martes, 22 de mayo de 2018

CRISIS DE DEUDA DEL BANCO CENTRAL



Por Héctor GIULIANO
(19.5.2018)

La corrida contra el Dólar – no contra el Peso – que hasta ahora hizo perder unos 10.000 MD[1] de Reservas Internacionales (RI) al Banco Central (BCRA) en dos meses – tuvo la semana que pasó un desenlace extraordinariamente favorable para los capitales especulativos que operan en el Mercado de Lebac – Primario y Secundario – dado que el gobierno Macri renovó 616.000 M$ del mega-vencimiento de letras del día 15.5 y emitió incluso otros 5.000 M$ de letras nuevas otorgándoles a los acreedores tasas de interés que son récord en la Argentina y en el Mundo.

Esto se logró – un éxito según los funcionarios macristas - a un costo financiero altísimo porque el BCRA elevó sus tasas de interés por las Lebac del 26-27 % anual que había pactado el mes de Abril al 40 % que reconoció este mes de Mayo, para los plazos que en su gran mayoría van de los 36 a los 63 días.
Las nuevas colocaciones se hicieron en línea con las tasas de rendimiento que el propio BCRA venía pagando en los últimos días en el Mercado Secundario, con la importante participación paralela de los bancos oficiales y del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES en la compra de letras – de modo que el gobierno habría rescatado así más de 60.000 M$ de Lebac durante la crisis cambiaria de las últimas semanas.

Esto es, que se pudo reducir una parte de la masa de vencimientos del 15.5 apelando al rescate anticipado de obligaciones en letras, y ello – como en los tiempos del Kirchnerismo – se hizo a costa de  un significativo aumento adicional de la Deuda intra-Estado.
Fue así que el mega-vencimiento – que era de unos 680.000 M$ para el 15.5 –  se presentó  disminuido para el martes 15.5 a los 616.000 M$ citados, que fueron motivo del re-endeudamiento con la licitación de ese día.

Cabe recordar, además, que simultáneamente con estas obligaciones cuasi-fiscales de corto plazo el BCRA debe otros 300.000 M$ por Pases Pasivos, que son operaciones a sólo 1 y 7 días de plazo; y que se remuneran con el mismo nivel de tasas de referencia.
Al 15.5 – última información oficial disponible - el stock de todos estos pasivos de corto y cortísimo plazo del Banco por Lebacs y pases era así superior a 1.5 B$.

CUADRO DE SITUACIÓN  
Como producto de la maniobra extorsiva de los grandes tenedores financieros de las Lebac y Pases Pasivos por arbitraje entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés – me das mayor tasa o me paso al dólar, aumentando la corrida cambiaria y su traslado a precios – el BCRA sufrió el efecto combinado de la tríada de variables especulativas clásicas y relacionadas entre sí de tipo de cambio, tasas de interés e Inflación:

a) aumento del dólar por la fuerte baja de reservas derivada de la salida de capitales que estaban colocados en pesos en letras del BCRA y en letras/bonos del Tesoro, que se vendieron abruptamente y tales fondos en pesos fueron a la compra de dólares,
b) aumento de las tasas de interés de las Lebac y del corredor de pases por parte del BCRA para intentar retener las colocaciones en Lebac y frenar con ello el aumento del dólar (cosa que no se logró totalmente), lo que implica un encarecimiento mayúsculo de los pagos de intereses para los nuevos títulos emitidos, y
c) incremento adicional de la Inflación por traslado a precios de la devaluación del peso, del brutal incremento de las tasas de interés y del paralelo aumento que se está produciendo de los precios en general y de los Precios/Tarifas de Servicios Públicos en particular .[2]

La corrida cambiaria hacia el dólar y la consiguiente suba de las tasas de interés del BCRA provocó un importante doble efecto a raíz de estas operaciones porque: por un lado, se produjo un pérdida de reservas internacionales – que son los principales Activos del Banco – y por otro lado, se dio una reducción del stock de Lebac (aunque muy relativa porque no todos los pesos que salieron de títulos públicos provenían de letras del BCRA); pero simultáneamente se registró un fortísimo aumento del pago de intereses por  las Lebac - que son los principales Pasivos del BCRA – con lo que aumentaron extraordinariamente los Intereses a Pagar por el Banco (Pérdida por Intereses Pagados).

El BCRA paga anualmente unos 350.000 M$ por concepto de Intereses de las Lebac y ahora – de mantenerse el brutal aumento de las Tasas de los últimos días, que fueron llevadas del 27.25 al 40 % anual, podría pasar a 450.000 M$, es decir, unos 100.000 M$ más.
Prorrateado por 12 meses, esto significa que de aquí a la próxima licitación mensual de Lebac los tenedores de las letras – que en conjunto cobran unos 25.000 M$ de intereses por mes pasarían a ganar un adicional de otros 8.000 M$ en sólo 30 días.
Son niveles de endeudamiento cuasi-fiscal (del BCRA) y gastos públicos por servicio de intereses absolutamente insostenibles para cualquier administración normal del Estado; y que, como agravante, se suman a los del Tesoro Nacional.[3]

Como el Gobierno Central y el BCRA son dos caras de una misma moneda en materia de endeudamiento del Estado los efectos monetarios y cambiarios se reflejan simultáneamente en las cuentas respectivas.
Con un importante fenómeno, que se está produciendo y no parece advertirse adecuadamente: que estas cuentas (fiscales y cuasi-fiscales) tienen  un sesgo relativamente favorable  – medidas  en dólares – porque producen una licuación de la deuda en pesos mientras preservan el valor de las obligaciones contraídas en moneda extranjera y/o atadas a cláusulas de indexación por tipo de cambio.

Siendo importante destacar que la mayoría de la Deuda en Pesos está contraída como Deuda intra-Estado y, por ende, el perjuicio por esta desvalorización – siempre expresada en dólares – le cae al propio Estado (con el FGS de la ANSES, Bancos Oficiales y otros Entes Públicos a la cabeza).
Las consecuencias de estos movimientos en el tipo de cambio y las tasas de interés, por ende, no son neutras en la estructura de la Deuda Pública y no lo son particularmente en el caso del BCRA, donde presentan incluso variantes especiales.

En efecto, como las Reservas están compradas con Deuda (Lebac) estas operaciones serían teóricamente compensatorias – por disminución simultánea de activos y pasivos – pero, en su conjunto, tuvieron una importante y paradojal incidencia en el cuadro financiero-contable del BCRA, sobre todo en lo tocante a la citada licuación de pasivos en pesos, visible cuando se los expresa en dólares equivalentes.[4]


CONDICIONANTES FINANCIEROS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA
El BCRA no aumenta la Tasa de Interés para contener la Inflación sino para controlar la cotización del Dólar.
De hecho, el extraordinario aumento de las tasas y la venta de reservas no influyó contra el aumento de Precios sino, por el contrario, se sumó a la Inflación creciente, por vía del costo financiero y el traslado parcial de la devaluación a precios, llevando el desequilibrio muy por encima de la Meta de Inflación del 15 %, hoy con una inflación real del 24-25 % anualizada.
Más aún – como ya lo hemos explicado en otras oportunidades – la inflación de precios le sirve al gobierno por partida doble: para bajar los ingresos reales de los trabajadores, la clase pasiva y los planes sociales mientras que sus ingresos no quedan afectados gracias al efecto del impuesto inflacionario.
Por eso el gobierno Macri no lleva controles de precios y deja que masiva y sistemáticamente las empresas y comerciantes remarquen discrecionalmente los precios de bienes y servicios, contribuye a la inflación con el aumento de Precios/Tarifas de Servicios Públicos, de Presión Tributaria y de altas Tasas de Interés, factores todos ellos que son componentes determinantes e inmediatos en el aumento de los precios de la Economía.
Y el tipo de cambio, por devaluación del Peso frente al Dólar, junto con la tasa de interés es también el más usual, directo y deletéreo factor determinante de la Inflación Interna por traslado de la devaluación a los precios.  
Por otra parte, es necesario tener presente que estrictamente hablando no es cierto que el Tipo de Cambio en la Argentina sea hoy Libre y Flotante porque el BCRA lo regula directamente, si es necesario – con intervenciones vía venta de divisas, como lo ha venido haciendo en las últimas semanas – pero fundamentalmente lo regula a diario en forma indirecta, a través de la Tasa de Interés.
Es por eso que la Tasa de Interés – que regula el BCRA – no tiene el objetivo primario de frenar la Inflación sino de regular la cotización del Dólar, que no es lo mismo.
Es parte del mecanismo que interactúa permanentemente coordinado desde el gobierno con el macro-negocio de los capitales especulativo-financieros o capitales golondrina, porque cuando el BCRA aumenta la tasa de interés atrae capitales externos y/o retiene los ya colocados en dólares – que sobrepasan la demanda de divisas y ayudan así a mantener baja su cotización – y, por el contrario, si baja la tasa de interés estos capitales migran según el tipo de cambio y aumentan la cotización del Dólar. Siendo el posterior traslado a precios (pass through) no el problema principal sino un problema derivado de lo anterior.
Y todo esto puede hacerse y se hace en sólo cuestión de horas o – como lo hemos visto en estos días pasados – con altibajos durante el correr de la misma jornada.
Dada la magnitud de las cifras en juego – que exceden la eufemísticamente llamada capacidad de fuego del BCRA para atender este tipo de corridas cambiarias – la Argentina no posee hoy reservas propias ni mínimamente suficientes para poder contener las operaciones de estos capitales buitre, que pueden distorsionar el funcionamiento de todo el sistema financiero en menos de 24 horas y con ello arrastrar a una crisis financiero-económica generalizada y también a la caída política del gobierno Macri.[5]
El negociado básico de la Globalización Financiera reside esencialmente en el arbitraje entre Tipos de Cambio y Tasas de Interés, para lograr que – estabilizando el tipo de cambio para garantizar los valores monetarios de entrada y salida de capitales golondrina - esos capitales externos puedan obtener ganancias récord en el país cambiándose a pesos y colocándose a tasas que en la Argentina son un múltiplo de las internacionales.   
Pero las turbulencias vividas en las últimas semanas – y los mayúsculos negociados hechos al amparo del secreto de las informaciones oficiales en la materia – escaparon a la coordinación y control de las autoridades macristas, sea por ineptitud, por connivencia o por ambas cosas a la vez.
En estas circunstancias es explicable (que no es lo mismo que justificable) que el presidente Macri – frente al abismo que media entre las expectativas que trata de vender a la opinión pública y las crudas realidades que vive su Administración – haya decidido pedir asistencia financiera urgente al FMI y que éste, en su rol de auditor garante de los pagos del país a los acreedores del Estado, vaya a tomar la supervisión o monitoreo directo de la Política Financiera Fiscal de la Argentina.

FMI E INDEPENDENCIA DEL BCRA
La peculiaridad del urgente pedido de ayuda del gobierno Macri al FMI parece explicada más por la necesidad de salvataje al BCRA que al propio Tesoro Nacional, dado que éste ya viene llevando a cabo su programa gradual de ajuste fiscal – explícito y/o encubierto – desde que asumió el poder en Diciembre de 2015 – y que aparentemente no dependería de tal asistencia urgente para llegar a las metas fiscales (que ya fueron modificadas en línea con las exigencias del Fondo).
El BCRA, en cambio, se encuentra en la encrucijada de no poder hacer frente a la concentración de vencimientos de sus impresionantes deudas a corto y cortísimo plazo.
La irresponsabilidad total en el crecimiento descontrolado de la emisión de letras y pases pasivos, el sostén total de las reservas internacionales con las deudas a corto plazo en Lebac y el empapelamiento del Banco con Títulos Públicos impagables del Gobierno (herencia del gobierno Kirchner) y del mantenimiento de otra masa de créditos sin valor por Adelantos Transitorios al Tesoro (mantenida por la actual administración) han llevado a una situación crítica a la Institución.[6]

Las financieramente ruinosas licitaciones mensuales de Lebac - a costos astronómicos de pago de intereses para el Banco y para el Estado Argentino - los montos crecientes de tales vencimientos y los negociados calzados merced a toda una batería de disposiciones macristas dictadas a favor de los capitales especulativos, han llevado la situación del BCRA a esta situación insostenible.
En tales condiciones, el BCRA necesitaría paliar el estrangulamiento financiero absoluto que tiene por sus pasivos en letras y pases pasivos tratando de patear para adelante sus compromisos – idea de alargar los plazos de las Lebac que se renueven a más de 200 días, cuando hoy más de la mitad del stock está colocado a 30 días -  y/o traspasar progresivamente la mayor parte de estos pasivos a corto y cortísimo plazo canjeándolos por Letras del Tesoro (Letes) o Bonos de la Deuda Pública, ambos a mayor plazo.
Sería una suerte de Plan Bonex (1989) pero no compulsivo sino voluntario.[7]

Sin embargo, para llevar a cabo una operación de este tipo se necesita una amplia y fuerte apoyatura financiera internacional y también acuerdos bilaterales con poderosos Fondos de Inversión externos – como los recientemente ingresados al país BlackRock y Templeton (con licitaciones de bonos BOTE armados de urgencia y aparentemente a pedido) – como así también el OK de los Países Desarrollados (empezando por los Estados Unidos) y de los Organismos Financieros Internacionales (con el FMI a la cabeza).
Y para ello sería coherente que la asistencia financiera pedida de urgencia por el presidente Macri para obtener un préstamo stand-by (que es un crédito contingente) de “alto acceso” o trámite rápido, no sea en la práctica para destinarlo al Tesoro sino al BCRA, a los fines que éste pueda garantizar así el proceso de conversión gradual de sus letras a otros títulos a más largo plazo o bien directamente a nuevos Bonos del Tesoro; y además para seguir sosteniendo artificialmente su desequilibrio financiero estructural..
Pero las combinaciones posibles sobre lo que pudiera ocurrir son múltiples y las conversaciones en curso son secretas, de modo que sólo cabe esperar a que tomen estado público los anuncios acerca de los arreglos cuando sean pactados en firme.

Mientras tanto, el BCRA afronta la angustia del próximo mega-vencimiento de Lebac del Martes 19.6, por un monto de 660.300 M$ (sobre un stock de letras de 1.11 B$), que equivalen hoy a 26.800 MD. Cifras tan conflictivas como inmanejables.
Una ayuda del FMI de este tipo – reemplazando la Deuda cuasi-fiscal existente con Acreedores Privados por Deuda con el Organismo Internacional - pudiera salvar las apariencias del BCRA frente a su crisis estructural por Iliquidez e Insolvencia, pudiera servir para emparchar su situación financiero-contable con el préstamo externo y lo afianzaría en la idea de independencia del Banco con respecto al Gobierno.

ALGUNAS CONCLUSIONES
En base a los pocos dados oficialmente conocidos, en medio del tratamiento secreto de todas las informaciones ligadas a las operaciones en letras (Lebac/Leliq), Pases Pasivos (a 1 y 7 días) y Letras Overnight (de subsidio a los Bancos por menos de 24 horas), de los actores por las compras y salidas del país de divisas sin identificación de sus operadores, de falta de un censo de los acreedores por Lebac y de otros pasivos del BCRA, de los titulares de nuevos contratos de Dólar Futuro en los mercados Rofex y MAE, etc. es imposible sacar conclusiones en firme.
Sin embargo, algunas cosas irían quedando bastante claras hasta ahora:

a)    La ayuda financiera de emergencia al FMI sería más para salvar de la quiebra técnica al BCRA que para auxiliar hoy al Tesoro. Y el Plan de Ajuste Fiscal que se impone es para que el Tesoro sostenga al BCRA y no a la inversa-
b)    El BCRA no defiende el valor del Peso sino el valor del Dólar, porque ésa es la moneda fuerte con la que se miden todas nuestras cuentas fiscales y cuasi-fiscales y consecuentemente, los niveles posibles de pago de intereses crecientes frente a la nueva Ola de Endeudamiento extraordinario que retoma el presidente Macri en el marco de su Política de Gobernar con Deuda.
c)    Es coherente pensar que uno de los objetivos clave subyacente en todo este proceso sea una Devaluación gradual o progresiva del Peso bajo medidas recesivas que contengan el traslado de dicha devaluación a los Precios, de modo de ir logrando una baja generalizada de los salarios reales en dólares y  del llamado Costo Argentino en general, a los fines de terminar garantizando una futura nueva Tablita Cambiaria – por convergencia entre incrementos del tipo de cambio e Inflación y aumento de Salarios por debajo de la Inflación.

Dada la ineptitud, la descoordinación y la corrupción de la administración Macri para poder lograr resultados en este tipo de objetivos, el FMI intervendría así para supervisar y controlar en forma directa – con monitoreo según avances trimestrales – el cumplimiento de nuevas metas financieras y fiscales, para poder completar así el mandato macrista en lo que resta del bienio 2018-2019.
Y para ello es necesario defender a rajatabla el sagrado principio de la independencia del BCRA, un eufemismo bajo el que se esconde la realidad de un gobierno bicéfalo donde el BCRA manda sobre el Poder Ejecutivo y los Acreedores de la Deuda Pública – con la auditoría permanente e institucional del FMI – mandan sobre el BCRA.   





[1] Las abreviaturas MD/M$ significan Millones de Dólares/Pesos respectivamente y B$ - Billones de Pesos. Todas las cifras se expresan con redondeo, razón por la que pueden darse mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
[2] Estos temas ya fueron tratados por el autor en tres trabajos recientes: “Crisis de Deuda, Dólar y Tasa de Interés” (28.4.2018), “Crisis de Deuda y Emergencia Financiera Macri” (5.5.2018) y “Fondo Monetario y salvataje al Banco Central” (12.5.2018).
[3] Según la Ley 27.431 de Presupuesto 2018 el Estado Central paga unos 407.000 M$ anuales por Intereses de la Deuda Pública (que son independientes de los que paralelamente paga el BCRA).
Ayer acaba de editarse en la página web del Ministerio de Finanzas (MF) el último Informe de Deuda Pública,   con los datos al 31.12.2017, y éste arroja un saldo a esa fecha de 334.700 MD. La Deuda aumentó así 55.800 MD durante el año mientras que en el Presupuesto del Ejercicio estaba previsto que aumentara 38.200 (17.500 MD más), lo que conlleva un incremento adicional sustancial del quantum de los intereses devengados a pagar durante el corriente año porque aumenta el stock de la Deuda y los Intereses lo hacen en una proporción mayor.     
[4] El estado financiero-contable del BCRA hoy ha quedado conformado en forma bastante peculiar después de la crisis cambiaria de las últimas semanas:
a)             Las Reservas Internacionales han bajado en dólares – de  61.700 MD al 31.3, a 56.600 MD al 30.4 y 52.700 MD al 15.5 – pero por efecto de la devaluación del peso han aumentado en moneda nacional: de 1.2 B$ al 31.3 y 30.4 a 1.3 B$ al 15.5.
b)            Los Adelantos Transitorios al Tesoro se mantienen estables en pesos – unos 519.000 M$ - pero han disminuido expresados en dólares: de 93.700 M$ a 87.900 MD para las mismas fechas.
c)             Este fenómeno es muy importante porque – como vamos a seguir viendo – se está produciendo una fuerte licuación de las deudas cuasi-fiscales del BCRA por obligaciones en pesos como derivado de la devaluación de las últimas semanas.
d)            De la misma manera, el Activo Total del BCRA tuvo un decremento en dólares – 172.200 MD al 31.3, 166.100 MD al 30.4 y 153.600 MD al 15.5 – pero un aumento contable en pesos: de 3.5 B$, 3.4 B$ al 30.4 y 3.8 B$ al 15.5.
e)             La evolución de la Base Monetaria (BM) fue más estable: 993.500 M$ ( 49.400 MD) al 31.3, 999.400 M$ ( 48.300 MD) al 30.4 y 1.1 B$ ( 42.700 MD) al 15.5; lo que explica el aumento del tipo de cambio teórico de referencia al dividir la BM por las RI, que daba 16.13 $/US$ al 31.3 (993.500 M$ BM / 61.700 MD RI), 17.65 $/US$ al 30.4 (999.400 M$ / 56.600 MD) y 20.58 $/US$ al 15.5 (1.1 B$ / 52.700 MD).
f)             La variación más notable – por su licuación en dólares – fue la de las Lebac, que pasaron de 1.4 B$ a 1.3 B$ y a 1.2 B$ al 31.3, 30.4 y 15.5 respectivamente pero expresadas en dólares tuvieron una baja más que proporcional a la de su merma de stock en pesos, pasando de 68.700 MD a 64.100 MD y 48.400 MD respectivamente. Esto es, que con la devaluación del peso se produjo una fuerte disminución (en dólares) de los pasivos en letras del BCRA.
g)            Algo parecido ocurrió con los Pases Pasivos, que aumentaban paralelamente a esta reducción del stock de Lebac por pasaje de los capitales financieros de letras – más de la mitad de las cuales están colocadas a plazos de 28-30 y ahora 36 días – a pases, que son a sólo 1 y 7 días. Así el saldo de Pases se movió de 288.900 M$ ( 14.300 MD) al 31.3 a 285.000 M$ ( 13.800 MD) al 30.4 y a 303.300 M$ ( 12.200 MD) al 15.5, lo que muestra también una reducción de estas obligaciones de cortísimo plazo medidas en dólares.
h)            En contrapartida, el rubro Otros Pasivos (fundamentalmente el swap con China) pasó – para las mismas fechas – de 214.700 M$ ( 10.700 MD) a 220.700 M$ ( 10.700 MD) y a 222.200 M$ ( 9.000 MD, una baja de casi 2.000 MD durante la primera quincena de Mayo, que pudiera corresponder a cancelaciones parciales pero que no han sido informadas como noticia).
El tipo de cambio mayorista del BCRA tomado a los efectos de todas estas conversiones monetarias peso-dólar fue de 20.1433 $/US$ al 31.3, 20.6917 $/US$ al 30.4 y 24.7997 $/US$ al 15.5.
Estas densas relaciones financiero-contables tienen por finalidad demostrar que paradójicamente el BCRA mejoró artificialmente – porque no son producto de ganancias genuinas sino de resultados por tenencia -  sus números expresados en pesos mientras empeoran en dólares.
Con ello, el Patrimonio Neto del Banco pasó así de 206.700 M$ ( 10.700 MD) al 31.3 a 231.600 M$ ( 11.200 MD) al 30.4 y a 579.500 M$ ( 23.300 MD) al 15.5, cabiendo aclarar que, en este caso, los resultados aumentan también en dólares como consecuencia de la conversión de pesos y no por disposición efectiva de tales dólares (aunque pudieran ser utilizados para comprar divisas en el Mercado, re-capitalizando al BCRA).
[5] Al 15.5 las reservas propias del BCRA eran negativas: si a los 52.700 MD de Reservas Brutas se le restan los pasivos directos en moneda extranjera por 24.300 MD - producto de 11.400 MD de Encajes Bancarios en Dólares más 9.000 MD de Otros Pasivos (Swap con China) – las Reservas Netas quedan en 32.300 MD.
Pero si a este subtotal se le restan los pasivos en pesos rápidamente convertibles a moneda extranjera por 60.600 MD – 48.400 MD de Lebac más 12.200 MD de Pases Pasivos (*) – las Reservas Propias no sólo devienen inexistentes sino que pasan a ser negativas en 28.300 MD.
Notablemente, es una cifra próxima al monto de los 30.000 MD del préstamo stand-by que se estaría negociando con el FMI. Una suerte de re-capitalización indirecta del BCRA por endeudamiento con el FMI.
(*) Se toma aquí el saldo de los Pases Pasivos (12.200 MD) sin netearlos con los Pases Activos (8.300 MD) – lo que daría un saldo negativo menor de 3.900 MD – porque las operaciones de estos pases son parte de las mismas operaciones que las letras a menores plazos y porque además estos pases están respaldados por Lebac, que son pasivos del propio Banco (!).
De todos modos, esta diferencia no hace al fondo de la cuestión de la falta de reservas propias del BCRA.


[6] El BCRA arrastra un desequilibrio contable-financiero estructural desde la gestión kirchnerista que se ha venido agravando con el macro-endeudamiento insostenible por letras y pases pasivos desde la actual administración macrista:
a)        El Banco no tiene Reservas Internacionales propias sino sostenidas con Deuda (las Lebac y otros pasivos de corto plazo); e incluso la composición de las mismas es dudosa porque no se sabe a qué corresponden las Colocaciones realizables en Divisas, que conforman aproximadamente la mitad de las Reservas Brutas.
b)       El Banco tiene Títulos Públicos en cartera por 67.000 MD y Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional por el equivalente a otros 20.900 MD – en total. 87.900 MD – que son créditos impagables y reducen así dramáticamente la calidad de los Activos del BCRA.
c)        El stock de Lebac (48.400 MD) y Pases Pasivos (12.200 MD) – 60.600 MD en total – excede la Base Monetaria (BM), que es equivalente a 42.700 MD. 
Por ende, el Patrimonio Neto de la Institución (23.300 MD al 15.5) – y sus ganancias financieras contables o aparentes, no genuinas – no es representativo de la crítica situación de Iliquidez e Insolvencia del BCRA.   
[7] El Plan Bonex fue un plan financiero impuesto bajo la Crisis de Deuda de Diciembre 1989 - bajo la administración Menem - que consistió en el canje compulsivo de los depósitos a plazo fijo por títulos públicos a 10 años de plazo denominados Bonex 89.