacerlo, y estos hasta con más fuerza que el resto, dirán que “el rey estaba desnudo”.  Y dirán, hipócritamente: “¿cómo alguien ha podido apoyarlo”? (De quiénes lo apoyaron hay actas… hay carpeta… de todo ¡eh!). Pero quedarán ideas que él no inventó… porque el dogma del juicio oral, el dogma del acusatorio puro, el dogma del derecho penal de acto entendido como si la conducta no fuera de la persona, el dogma de que la prisión preventiva sólo procede por peligro procesal, el dogma de aplicar “los pactos internacionales” que conculcan nuestra soberanía,  el dogma de que el único sentido de la pena es utilitario o directamente que las penas no tienen sentido o que “el derecho penal está en crisis”, o el dogma de la doctrina del árbol venenoso, o el dogma de que los derechos humanos son de los delincuentes contra el Estado, vienen de antes y seguirán y nos seguirán sumiendo en la inseguridad.
Porque Zaffaroni no es un genio. Sin negarle mérito académico a su primera etapa ni capacidad, su promoción estelar fue obra de elementos claramente extrínsecos. Entre otros “el órgano Virreynato”. Que usado convenientemente aquél, ahora promoverán ahora a otro “genio del derecho de reemplazo”, que de buenas a primera aparecerá como el Superjurista,  un genio, oponerse al cual será “políticamente incorrecto”. Y vuelta a sufrir la Argentina desmemoriada …
Lo principal de nuestra tarea es la divulgación  de lo que pasa. Esto ya es acción, y la acción más eficaz. Debiéramos publicar estas cosas que aquí se dicen. ¿“Cuadernos de la usina”?...  
Y así constituirnos en verdadero factor de presión. Aunque se consigan cosas concretas, para presionar  hay que quedarse fuera. No hay que engolosinarse con medidas instrumentales que se obtengan.
Sin perjuicio de alentar a todos los que se “metan adentro”. Para crear un verdadero clamor social desde esta Usina. Y que no nos absorban.
En ese sentido, aprendiendo del Garantismo abolicionista,  debemos dejar las cosas siempre como en estado provisorio. Debemos dejar “la cosa abierta”.
Ni locos debemos llamar aquí a los candidatos a Presidente ilusionándonos con nada que nos digan. A este auditorio donde hay madres del dolor nadie le puede decir que no.
[Agregado que hago posterior: Dicho sea de paso, todos o casi todos los que vengan debieran, por lo menos, acreditar que se opusieron en su momento o que no apoyaron la candidatura del Autor Tipo en 2003… y que no contribuyeron al pedestal falso… ¿Por cuánto tiempo debimos escuchar que tenía ideas extravagantes pero que era un genio del derecho? Y si en su momento no se opusieron, una de dos, a) o son ignorantes que no saben nada de lo que pasa en la cultura argentina y en el derecho argentino, o b) o son cómplices].
Nos prometerán el oro y el moro porque a estas madres doctoradas en el dolor nadie les puede decir que no, y querrán ganar nuestros votos. Está cantado que querrán que principal o principales líderes de esta Usina sean sus candidatos. Les harán el “abrazo del oso”. Pero después, en otros lugares harán lo que le venga bien al auditorio en que estén, o lo que les marque el poder dominante, o los poderes que los financien y el poder de los medios de prensa que apoyaron hasta aquí la destrucción de la Justicia penal y pusieron por las nubes a quien venía a destruirla y en gran parte lo logró.
Muchas gracias.

Héctor H. Hernández
Autor de El Garantismo abolicionista



[1] Cosa menuda, sin importancia.