sábado, 11 de julio de 2015

EL PAPA, EVO Y EL CRUCIFIJO COMUNISTA


Por Ricardo Puentes Melo
Julio 9 de 2015

El regalo del crucifijo comunista que Evo Morales le dio al Papa Bergoglio, es mucho más que una muestra de la indigencia mental que caracteriza al presidente boliviano; es una manifestación clara de lo que es el “marxismo cultural” aplicado por el Foro de Sao Paulo en nuestros países latinoamericanos.

Dentro de la combinación de todas las formas de lucha, el comunismo instituye en las naciones a donde llega, este marxismo cultural que no es otra cosa que la subversión contra los principios y valores morales sobre los cuales un pueblo parte para construir su identidad y avanzar hacia el progreso.

Por ello, el comunismo ataca valores como la familia, el género, la raza, el arte y la estética y, por supuesto, la religión, con la excusa de que tales valores son obsoletos, retrógrados, imperialistas y opresores. Pero su propósito no es otro que el de destruir la civilización occidental, con todos sus preceptos de libertad individual, libre empresa, etc., para instaurar su modelo totalitario con dosis anestésicas de lo que ellos llaman “progresismo”.

Siendo una ideología atea por antonomasia, el comunismo no tiene empacho en proclamarse como cristiano si esto sirve a sus intereses específicos. Por ello es que penetraron instituciones, como la misma Iglesia Católica, fortaleciendo cuerpos poderosos financieros, militares y de doctrina, como los jesuitas, para adoctrinar países católicos bajo el disfraz cristiano de doctrinas demoniacas, como la “Teología de la Liberación”, ideada por los jesuitas para sembrar las naciones con horrores y muerte a granel mediante ese amasijo incoherente entre cristianismo y marxismo.

En Colombia tenemos jesuitas que apuntalan la subversión, como el cura Giraldo y el mismo provincial, Francisco de Roux (según las numerosas denuncias penales en su contra), y hemos tenido otros de otras órdenes religiosas, como Camilo Torres Restrepo, el Cardenal López Trujillo, el español cura Pérez –fundador del ELN- y varios más.

En Bolivia también tuvieron sus curas guerrilleros, exaltados a la categoría de mártires por los cerebros del marxismo cultural para contaminar las mentes juveniles con delirios mesiánicos de que el cristianismo busca establecer el Reino de Dios en la tierra mediante el asesinato, la barbarie, el secuestro y el genocidio de los mismos cristianos a manos del comunismo.

En ese martirologio boliviano está el jesuita español Luis Espinal Camps, quien llegó a ese país suramericano con el propósito de avivar y fortalecer el odio de clases usando, además, una herramienta comunicacional muy de moda en los años 70: la televisión. El gobierno que el cura combatía, le entregó un espacio televisivo que Espinal utilizaba para atacarlo, desprestigiarlo y atizar el fuego de la violencia. Entrevistó guerrilleros marxistas haciendo apología de sus delitos, hasta que el gobierno le canceló el programa.

Grupos al margen de la ley, que en la época ya llamaban “paramilitares” lo secuestraron, torturaron y asesinaron en 1980.

Pues el diseño del crucifijo comunista que Evo le regaló al Papa Francisco, se le atribute precisamente a este jesuita, orden a la que también pertenece el Papa, quien también le rindió un homenaje al cura guerrillero en el Plan Autopista, donde lo hallaron muerto. Dijo el Papa que: “Luis Espinal es un hermano nuestro que fue víctima de intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia”. Y luego pidió que todos rezaran por él y “su pontificado”. “Predicó el evangelio y ese evangelio molestó, y por eso lo eliminaron”, sostuvo.
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