miércoles, 6 de abril de 2016

PODEMOS

 El origen del partido español

No parece casual que las revelaciones hechas por ABC, sobre los 7 millones de euros pagados por Chávez a los podemitas para importar revolución a España se produzca en la precampaña electoral. Si nadie hasta ahora (ni Fiscalía, ni tribunales, ni Junta Electoral, ni el Gobierno del PP) ha movido un dedo para evitar que un partido totalitario y proterrorista entrara en la liza electoral hace ya dos años, tendrá que ser el cuarto poder quien expurge su impresentable pasado.
En este sentido, el servicio que ha rendido ABC es impagable. Ya que aporta documentación de que el ‘gorila rojo’ entregó algo más de 7 millones de euros a CEPS, la fundación de la que salió Podemos, para crear un partido  en España, “propiciando en ese país cambios políticos aún más afines al gobierno bolivariano”.

La prueba es un informe titulado «Punto de cuenta al Comandante Presidente de la República Bolivariana de Venezuela», con fecha 28 de mayo de 2008. Lo redactó el entonces ministro bolivariano de Finanzas, Rafael Isea, y lo aprobó de su puño y letra el comandante Hugo Chávez.

Eso explica muchas cosas: las ínfulas comunistas de Iglesias y su troupe; su programa totalitario; sus delirantes propuestas en materia económica; sus simpatías por Bildu; su alergia a firmar el pacto antiyihadista o a condenar el atentado de Bruselas -en el caso de alguno de sus ediles-; el regalo envenenado de Juego de tronos al rey Felipe, simbólico si se quiere pero tremendamente significativo; o la apología de la violencia y de la guerra como instrumentos políticos que permean los discursos iniciales de Iglesias.

En el pecado original lleva Podemos la penitencia. Sobre todo porque la revelación -esperada y esperable- de sus genes bolivarianos se produce justo cuando el partido pierde fuelle en las encuestas de intención de voto, devorado por sus luchas intestinas y la pésima gestión de sus ediles.
Tampoco la negociación de estos meses largos de postelecciones ha ayudado demasiado, pues ha sacado a la luz la desmedida ambición de Iglesias, su autismo y su nulo sentido de Estado, desvelando su verdadero rostro. No está cerrado aún el proceso y no sabemos si finalmente entrará el podemita en alguna quiniela de poder, pero en estos meses tras las elecciones del 20D ha perdido mucho crédito. 

Sospechábamos de su limpieza de sangre democrática, pero tras las pruebas de su origen bolivariano, con el propósito expreso de dar la vuelta a la tortilla en España, no caben ya dudas.
Ahora es la Fiscalía la que tiene la última palabra. Debe investigar. Otra cosa es que lo haga. Nos tiene muy mal acostumbrados.

[Con información de ABC y Actuall].