Por Ricardo Carpena
Más allá de su batalla frontal contra el kirchnerismo, Carrió admite que quiere captar a los dirigentes "decentes" del peronismo y no a los del partido "corrupto e impune", mientras advierte: "Para tener una república tenemos que sacarnos el miedo al PJ".
La líder de la Coalición Cívica dice que se ha puesto más flexible y por eso justifica que ahora también busque aliados en la centroderecha: cree que hay que armar un frente opositor que se convierta en una alternativa de gobierno, conformada por dirigentes valiosos y decentes, sin importar su ideología.
En efecto, aunque admite que sus diferencias con Mauricio Macri "son insalvables", dice que no interesa si la gente es de izquierda o de derecha, que esas son categorías que "en el siglo XXI no sirven más", y pide que sus colegas opositores sean generosos para poder unirse: "Que nadie se rasgue las vestiduras porque la clase dirigente que denosta a Macri siempre se sentó en el comedor de Franco Macri a pedirle plata para la campaña, menos yo."
De todas formas, hace una distinción entre el PJ y los peronistas decentes, entre los cuales incluye a Carlos Reutemann, a quien cree que Kirchner y Duhalde necesitan para sostener su "pacto de impunidad".
-Encontré ciertos matices en sus críticas. ¿Usted lo cuestiona más a Néstor Kirchner que a Cristina?
-En realidad, acá lo que estamos discutiendo es el poder en la Argentina. Ella no es el poder. Para compararlo con otra parte de la historia argentina, no tiene sentido hacerse cargo de [el ex presidente José María] Guido. Tiene sentido hacerse cargo de los militares. De modo tal que acá hay lo que tiene sentido, lo que corrompe y está destruyendo la Argentina es el modo y la práctica política del PJ de hace veintipico de años. No es sólo Kirchner, con el que se ha llegado a su fase dictatorial y de realización delictiva. Es una evolución: del sistema corrupto de coimas e impunidad de Menem-Duhalde se ha pasado a un sistema de organización delictiva.
-¿Por qué dictatorial?
-Porque [Néstor Kirchner] es un gobernante de hecho. En esto hay que ser rigurosos y no hay que tener miedo.
-Suena demasiado duro...
-Suena duro porque tampoco nadie le decía dictador a Ceaucescu. Se lo decían afuera, no adentro. Este es un gobierno de hecho. Hay una usurpación de poder. Porque en las democracias el poder le es delegado a quien es elegido por el pueblo. Ahora, si ese poder es ejercido por otro, vaciando el poder institucional, aun con la complicidad del poder institucional, estamos frente a un gobierno de hecho, nos guste o no. Guido también era la sucesión de Frondizi, pero mandaban los militares. En consecuencia, era una dictadura. Son comparaciones de estricto sentido técnico político. Es un gobernante de hecho con muchas características autoritarias. Lo más feroz de este autoritarismo tiene que ver con el apoderamiento del aparato económico de la Nación. Y esto sí hace a un autoritarismo mucho más fuerte que cualquier otro, semejante al régimen paraguayo de hace muchos años. Nadie le decía dictador a Stroessner. Y también estaban los liberales, la gente hablaba limitadamente, el aparato estatal estaba dominado. Nos estamos volviendo muy parecidos al Paraguay de Stroessner.
-¿Hay más corrupción ahora que durante el gobierno de Carlos Menem?
- Muchísima más porque son dos modelos distintos. El modelo de Menem es un modelo de extranjerizacion con coimas. Es la tradicional coima latinoamericana. En todo lo que fue obra pública fue del 7 o del 10 por ciento como coima latinoamericana, articulada a través de algunas empresas con giros al exterior. Es la corrupción tradicional, pero no más que eso. La prueba es que Menem, al final de su vida, ni los testaferros le encuentran. Y por eso tampoco había asociación ilicita porque, en realidad, no había un grupo organizado para delinquir en todas las áreas del Estado, con un jefe, con un solo centro de recaudación, con una sola dirección, con una caja única, e incluso con jerarquías dentro de la organización.
-¿Y ahora sí existen?
-En la etapa kirchnerista se apoderan del negocio. Quienes toman el Estado y el Gobierno, además, vacían las empresas, se adueñan a través de testaferros de las empresas quebradas o vaciadas, las toman para ellos, contratan con el Estado, ponen sobreprecios del 100 o 200 por ciento y ahí sacan dinero en negro, ponen facturación trucha, pero, además, queda toda la ganancia de la empresa, que también es de ellos. Esto lo han hecho en obra pública, mercado eléctrico, petróleo, pesca. Por eso se trata de una organización delictiva con caja única. Hasta [Julio] De Vido es un empleado. Acá el jefe, el que ordena, recibe, recauda, maneja, se llama Néstor Kirchner. No tengo ninguna duda. Todo el mundo lo sabe. Si no parece un escándalo que quieran que sean imputables los chicos de 12 años, por qué nos negamos a hacer imputables a los que roban el país. Cuando me dicen que tengo un exceso de lenguaje con lo del Gordo Valor, digo que no. Néstor Kirchner es mucho peor que el Gordo Valor. Porque en una sociedad con los problemas de inseguridad que tiene, el hecho de que las organizaciones delictivas ejerzan, además, los poderes institucionales, es un escándalo moral que no lo soportaría ningún país civilizado del mundo. Sólo se soporta acá por esta vieja tradición de corrupción, impunidad y mediocridad, y por ese miedo al PJ. Cada vez que tengo que decir algo de ellos pienso en el juicio final. En que está Dios y me pregunta a quién le tuve miedo. Si yo le tuviera que contestar que a De Vido, a Moreno, a Duhalde, a Kirchner, a Cristóbal López, a Lázaro Báez, entonces Dios me diría: "Vaya al infierno por imbécil". Sacarnos el miedo a lo peor del PJ es lo que nos falta para tener una república. Por eso aparece algún candidato y todo el mundo ya se asusta porque hemos vivido con ese miedo, que es el miedo a la prepotencia, a la soberbia, al negocio, a la mafia. Es el miedo que hay que perder para que eso desaparezca. No el miedo al peronismo, al pueblo peronista, sino a ese PJ corrupto impune que ha dominado la vida de la Nación por demasiados años.
-¿Cree que existe otro tipo de PJ?
-No, hay peronistas. Hay pueblo peronista y dirigentes peronistas que piensan y creen otra cosa, pero son dirigentes intermedios. Habrá alguno de mayor estatura, pero termina preso de eso. Es el problema de (Carlos) Reutemann. Es una buena persona, pero, preso de Kirchner, es mascarón de proa de la asociación ilícita. Es el viejo juego gatopartista que hace el peronismo para rearticularse. Porque Reutemann es el candidato que ven tanto el PJ como el oficialismo. Es candidato de Kirchner, de Duhalde, de los gobernadores...
-¿Y la oposición?
-Esto deja más claro el horizonte. Seguimos los que estamos y hay un lugar que se definirá con el tiempo que es el de [Julio] Cobos, pero ya no es tan necesario para el oficialismo ni para la oposición. Este año va a haber un avance cada vez más claro de la oposición, que tiene que mostrarse, además, como una alternativa de gobierno. Y hay que mostrar una unidad muy grande, avanzar sobre el pueblo peronista y sobre dirigentes peronistas intermedios, pero no para ganar una elección sino para evitar que vuelva la antinomia. Hay que lograr la unidad. Por eso me puse más flexible. Hay que conversar con los otros, hay que tener rasgos de generosidad. Me ha costado mucho, pero yo los he visto a todos. He visto votar plenos poderes, las complicidades del propio partido radical que amaba y al que pertenecí, los acuerdos del Gobierno con sectores del socialismo para boicotearme, he tenido que recorrer Santa Fe sin que [Hermes] Binner vaya a un acto por pedido del Gobierno...
-¿Por qué Binner se muestra tan duro con usted?
-Porque no se puede pedir una entrevista con De Vido y con Cristina Kirchner sin antes pegarme...
-¿Esa flexibilidad de la que hablaba la lleva a tratar de incorporar ahora a los macristas a su fuerza?
- Va a llegar un momento en la Argentina en que va a haber que diferenciar no ideologías sino conductas. Mis diferencias con [Mauricio] Macri son insalvables. Y no lo digo ahora. Lo dije el día que ganaba con el 60% de los votos. Diferencias personales y políticas, de gestión y de historia. Que nadie se rasgue las vestiduras porque la clase dirigente que denosta a Macri siempre se sentó en el comedor de Franco Macri a pedirle plata para la campaña, menos yo. ¿Todo el PJ es igual porque el presidente del PJ es Néstor Kirchner? No. ¿Puedo decir que diputados de Pro son idénticos a Macri? No, son valiosas personas, y va a haber un momento en el que se va a entender este juego que estamos haciendo con enorme prolijidad y en el que queremos rescatar las personas valiosas de todos los partidos. No hay que lograr un frente opositor que piense igual sino que tienda a iguales conductas. Cuando hoy un periodista me dijo: "Pero Carrió, ¿pone a alguien de derecha?" Sííí (se entusiasma), mientras sea decente.
-¿El verdadero corte que prefiere hoy la sociedad es ése? ¿No las ideologías sino la decencia v. la corrupción?
-Claro, el menemismo gobernó con el liberalismo y fue corrupto. El kirchnerismo supuestamente gobernó por la izquierda y se robó el país. Las categorías del robo, del uso del otro, del clientelismo político, no pasan por la ideología. Pasan por las conductas. Me parece que a los medios de comunicación les faltan categorías analíticas para pensar lo que está pasando. Dicen: la oposición se tiene que unir. No, se tiene que unir el pueblo argentino a través de determinados principios y ser expresado en una corriente plural. Si no, es un rejuntado, vuelve a ser la Alianza.
-Algunos consideran que usted no podría ser una buena presidenta porque no tuvo un cargo ejecutivo...
- En realidad, para gestionar se necesita conocimiento, ser un generalista, estar intelectualmente preparado y tener decisión y valentía politicas. Yo conocí por dentro la Justicia. En la universidad fui consejera superior. Conocí la burocracia del Estado porque soy especialista en derecho administrativo. Gestioné el nacimiento de un partido sin recursos, algo más difícil que gestionar en el Estado. Obama no ha tenido gestión. Frondizi fue un gran legislador. Sarmiento no había tenido gestión. Los grandes presidentes argentinos no tuvieron una gestión anterior y los peores, sí...
- ¿Por qué le cuesta tanto al Gobierno sentarse a negociar con el campo?
-Primero porque tiene una concepción muy resentida. Ese resentimiento social tiende a ver en todo campo un oligarca.
-¿Aun después del conflicto que dejó malherido al Gobierno?
-Sí, después es la venganza. Kirchner, que es un perverso, tuvo una idea ese jueves a la madrugada [N. de la R.: luego del voto de Julio Cobos en el Senado] que era decir "voy a ser víctima de un golpe, que ellos banquen la recesión y el desastre que viene y después volvemos nosotros". Era el golpe contra su mujer. Esa noche, Kirchner fue el único golpista claro en la Argentina. Y la venganza es porque le quitaron el poder. Acá hay que redefinir el término oligarquía, que es muy preciso: es un grupo de personas que dominan por el dinero. El campo en la Argentina no es una élite por dinero, sino que es el sector más democratizado. Por eso no lo puede controlar Moreno. Es el sector más dinámico, más competitivo, la verdadera burguesía nacional argentina. Y la élite degradada por el dinero que controla el poder son los que se robaron la Argentina en los últimos 25 años. Ellos son la oligarquía. Moyano quizá sea una de las expresiones oligárquicas más impresionantes de la Argentina contemporánea. Kirchner es la oligarquía. Electroingeniería es la oligarquía. Ezkenazi es la oligarquía. Son los que controlan el poder, controlan el dinero en un determinado momento histórico y que, además, no tienen ningún tipo de rasgo espiritual que se les conozca.
(Extractado de: © LA NACION, 11-1-09)