viernes, 7 de febrero de 2020

LA FRIVOLIDAD DE ALBERTO FERNÁNDEZ



POR CLAUDIO CHAVES
La Prensa, 06.02.2020

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, en su periplo europeo recaló en Francia y en el Instituto de Estudios Políticos de París dio una conferencia donde advirtió que enviará al Parlamento una ley para despenalizar el aborto. Los argumentos para justificar semejante decisión no pueden ser más insustanciales y vanos.

Primero: todos sabemos que el aborto se practica de modo que no seamos hipócritas y transparentemos la situación. Dejemos, afirmó enfáticamente, de proteger a los estratos más altos de la sociedad que abortan con todos los cuidados mientras las mujeres pobres sufren los males de una pésima atención, en condiciones indignas. Promover el aborto en nombre de la justicia social es un insulto a la inteligencia y al peronismo al cual dice pertenecer. Similar a la solidaridad obligatoria que impone su gobierno a la sociedad y protege a la casta política a la cual pertenece.

En un despiste moral e intelectual comparó la situación del aborto con los tiempos en que se discutía la Ley de Divorcio en el gobierno de Alfonsín. Habló de su madre divorciada y vuelta a casar y como los tres hijos fueron testigos de su nuevo amor.

¡Pero se puede ser tan superficial al comparar el amor de quien apuesta a una nueva pareja con la muerte, lisa y llana de un inocente!

Sin pretender cargar las tintas y al solo efecto que se entienda el mecanismo mental de reflexión que tiene el Presidente podríamos decir que el incesto existe. ¿Habrá que legalizarlo? Alberto sabe muy bien que no es así. ¿El progresismo del futuro lo hará?.

Ante esta decisión que volverá a fracturar a la sociedad, que hipócritamente Alberto intenta unir, vale recordar los argumentos filosóficos en los que sustenta la necesidad del aborto. "Debemos respetar tanto a la mujer que siente que es un derecho sobre su cuerpo como a la mujer que siente que Dios no le permite hacerlo. Y cuando uno despenaliza y legaliza el aborto no lo hace obligatorio".

Plantear el aborto en términos de libertad individual, derecho sobre su cuerpo matando una vida dentro de él, es un dislate y peor es todavía afirmar que Dios no se lo permite a mujeres creyentes. Libertad versus religión. Pensamiento moderno versus pensamiento conservador. Civilización y barbarie. No es Dios, señor Presidente, es el derecho natural a la vida.

Lamentablemente en esta situación cayó equivocadamente el Papa Francisco. La Iglesia contiene y redime al pecador a condición que se confiese, se arrepienta, acepte la penitencia y tenga propósito de enmienda. Ahora que el Papa reciba a un individuo que ha dicho que va a matar es complicado, fundamentalmente si no lo persuade de su error.