ESCÁNDALO QUE ENVUELVE A LA SANTA SEDE, A ALGUNOS RABINOS Y A MONSEÑOR RICHARD WILLIAMSON
1 - Matar a una sola persona en razón de su raza - judío, negro, gitano, piel roja, palestino, latino, o lo que fuere - es un crimen. Cuando ese crimen se multiplica para exterminar a un grupo, tribu, nación o raza, se llama genocidio. Si se acepta la pena de muerte como éticamente lícita, sólo lo será para castigo de los gravísimos e irreparables crímenes cometidos responsablemente por el condenado. Nacer en tal o cual pueblo, familia o raza, no es ni crimen ni responsabilidad personal.
No importa cuántas sean las víctimas asesinadas por ese motivo: siempre es un crimen abominable que debe ser repudiado y condenado por toda persona con sano sentido moral. Decenas, centenas, miles o millones, quien los condena por su pertenencia a una raza determinada, es indudablemente culpable de un crimen horrendo.
2 - Las políticas de los Estados o de los grupos de poder tienen una coloración ética totalmente ajena a las razas, a pesar de que un Estado, como el de Israel, sea racista en cuanto identifica nacionalidad con raza o religión, o la Corona Británica sea anglicana o haya estados islámicos. Pero las políticas del estado, o de un partido, o de un grupo de banqueros, o petroleros, o comunicadores sociales, es exclusiva responsabilidad de quienes las deciden, y no de sus congéneres de raza, sexo o religión. Las personas, naturales o jurídicas, son responsables de sus propios actos; sus parientes, hermanos de sangre o de raza o religión o nacionalidad, no son responsables ni punibles por actos ajenos, en la medida en que no fueran cómplices por acción u omisión.
3 - La matanza de judíos, gitanos, sacerdotes católicos, etc., en los campos de concentración, es un crimen sólo comparable al exterminio de pieles rojas, tupsis, palestinos, opositores al bolchevismo, o no nacidos. No pueden ser justificados de ningún modo, excepto en los casos en los que el condenado lo fuere por algún delito merecedor de esa pena. Pero pertenecer al clero católico, a la colectividad judía o al pueblo gitano, o estar en el vientre materno, no son ni siquiera delitos, por lo cual no pueden ser castigados de ningún modo justo.
4 - La cantidad de víctimas del exterminio es una circunstancia o accidente moral que agrava o atenúa el crimen, pero no determina su especie: pocos o muchos, el asesinato es igualmente un crimen que clama al cielo.
5 - La cifra de víctimas que se difunde y corre, es útil para impactar la sensibilidad de las personas impresionables que no se guían por razones sino por emociones. Desde el punto de vista de la propaganda, o para determinar el monto de las indemnizaciones, puede ser importante tal o cual número de asesinados. Pero esa es la utilización político-comercial de la sangre inocente. Ser usado el nombre de la víctima para fines inconfesables no altera su inocencia ni la culpabilidad del asesino. Si los muertos injustamente en los campos de concentración no fueran seis millones sino muchos menos, eso no cambia ni la inocencia de las víctimas, ni la culpabilidad de los asesinos, ni la mentira de los propagandistas y sus cómplices que la repiten acríticamente.
6- La Santa Sede ha reiterado sus condenas a los asesinatos en los campos de concentración nazis, pero nunca vi que citara determinada cifra de víctimas, excepto la de los mártires oficialmente reconocidos, beatificados o canonizados, como Santa Edith Stein o San Maximiliano Kolbe, o los ciento ocho "mártires de Polonia" beatificados, y así.
7 - En consecuencia, el adjunto sólo pretende contribuir a acercar las cifras a la verdad histórica y no negar el genocidio ni su criminalidad. Léase lo que dice y no se infiera lo que no dice. Y si con ello se justifica a una de las partes de esta polémica, no debe extenderse su sentido a lo que no dice: por ejemplo, la cuestión del lefevbrismo, o el levantamiento de las excomuniones. Se ruega no incurrir en las infamias propagandísticas de la BBC y otras usinas de calumnias que han vuelto a intentar el desprestigio del Sumo Pontífice, atribuyéndole la negación del Concilio Vaticano II, o un racismo antijudío por ser alemán de origen, ni cualesquiera otras segundas y terceras intenciones inexistentes.
Edmundo Gelonch Villarino
Córdoba (R.A.), 29 de enero de 2009.
CÁLCULO DE JUDÍOS MUERTOS EN EUROPA ENTRE 1933 Y 1945
Total de judíos vivos en Europa en 1933 5.600.000
+
Víctimas del Einsatzcomando en la U.R.S.S. 90.000
Vívían en Europa en 1933 5.690.000
Judíos de la U.R.S.S. 1.000.000
Judíos de países neutrales + 413.128
Emigrados entre 1933 y 1945 1.440.000
Judíos vivos en Alemania en 1945 2.500.000
Sobrevivientes o emigrados 5.353.128
Vivían en Europa en 1933 5.690.000
Sobrevivían o emigraron, hasta 1945 5.353.128
Máximo posible víctimas 336.872
Estas cifras provienen de fuentes de información judías, recogidas por la revista de la Comunidad Judía de Nueva York “AUFBAU”, aceptadas por países neutrales como Suiza, sede de la Cruz Roja Internacional. Son cifras usadas para la ayuda social, a sobrevivientes y refugiados, proporcionadas por la comunidad judía durante la posguerra, entre 1945 y 1948.
Datos copiados de la gran obra contemporánea del historiador Peter Kleist: “TÚ TAMBIEN, Mr. CHURCHILL, ESTABAS ALLÍ, ENTRE LOS CRIMINALES” . Otras fuentes de la época, calculaban el número de víctimas en un máximo de 700.000. Ignoramos el método de cálculo.
(En la década de los ´50, después del fin de la guerra, empezó a difundirse la cifra de “Seis Millones” de judíos muertos en el Holocausto, sobre los cuales el Estado Alemán debía indemnizar al Estado de Israel, que todavía no existía hasta 1948).