Hace pocos meses visitó la República Argentina el teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los pilares de la Teología de la Liberación, para ofrecer, entre otras cosas, una charla gratuita y abierta al público en el Centro Cultural Borges, ubicado en Viamonte 525, en la Ciudad de Buenos Aires.
Envío de Jorge Mariani
En dicha conferencia, Boff no sólo ratificó su conocida postura a favor de una alternativa a la agenda neoliberal, sino también su reiterada crítica a la Iglesia Católica como parte del poder (¿capitalista?). Llamativamente, también hizo profesión de fe en el kirchnerismo, pues afirmó que «Cristina [Kirchner] defendió la cuestión social», ya que «tiene una preocupación abierta y sincera por el tema social». Para reforzar esta definición, sostuvo que el gobierno que preside la señora de Kirchner «insiste con las retenciones para combatir la pobreza, invertir en educación, vivienda, salud, y bajar los precios de la comida»[1]. Se ve que en este punto en particular, el conocido teológico desconoce dos cosas: que de las famosas retenciones móviles el Estado no iba a recibir un solo peso, y que en todo caso estaban destinadas a pagar los servicios de la deuda externa, tal como lo reconoció el ex presidente «en funciones ejecutivas» Néstor Carlos Kichner, en su visita a la sede del gremio de la Unión Obrera Metalúrgica, el 4 de julio ppdo[2].
En síntesis: además de teólogo de la liberación y ecólogo, crítico de la estructura oficial de la Iglesia Católica y crítico del neoliberalismo, don Leonardo Boff se confesó kirchnerista.
Pero… ¿quién financió y pagó esa visita? Según se promocionó oportunamente y confirman algunas publicaciones periodísticas, la presentación de Boff en Argentina fue organizada por la Fundación AVINA[3]. Conocer en detalle a este organismo multinacional no-gubernamental permitirá llegar a una extraña conclusión: la rancia plutocracia imperialista angloamericana promociona a un intelectual “de izquierda” y católico “rebelde”, ya que detrás de la mencionada Fundación, encubierta por una serie de organizaciones y organismos “caritativos” y “filantrópicos”, se encuentra la corporación Rockefeller, como alma mater de las actividades de la Fundación Avina. La pregunta es por qué los Rockefeller y el poder que ellos representan promueven a quien aparentemente está en sus antípodas.
¿Qué es la Fundación Avina?
Se trata de una organización no gubernamental de carácter internacional, que tiene como objetivo contribuir al desarrollo sostenible de América Latina fomentando la construcción de vínculos de confianza y alianzas fructíferas entre líderes sociales y empresariales, y articulando agendas de acción consensuadas. Fue fundada en el año 2000, en Panamá, como “hermana” y continuación de AVINA STIFTUNG, fundada a su vez en 1994, en Suiza, por un ingeniero suizo, Stephan Schmidheiny (nacido en 1947), quien ocupó cargos directivos en la multinacional de ingeniería ABB (Asea Brown Boveri), la alimenticia Nestlé y la Unión de Bancos Suizos (UBS). La financiación de esta Fundación se basa principalmente en los aportes que efectúa una comunidad de empresas, agrupadas en GrupoNueva y en un fideicomiso vinculado a éste: VIVA Trust.
En la década de los ´80, este empresario helvético creó FUNDES, una organización que respalda el desarrollo de pequeños y medianos emprendimientos en varios países de nuestra América Latina.
1. La misión que esta multinacional de origen europeo tiene en el universo latinoamericano es la de «contribuir al desarrollo de América latina fomentando la construcción de vínculos de confianza y alianzas fructíferas entre líderes sociales y empresariales, articulando agendas de acción consensuadas». Para esta organización, los problemas de crecimiento y desarrollo latinoamericano son de origen psicológico, la política no tiene nada que hacer en este campo: los latinoamericanos no saben construir vínculos de confianza y alianzas fructíferas con los empresarios, ni tampoco saben elaborar agendas de acción consensuadas. Como se puede apreciar, la historia del saqueo y del despojo a que ha sido sometido el continente latinoamericano desde los comienzos de su vida independiente, por la acción del colonialismo y de los agentes nativos a su servicio, no tiene nada que ver su nuestro atraso y su creciente pobreza: para esta entidad “filantrópica”, los pueblos de Hispanoamérica no han sido despojados, sino que han sido incapaces e ineptos para desarrollarse.
2. En este contexto, la visión que esta multinacional tiene sobre la región es la de «aspirar a configurar una América Latina próspera, integrada, solidaria, y democrática, inspirada en su diversidad, y constituida por una ciudadanía que la posiciona globalmente a partir de su propio modelo de desarrollo inclusivo y sostenible». Ideal muy noble y muy lindo, que ignora el predominio global del capitalismo financiero parasitario y depredador, que gracias a las ficticias y antinaturales ganancias que “produce” se apropia de las riquezas y recursos naturales de los pueblos de América latina.
La Fundación Avina se presenta para auxiliar y salvar a los autóctonos incapaces: es una organización innovadora y eficaz que puede generar contribuciones directas para el desarrollo sostenible. La innovación gestionaria y la eficacia empresarial permitirá superar el atraso y la decadencia que campea por las tierras al sur del Río Grande, los latinos que se olviden de la política y de recuperar su soberanía política y su independencia económica: «sólo los salvará la gestión eficaz». Sean optimistas, sueñen, tengan fe en sí mismos, levanten su auto-estima, etc.
Al igual que en otros mismos esquemas, un multimillonario europeo radica una organización caritativa en Panamá para enseñar a los “salvajes” latinoamericanos a gestionar su crecimiento, porque ellos “no saben cómo desarrollarse en forma sostenible”[4]. ¿Y el imperialismo internacional del dinero, la Comisión Trilateral, el grupo Bilderberg, Diálogo Interamericano, las multinacionales de la muerte, el Consenso de Washington, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc.? Bien gracias, todas estas organizaciones no tienen nada que ver con sus problemas.
La Fundación Avina y la Fundación Rockefeller
Pero Avina no es una institución que trabaja sola o aislada en América Latina y en el resto del mundo, sino que está asociada a la Fundación Rockefeller, específicamente a un emprendimiento global de ésta última, organizado en Bellagio (Lago de Como, Italia) desde abril de 2003, junto a la Fundación San Pablo, de Turín. Este emprendimiento global fue denominado Bellagio Forum for the Sustainable Development (BFSD)/Foro de Bellagio para el Desarrollo Sustentable. La finalidad de esta mega-organización es de promover y alcanzar la sustentabilidad global, coordinando y asociando las actividades individuales a través del ensamble en proyectos comunes[5]. En este sentido, la Fundación Avina se desenvuelve en el marco de la estrategia “filantrópica y caritativa” de la dinastía Rockefeller[6].
No hay que olvidar que la dinastía Rockefeller es la cara visible del minúsculo pero poderosísimo poder económico transnacional que paulatinamente se ha ido adueñando de los recursos naturales y de las riquezas que produce el mundo en su conjunto, básicamente a través de los organismos arriba mencionados. Si con la mano derecha los Rockefeller y el poder plutocrático que representan concentran en sus manos gran parte de la riqueza mundial, con la otra mano –a través de Fundaciones y organizaciones “filantrópicas”- fomentan y financian iniciativas que sirven para controlar y dirigir la reacción que despierta en los pueblos y naciones saqueados el despojo y el consiguiente empobrecido masivo producido.
En líneas generales, el Nuevo Orden Mundial instaurado por este poder transnacional ha promovido y ayudado a instaurar un sistema económico, social y político que le ha posibilitado el acaparamiento de gran parte de la riqueza mundial. Las fundaciones “filantrópicas” le permiten “poner paños fríos” a la reacción que suscita el mencionado acaparamiento y empobrecimiento mundial, financiando organizaciones sociales apolíticas que se ocupan de paliar o remediar económica o socialmente los “males” neo-liberalismo, pero sin cuestionar en concreto al poder real que lo ha instituido. De la misma manera, se ocupa de financiar y divulgar la actividad de intelectuales, muchas veces inclusive con perfil de “progresistas” o “revolucionarios”, que elaboran teorías y propuestas que en el fondo no cuestionan el poder de esta oligarquía depredadora mundial, y hasta lo encubren o disimulan, formulando acciones éticas insulsas, extrañas a las raíces políticas, históricas y culturales de los pueblos a los que pretenden “adoctrinar” con estos “nuevos pensamientos”. Si se leyeran con atención las propuestas, estrategias, valores y misiones de todas estas organizaciones y fundaciones, se podría ver con claridad que por lo general proponen cursos de acción que hacen hincapié en la acción inmediata, pero totalmente alejados de marcos y criterios políticos; que proponen esquemas de interpretación y de acción aplicables universalmente, sin tener en cuenta las particularidades nacionales, como un modelo ajeno a la idiosincrasia y personalidad de los pueblos no europeos o no sajones; que estos modelos son en realidad impostaciones del American Way of Life, eticista y apolítico.
En consecuencia, a través de la Fundación Avina, la Fundación Rockefeller ha financiado la presentación en la Argentina de Leonardo Boff, gran “crítico” del neoliberalismo contemporáneo. La pregunta surge sola: ¿por qué los padres y creadores del neo-liberalismo planetario financian y apoyan a quien los critica? ¿Será que las definiciones políticas de éste son funcionales a la estrategia de dominación planetaria de esta plutocracia financiera internacional?
Las definiciones de Boff mencionadas al comienzo de este artículo, referidas al momento político vigente en Argentina en ese entonces, son funcionales a este poder. Hablar hoy en día de la “renta extraordinaria” del campo y no denunciar la exención impositiva de la renta financiera, la entrega de la riqueza petrolera, minera y pesquera a empresas y corporaciones que pertenecen al poder financiero internacional es funcional a éste último.
Pero también son funcionales a este poder y a este sistema los planteos teóricos que hace el teólogo brasilero. Afirmar que “tal vez la crisis más grande de hoy es la crisis de sensibilidad”, porque “la sensibilidad está cubierta de cenizas por un exceso de racionalidad instrumental-analítica”; que “sentarnos todos a la mesa supone luchar contra todos los que creen que la mesa es de ellos, de unos pocos”; que “la solución del sistema antivida no será sólo técnica o política, tiene que venir de una coalición de fuerzas de valores éticos y espirituales”; que “estamos obligados a repensar los ejes que nos ordenan” sobre la base de “cuatro principios para cambiar la situación: la emoción, el cuidado, la colaboración y la responsabilidad” es una poesía hermosa y un baño de “espiritualidad” consolador. Es que, en última instancia, sólo se buscan alternativas al sistema mundial[7].
En definitiva, creer que con estos criterios se puede disputar el poder al imperialismo internacional del dinero y a las corporaciones transnacionales que han saqueado a los pueblos y naciones del mundo; creer que con estos criterios los pueblos pueden retomar la soberanía nacional en sus manos y ser dueños de su destino es de un gran infantilismo, cuasi inmoral. Es llamativo que Leonardo Boff, y sus “colegas de pensamiento”, nunca tomen en cuenta en forma concreta al verdadero poder explotador, al que sólo mencionan abstractamente, sin ponerle nombre ni apellido. Es llamativo también que sus propuestas “novedosas”, éticas y espirituales, más allá de la política, no se encarnen ni arraiguen en las tradiciones populares ni en la memoria histórica concreta de los pueblos no europeos. ¿Será por eso que la Fundación Rockefeller no tiene problemas en financiar la prédica planetaria de Leonardo Boff, en este caso a través de la Fundación Avina?
[1] Artículo de Andrés Fidanza, «Entrevista al teólogo Leonardo Boff, ahora militante ecológico», en Crítica de la Argentina, 20 de agosto de 2008.
[2] La Nación, «Sin retenciones, ¿cómo vamos a pagar las obligaciones externas», 5 de julio de 2008, en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1027265.
[3] Periodismo Social, «Leonardo Boff en Argentina», en http://www.periodismosocial.org.ar/notacompleta.cfm?id=3564. Andrés Fidanza, citado en nota 1.
[4] Fundación Avina, «Misión y estrategia», en http://www.avina.net/web/siteavina.nsf/0/18E13FA582FE0AD6032573B000712188?opendocument&sistema=1&plantilla=2&Idioma=spa&cate=¿Quiénes%20somos%20y%20qué%20hacemos?&).
[5] About the Bellagio Forum, en http://bfsd.server.enovum.com/en/content/view/8/32/.
[6] Bellagio Forum for Sustainable Development. Members Overview 2006/2007.
[7] Boletín Nueva Tierra, Noviembre-Diciembre 2006, “Leonardo Boff en Argentina. Reflexiones”, pp. 4-5.