CIUDAD DE MEXICO.- Pese a los esfuerzos del gobierno de Felipe Calderón por detener la ola de violencia e inseguridad que sacude a México, el procurador general, Eduardo Medina Mora, informó anteanoche que los asesinatos ligados al narcotráfico aumentaron en el país un 117% con respecto al año pasado.
"Un total de 5376 homicidios atribuibles al narcotráfico fueron cometidos entre el 1° de enero y el 2 de diciembre de este año, contra 2477 que se perpetraron en igual período de 2007, lo que representa un aumento del 117%", precisó Medina Mora, durante una conferencia de prensa con medios extranjeros.
El funcionario agregó que noviembre pasado fue el mes más violento en la historia reciente del país en cuanto a asesinatos relacionados con el crimen organizado, con 943 muertes, y advirtió que la violencia aún no ha llegado a su punto máximo. "Todavía vemos una tendencia ascendente en la curva; todavía no hemos llegado al pico de la violencia", señaló.
Pese a estas cifras alarmantes, Medina Mora sostuvo que "la tasa de homicidios dolosos, incluidos los del narcotráfico, llegará a fin de año a 11 cada 100.000 habitantes", una cifra -según dijo- mucho menor que la registrada en Colombia, que será de 33; Brasil, que será de 40, y Guatemala y El Salvador, que será de 50, aproximadamente. En Estados Unidos, esa tasa se sitúa en 6, y en los países europeos, en un promedio de 4.
Guerra de carteles
Según datos de la Procuraduría General de la República (PGR), los crímenes relacionados con el narcotráfico se concentran actualmente en los estados fronterizos de Chihuahua y Baja California, así como en Sinaloa, todos situados en el noroeste del país, debido, principalmente, a la exacerbación de la violencia producida por las traiciones y las venganzas entre los carteles que se disputan el negocio de las drogas.
Ello se debe, según las fuentes, tanto a la lucha frontal del gobierno contra esas organizaciones criminales como a un proceso de descomposición interna de los carteles.
Concretamente, Medina Mora explicó que la mayoría de los asesinatos es consecuencia directa de la disputa entre los carteles del Pacífico, una alianza de grupos del narcotráfico encabezada por el poderoso cartel de Sinaloa, cuya desintegración en los últimos meses dio lugar a sangrientas confrontaciones entre sus miembros por el control de nuevos espacios.
Con el propósito de frenar la ola de violencia en el país, el presidente Calderón, en el poder desde el 1° de diciembre de 2006, puso en marcha un operativo antidroga y desplegó a unos 40.000 militares y policías para combatir a los criminales en las zonas más calientes de México.
En sus dos años de gobierno, además, la policía detuvo a 34.593 miembros de los cuatro carteles más poderosos del país y decomisó 15.409 armas, 3,7 millones de municiones y casi 70 toneladas de cocaína, según datos oficiales.
Simultáneamente al combate directo a los carteles, la PGR inició este año una operación anticorrupción, conocida como Operación Limpieza, que derivó en la detención de varios funcionarios que daban información a narcotraficantes a cambio de miles de dólares.
Sin embargo, pese a todas estas medidas y logros, el gobierno de Calderón no logró reducir el número de asesinatos, que en los últimos meses se han vuelto más morbosos, con cuerpos decapitados para intimidar al enemigo. Según Medina Mora, el total de homicidios durante los dos últimos años asciende a 8150.
Iniciativa Mérida
Para combatir el narcotráfico, México también cuenta con un plan de ayuda antidroga de Estados Unidos, conocido como Iniciativa Mérida, que prevé el desembolso de 1400 millones de dólares hasta 2010, así como una mayor cooperación entre las autoridades de ambos países. "Lo más importante de la Iniciativa Mérida es el cambio de la conversación bilateral en esta materia para asumir responsabilidades que nos tocan a cada uno´´, dijo Medina Mora.
Según explicaron fuentes de la PGR, uno de los objetivos centrales en la lucha contra el narcotráfico en México es el combate contra el tráfico de armas, que en su mayoría proviene de Estados Unidos.
En ese país -precisaron las fuentes- existen 107.000 locales de venta de armas, de los cuales 12.000 están en la frontera con México y generan el doble de las ventas anuales que los restantes.
La Nación, 10-12-08