viernes, 3 de abril de 2020

NI ANTIOBREROS NI ANTIEMPRESARIOS




Por Claudio Chaves
Infobae, 3 de abril de 2020

En una vieja película de Alain Resnais, Mi tío de América, puede observarse una experiencia realizada con animales, en este caso ratas, que viene a cuento en los tiempos que corren. En una caja denominada Skinner se produce adrede una descarga eléctrica. Al sentirla en sus patas, el animal huye hacia una portezuela, y al pasarla cesa la agresión. Al repetirse la experiencia y no tener salida, si el animal está solo, se autoinflige lesiones que causan daño a su organismo. Si hay más de uno, se agreden entre ellos hasta matarse. Interesante experiencia que puede extrapolarse a otras realidades que sin ser descargas eléctricas son tan, o más graves y que promueven un gigantesco malestar que aumenta, si la portezuela está cerrada. Esto es, cuando no hay salida o no puede avizorarse una.

La pandemia que atraviesa el mundo todo, pareciera, en algunos aspectos, acercarse a la experiencia de la cámara de Skinner. Y la Argentina no es una excepción. A medida que aumenta el malestar esto es, el encierro, los enfermos, la miseria, los muertos, y la salida no se avizora, la agresión escala día a día. Naturalmente esta agresión, estas descargas verbales sin continencia, cabalgan sobre viejos prejuicios y desagradables tradiciones políticas. Naturalmente, como en todas las cosas, hay mayores y menores responsables. Aunque todos contribuimos con conductas peligrosas.

El Presidente de la Nación debería cuidar sus palabras. Hay algo en él que es difícil de colegir. ¿Se enoja o ficciona? ¿Está atravesado por las descargas de la caja de Skinner y no puede refrenar su índole? ¿O actúa un enojo medido por la racionalidad de su espíritu? Es posible que sea lo primero. Al recordar las barbaridades que dijo sobre Cristina con virulencia en las palabras y en los gestos me inclino a pensar que se le dispara la térmica. Debería aprender de las sabias palabras del doctor Carlos Menem, ¨el que se enoja pierde¨, o aquellas del general Julio Argentino Roca: ¨En política no se debe herir inútilmente a nadie, ni lanzar palabras irreparables, porque uno no sabe si el enemigo con quien hoy se combate será un amigo mañana¨.

Eso de “miserables” es políticamente peligroso, establecer una diferencia entre el capital financiero y el productivo es más viejo que Matusalén e incorrecto y hacer una crítica abierta al enriquecimiento, una estupidez. No corresponde a esta nota un desarrollo de estos equívocos. Alberto debería entender que los cacerolazos que lo indispusieron, francamente minoritarios, hablan de un enojo con los políticos que viene desde hace un tiempo largo.


Pero frente a los errores verbales de Alberto se levantan errores repudiables de otros que también sufren los efectos de la caja de Skinner y por las redes sociales lanzan virulentos ataques al gobierno incluso de manera personal e insolente.

Pero lo dicho quizás no sea lo más grave. Lo contundentemente riesgoso es cuando las agresiones pierden su condición de políticas para transformarse en sociales, a los empresarios: mezquinos, egoístas y miserables y también a los que tienen dinero por un lado, y a los negros, descerebrados y dirigentes gremiales, seguramente corruptos por ser la representación de los de abajo, por el otro.

Cuando se pasa del enfrentamiento político al social el asunto adquiere ribetes de gravedad. Eso debería cesar.

Finalmente el gobierno de Alberto Fernández fue elegido por la mayoría de los argentinos. Debe gobernar. Si lo hace bien, mejor. Si no, se lo castigará con el voto. Le ha tocado un momento muy difícil de la historia argentina, que sospecho que nadie envidia, y convendría no ahondar los enfrentamientos. La pandemia requiere una mínima unidad nacional a los efectos de salir del atolladero. Ya vendrán tiempos mejores, de debate, de enojos y de polémicas sin la espada de Damocles o la guadaña de la Parca sobre nuestras espaldas.