Diego Cabot y Francisco Olivera
La muestra está vacía. Casi no hay gente en los pasillos. Lo que sobran son stands. Las empresas argentinas no se han querido perder, pese a la crisis, la I Feria de Infraestructura y Servicios (Ferinse), que empezó ayer y terminará mañana en Costa Salguero. Exactamente 173 compañías y entidades de primer nivel que fueron convocadas a la exposición privada, curiosidades de la política argentina, por funcionarios del Gobierno. ¿Sólo funcionarios?
En realidad, no. El malestar de las empresas, que en los últimos días admitieron presiones para adherirse a una feria no estatal, aumentó ayer, siempre en voz baja, mientras se conocían más nombres de los promotores gubernamentales. El más rimbombante: Claudio Uberti, ex director del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), que se fue del Gobierno luego del escándalo de la valija del venezolano Guido Antonini Wilson.
El máximo ejecutivo de un grupo nacional se sorprendió, días atrás, al recibir, de la mano del ex zar de los peajes, una carpeta con la propuesta de auspicio. A la empresa le interesó poner un stand.
"¿Uberti, el de la valija, el del Occovi? Noooo, imposible", negó ayer ante LA NACION Marcos Marconi, director de Marketing & Eventos, la firma del grupo Turicentro que organiza la feria (ver aparte). Pero ejecutivos del sector privado confirmaron a este diario las gestiones de Uberti. En la indagatoria de junio del año pasado por el caso de la valija, Uberti declaró estar trabajando para una constructora por la que cobraba 25.000 pesos mensuales.
El dato no es irrelevante, porque fue la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) la que le dio el último impulso a esta muestra, tras conversaciones con Turicentro hace un año, cuando surgió la idea. La CAC no aceptó ser organizadora, pero propuso sumar a otras cámaras. Carlos Wagner, presidente de la CAC, hablará mañana en un panel.
La exposición es un éxito económico. Los costos de los stands y auspicios van desde los 15.000 a los 80.000 pesos. Si las 173 empresas pagaran, en promedio, 50.000 cada una, y se le sumaran los patrocinios, los organizadores habrán recaudado unos 10 millones. Entre las que eligieron estar: Enarsa, Electroingeniería, el grupo Cirigliano, AYSA, ABSA, Arsat, Telefónica, YPF, Petersen, Roggio, Cartellone, BTU, Esuco, Pampa Energía, Aerolíneas, LAN, Petrobras y una veintena de cámaras.
El apoyo más específico: el stand de la Subsecretaría de Coordinación de Control y Gestión del Ministerio de Planificación, dependencia que conduce Roberto Baratta, otro de los convocantes a la feria, según las empresas. En la tarea lo acompañaron, entre otros, José María Olazagasti, secretario privado del ministro Julio De Vido; Manuel Vázquez, operador del secretario de Transporte, Ricardo Jaime; Luis Beuret, subsecretario de Energía Eléctrica, y directivos de Enarsa.
Rudy, el telefonista
En rigor, Uberti no está solo entre los difusores no estatales. Otro de los telefonistas es, según admitieron ejecutivos, Rudy Ulloa Igor, un empresario mediático santacruceño que empezó su exitosa carrera, hace muchos años, como cadete del estudio jurídico de Néstor Kirchner en Río Gallegos. "No hay una sola empresa que esté acá porque tiene ganas -se sinceró ante este diario el directivo de una firma energética que pagó 40.000 pesos por un stand- Todos estamos obligados".
Por el VIP de Costa Salguero deambulaba también José María Caula, jefe de asesores del Ministerio de Planificación, otro de los activos difusores. Su gestión fue, según contó un gerente, con compañías de electricidad. Moñito impecable, la cara de Caula se desfiguró cuando LA NACION le preguntó sobre el tema. "¿Yo? No, hermano, qué tengo que ver yo. Qué voy a llamar. Yo no fui; si pueden haber sido otros los que llamaron del Gobierno, ni idea. Yo no vengo de la política, me encargo de todo lo que tenga que ver con la cultura en el ministerio". Caula viene, en efecto, de bastante antes: compartió con De Vido la secundaria en el Colegio Guadalupe, en Palermo.
Cerca, salía del auditorio el secretario de Energía, Daniel Cameron. Acababa de oír la exposición sobre la nueva usina de Timbúes. Dos veces le preguntó este diario sobre el tema. "Mire, ya le contesto, no le esquivo la pregunta -dijo-, porque he visto alguna picardía en algún diario. Yo no llamé a nadie. No sé si gente del ministerio llamó; lo que le puedo decir es que yo no llamé a nadie y que es cierto que muchas empresas que están acá tienen una relación fluida con el Gobierno, es natural."
(La Nación, 15-4-09)