miércoles, 13 de mayo de 2015

¡HAY QUE SEGUIR PONIÉNDOSE, NO MÁS...!


Homilía de monseñor Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma, para el domingo 10 de mayo de 2015

Aica, 13-5-15

En la última Homilía les comentaba que “meterse” en política es uno de los “mundos” a misionar con premura… Por lo tanto la política es uno de los campos propios de la misión de la Iglesia. Los Pastores orientando y el laicado bautizado ejecutando desde la emisión del voto en coherencia con el Evangelio de Jesús, hasta dado el caso con el compromiso político en dirigencia partidaria impregnada de mentalidad cristiana.

Esta enseñanza que viene de lejos, todavía causa escozor en gente piadosa y malestar en gente con ideologías adversas o al margen de la FE Cristiana.

Felizmente ha ganado sólida aceptación y seriedad doctrinal en la Teología Católica.

Pastoralmente, los Obispos latinoamericanos vienen enseñando con valentía y claridad que la Fe Cristiana “ha de manifestarse en toda la vida aún en su dimensión económica, social y política” (1). La teoría se ha clarificado y se sustenta en cada plenario episcopal católico con mayor firmeza. Se viene proclamando que hay que abrir “surcos” en todas las estructuras de la sociedad humana para posibilitar sembrar la semilla del Evangelio.

Lo que no se ve claro es el cómo sembrar el Evangelio en las estructuras que la Sociedad humana se va dando en permanente evolución histórica.

En la Iglesia Católica, de modo particular después del Concilio Vaticano II, no faltan iniciativas de pastoral para evangelizar la política. Pero no llegan a transformar la mentalidad del pueblo en particular de pobres y marginados Las iniciativas en este sentido, de hecho, quedan reducidas a centros de formación de élites.

No fue así en los orígenes cristianos. Por eso, S. Pablo anima constantemente a las comunidades cristianas a esmerarse en cambiar de mentalidad para encarar la vida cotidiana en todos sus aspectos con los pensamientos y sentimientos de Jesucristo, el Señor. Y lo lograron… En una sociedad religiosa sectaria y dividida entre amigos y enemigos; en una sociedad ordenada jurídicamente por el poder dominador absoluto de unos pocos servida por una mayoría esclavizada y marginada; con gente opulenta y gente sumida en la miseria. 

En esta sociedad violenta e injusta fue surgiendo una “nueva raza de mujeres y hombres”, al decir de un historiador pagano. Una sociedad con nuevas relaciones, un nuevo modo de convivencia humana. Surgió así, una convivencia fraterna, solidaria, equitativa, justa, unida en mutua ayuda desde la diversidad de origen étnico y cultural. Un milagro de cambio histórico. A esos “grupos humanos” que iban surgiendo en esa determinada época, los comenzaron a llamar “cristianos” porque comentaban que habían optado[/n] encarar sus vidas con las enseñanzas de un judío que había muerto, condenado por sus compatriotas pero vivía Y la [c]fuerza de su presencia entre ellos los animaba y fortalecía en cambiar la convivencia de tal suerte que todos veían en los demás: hermanos-hermanas de ese tal Jesús que murió pero resucitó.

Así de simple y sencillo es el origen de lo que, hoy, llamamos Iglesia, Pueblo de Dios…La Iglesia de los orígenes-en síntesis- fue un grupo de hombres y mujeres que optaron por vivir en coherencia con lo que hoy llamamos el Evangelio de Jesús.

Esta Iglesia con rostro de familia compuesta por hermanas y hermanos en convivencia equitativa, solidaria en un alegre compartir en armoniosa comunidad respetuosa de diferencias de edad y costumbres de cultura, oficios y trabajos. Esta “Iglesia” que honra a Dios y al hombre, esta Iglesia que muestra a un Dios con amor de Padre y convoca para vivir la Paz y la Felicidad que ansía el corazón humano, ¿cuánto tiempo fue buena noticia para la sociedad humana? En forma notable y universal durante los tres siglos de la era cristiana. Y a tal punto que la Iglesia de los orígenes ha llegado a ser la Iglesia paradigmática para todos los tiempos, el modelo querido por Jesús para su Iglesia. Entonces, tenemos que ponernos –hoy– a hacer lo que hizo la Iglesia de los orígenes.

(En próximas homilías intentaremos desarrollar el “hoy” de la Iglesia soñada por Jesús)

Mons. Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma
(mehm@fibertel.com.ar)

Nota

(1) Documento Final de Puebla N° 215