Menta mágica, Sally-Do ska pastora, son algunos de los apodos de la legendaria Salvia divinorum. Un pariente de la menta con propiedades alucinógenas que tomó desprevenida a la DEA (Drug Enforcement Administration) en los Estados Unidos. Legisladores estadounidenses temen que se convierta en la nueva marihuana por la creciente demanda entre los adolescentes. En al menos cuatro estados ya aplicaron restricciones y hay dieciséis, incluyendo Florida, Nueva York y California, que están discutiendo prohibirla pronto. “¡Queda muy poco tiempo! Aprovisiónese mientras puedan hacerlo”, alertan algunos de los sitios web que la promueven.
Aunque es oriunda de México, se consigue en la Argentina. Se puede comprar por internet y en herboristerias, pero todavía es menos popular que otros alucinógenos orgánicos como el San Pedro y el Psylocibe gubensis, más conocido como cucumelo. La menta mágica puede crecer y pasar inadvertida en un jardín. Es bajita, no tiene flor y a primera vista sólo da hojas verdes. De fácil cultivo, es una de las pocas plantas que no se reproduce de semillas sino por propagación: las ramas que caen, enraízan naturalmente. Según el informe realizado por la revista THC, se diferencia de otros alucinógenos por su principal sustancia activa, llamada Salvinorina-A, que no presenta la forma alcaloide típica y no actúa a través de ninguno de los neurotransmisores conocidos. Los especialistas afirman que no se trata de una sustancia alucinógena, sino más bien onírica, porque dispara el estado de sueño sin abandonar la conciencia. Sus propiedades psicoactivas se comparan con el LSD, pero su efecto dura entre cinco minutos y una hora dependiendo de la dosis. Suele ser consumida por vía oral. Sus hojas disecadas o su extracto se puede fumar, masticar o beber como infusión.
“Originalmente se usaba en algunos lugares de México cuando escaseaban los hongos y el peyote”, explicó Alberto Gurni, profesor titular de Fármaco Botánica en la Universidad de Buenos Aires. Su nombre significa “salvia de los adivinadores”, porque la usaban en sus rituales los indios mazatecas de Oaxaca. En ceremonias curativas era frecuente su uso para combatir los dolores de cabeza, el reumatismo y la anemia. “Las salvias autóctonas de Argentina las usamos como condimento en las comidas. La Divinorum tiene compuestos muy raros y excepcionales en su familia”, agregó Gurni.
Como si fueran ritos posmodernos, en YouTube aparecieron varios videos de adolescentes de los Estados Unidos que se filman fumándola y registran las alteraciones perceptivas que experimentan. Cámara en mano, describen cómo sienten que la piel se les estira, se asombran al no poder controlar su cuerpo y se exaltan ante las alucinaciones. Hasta el momento no hay estudios que evidencien daños neurológicos o adictivos. Como la salvia aún no está regulada dentro de la Ley de Sustancias Controladas (CSA), no existen cifras concretas sobre su consumo. Pero los videos, la posibilidad de conseguirla muy barata en internet, locales de tabaco o de botánica y el aumento de jóvenes afectados por la droga escandaliza al país. La representante estatal de Florida, Mary Brandenburg, ya presentó un proyecto de ley para penalizar la posesión de salvia con hasta cinco años de prisión.
Mientras tanto la DEA incluyó la Salvia divinorum en su listado de drogas y evalúa la posibilidad de considerarla una sustancia controlada.
(Fuente: Crítica de la Argentina, 13-5-08)
Aunque es oriunda de México, se consigue en la Argentina. Se puede comprar por internet y en herboristerias, pero todavía es menos popular que otros alucinógenos orgánicos como el San Pedro y el Psylocibe gubensis, más conocido como cucumelo. La menta mágica puede crecer y pasar inadvertida en un jardín. Es bajita, no tiene flor y a primera vista sólo da hojas verdes. De fácil cultivo, es una de las pocas plantas que no se reproduce de semillas sino por propagación: las ramas que caen, enraízan naturalmente. Según el informe realizado por la revista THC, se diferencia de otros alucinógenos por su principal sustancia activa, llamada Salvinorina-A, que no presenta la forma alcaloide típica y no actúa a través de ninguno de los neurotransmisores conocidos. Los especialistas afirman que no se trata de una sustancia alucinógena, sino más bien onírica, porque dispara el estado de sueño sin abandonar la conciencia. Sus propiedades psicoactivas se comparan con el LSD, pero su efecto dura entre cinco minutos y una hora dependiendo de la dosis. Suele ser consumida por vía oral. Sus hojas disecadas o su extracto se puede fumar, masticar o beber como infusión.
“Originalmente se usaba en algunos lugares de México cuando escaseaban los hongos y el peyote”, explicó Alberto Gurni, profesor titular de Fármaco Botánica en la Universidad de Buenos Aires. Su nombre significa “salvia de los adivinadores”, porque la usaban en sus rituales los indios mazatecas de Oaxaca. En ceremonias curativas era frecuente su uso para combatir los dolores de cabeza, el reumatismo y la anemia. “Las salvias autóctonas de Argentina las usamos como condimento en las comidas. La Divinorum tiene compuestos muy raros y excepcionales en su familia”, agregó Gurni.
Como si fueran ritos posmodernos, en YouTube aparecieron varios videos de adolescentes de los Estados Unidos que se filman fumándola y registran las alteraciones perceptivas que experimentan. Cámara en mano, describen cómo sienten que la piel se les estira, se asombran al no poder controlar su cuerpo y se exaltan ante las alucinaciones. Hasta el momento no hay estudios que evidencien daños neurológicos o adictivos. Como la salvia aún no está regulada dentro de la Ley de Sustancias Controladas (CSA), no existen cifras concretas sobre su consumo. Pero los videos, la posibilidad de conseguirla muy barata en internet, locales de tabaco o de botánica y el aumento de jóvenes afectados por la droga escandaliza al país. La representante estatal de Florida, Mary Brandenburg, ya presentó un proyecto de ley para penalizar la posesión de salvia con hasta cinco años de prisión.
Mientras tanto la DEA incluyó la Salvia divinorum en su listado de drogas y evalúa la posibilidad de considerarla una sustancia controlada.
(Fuente: Crítica de la Argentina, 13-5-08)