Una empresa con malos antecedentes
Desde 2004, el grupo industrial francés Alstom, que construirá en la Argentina el tren de alta velocidad, es objeto de una investigación judicial, sospechado de haber pagado varios millones de dólares en sobornos para obtener contratos en Brasil, Venezuela, Singapur e indonesia. Desde el 7 de noviembre pasado, la justicia francesa se hizo cargo de ese caso, iniciado por un juez suizo. En su momento, buena parte de la prensa europea publicó la información sobre esa investigación judicial.
Si esas informaciones no tuvieron gran envergadura se debió a que durante el período correspondiente a la investigación actual (1995-2003) otros escándalos de corrupción de grandes proporciones habían salpicado al grupo industrial. Esos episodios terminaron en una profunda reestructuración de la empresa y la renuncia de su presidente, Pierre Bilger, juzgado luego por abuso de confianza.
El caso más espectacular se produjo en 1994, cuando Bilger reconoció que había hecho un esfuerzo de 5,2 millones de francos (casi US$ 1 millón de la época) para financiar la acción política del entonces ministro del Interior, el derechista Charles Pasqua.
El caso terminó en 2005 con la condena de Pasqua y de su hijo, que había servido de intermediario. Bilger tuvo que abandonar su cargo, renunciar a una millonaria indemnización y someterse a la justicia.
Otro episodio parecido salió a la luz en México en 2002 con la licitación del Tren Suburbano. Años después, la presidenta de Alstom en aquel país, Cintia Angulo de Leseigneur, reconoció que hubo corrupción en la empresa en el pasado.
Desde 2004, el grupo industrial francés Alstom, que construirá en la Argentina el tren de alta velocidad, es objeto de una investigación judicial, sospechado de haber pagado varios millones de dólares en sobornos para obtener contratos en Brasil, Venezuela, Singapur e indonesia. Desde el 7 de noviembre pasado, la justicia francesa se hizo cargo de ese caso, iniciado por un juez suizo. En su momento, buena parte de la prensa europea publicó la información sobre esa investigación judicial.
Si esas informaciones no tuvieron gran envergadura se debió a que durante el período correspondiente a la investigación actual (1995-2003) otros escándalos de corrupción de grandes proporciones habían salpicado al grupo industrial. Esos episodios terminaron en una profunda reestructuración de la empresa y la renuncia de su presidente, Pierre Bilger, juzgado luego por abuso de confianza.
El caso más espectacular se produjo en 1994, cuando Bilger reconoció que había hecho un esfuerzo de 5,2 millones de francos (casi US$ 1 millón de la época) para financiar la acción política del entonces ministro del Interior, el derechista Charles Pasqua.
El caso terminó en 2005 con la condena de Pasqua y de su hijo, que había servido de intermediario. Bilger tuvo que abandonar su cargo, renunciar a una millonaria indemnización y someterse a la justicia.
Otro episodio parecido salió a la luz en México en 2002 con la licitación del Tren Suburbano. Años después, la presidenta de Alstom en aquel país, Cintia Angulo de Leseigneur, reconoció que hubo corrupción en la empresa en el pasado.