CIUDAD DEL VATICANO, 15 NOV 2008 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana a los participantes en la XXIII asamblea plenaria del Pontificio Consejo para los Laicos, que han afrontado el tema: "Veinte años después de la “Christifideles laici”: memoria, desarrollo, nuevos retos y tareas".
El Papa explicó que la exhortación apostólica “Christifideles laici” era "una revisión orgánica de las enseñanzas del Concilio Vaticano II relativas a los laicos: su dignidad de bautizados, la vocación a la santidad, la pertenencia a la comunión eclesial, la participación en la construcción de las comunidades cristianas y en la misión de la Iglesia, el testimonio en todos los ambientes sociales y el compromiso en el servicio de la persona para su crecimiento integral y para el bien común de la sociedad".
Ese documento además "orienta el discernimiento, la profundización y la orientación del compromiso laical en la Iglesia frente a los cambios sociales de estos años" e "indica los "criterios de eclesialidad" que son necesarios, por una parte para el discernimiento de los pastores y por otra para el crecimiento de la vida de las asociaciones de los fieles, de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades".
"La situación cultural y social actual -prosiguió el Santo Padre- hace todavía más urgente esta acción apostólica para compartir plenamente el tesoro de gracia y santidad, de caridad, doctrina, cultura y obras, que componen el flujo de la tradición católica. Las nuevas generaciones no son solamente destinatarias preferenciales de esta transmisión y división, sino también sujetos que esperan propuestas de vida y felicidad para dar testimonio cristiano, como sucede ya. Yo mismo he sido nuevamente testigo en Sydney durante la Jornada Mundial de la Juventud".
Benedicto XVI elogió al Pontificio Consejo para los Laicos por la importancia que atribuye a "la dignidad y la participación de las mujeres en la vida de la Iglesia y de la sociedad", porque "el hombre y la mujer, iguales en dignidad, están llamados a enriquecerse mutuamente en comunión y colaboración, no solo en el matrimonio y en la familia, sino en la sociedad en todas sus dimensiones".
Por último, el pontífice exhortó a ese dicasterio a "seguir con atención pastoral la formación, el testimonio y la colaboración de los fieles laicos en las diversas situaciones donde está en juego la calidad humana de la vida en la sociedad".
"En particular -concluyó-, reafirmo la necesidad y la urgencia de la formación evangélica y de la atención pastoral de una nueva generación de católicos comprometidos en la política que sean coherentes con su fe, que tengan rigor moral, capacidad de juicio cultural, competencia profesional y pasión por el servicio al bien común".