lunes, 16 de marzo de 2009

Confirmar lo obvio



Por R. Monner Sans

De movida pagaron al FMI la cuestionable deuda argentina. Mantuvieron LAFSA (la única empresa aérea sin aviones). Se involucraron en Botnia y luego retrocedieron. Aprovecharon la coyuntura internacional para hacer creer que era virtud propia de sabios economistas: la distancia entre ricos y pobres siguió creciendo. La educación popular y la salud de los carenciados no fueron atendidas. Se montaron en un proyecto de una diputada de izquierda para reabrir causas contra los protagonistas del horror del tramo 76/83. Predicaron haber militado en derechos humanos y seguramente mi desinformación me llevó a convencerme de que más habían militado en el derecho inmobiliario antes de ser él gobernador. Dijeron que no pagarían al Club de París y estaban en lo contrario cuando los pescó la crisis mundial que sólo los inteligentes y estudiosos habían vaticinado. Hicieron como otros: decretos de necesidad y urgencia. Superpoderes. Permanente emergencia económica. Reforma del Consejo de la Magistratura: imponer preponderancia del oficialismo. Auspiciaron la Ley Espía. Nadie está controlando dineros que pasaron a la ANSES. Se les interrogó sobre su crecimiento patrimonial: con el informe del propio contador de la pareja, un juez de la Nación dijo suficiente. Se aliaron con impresentables. Desde el atril predican un discurso donde el soberano (el pueblo) queda reducido a súbdito. La teoría del “reto”. No hacen reuniones de Gabinete. Gobiernan fuera de la sede oficial: Olivos los aleja de todo contacto. Los ministros se enteran por los diarios. El manejo de la pauta oficial en relación con los medios. La realidad económica “no es”: es lo que dice el INDEC. El manejo de los subsidios por quiénes y para quiénes. ¿Más? Sí.

Ha costado hacer ver a los que culturalmente debían ver que éste es un gobierno reaccionario cuyo sentido de la vergüenza no está desarrollado. Hasta designan funcionarios comprometidos como escribas en los tiempos del horror. Pero ahora ya nadie puede engañarse, salvo que tenga negocio puesto. Las elecciones son un escollo, nos dijo ella. La autocracia es la suma del poder público. Han dicho la verdad total: no importa la Constitución Nacional. ¡Votar es complicar! Me hizo daño pensar en quienes pusieron la carrocería contra aquellos que en la última dictadura dijeron que “las urnas está bien guardadas”. Si algo faltaba, ya está: son objetivamente reaccionarios.


*Abogado, presidente de la Asociación Civil Anticorrupción.

Crítica de la Argentina, 15-3-09