La Justicia mantuvo ayer la presión para exigir al Gobierno que actúe sobre los vuelos del narcotráfico. El juez Carlos Fayt fue directo para explicar el sentido de la carta enviada anteayer por la Corte Suprema al Ministerio de Justicia: "Se necesita que no siga lloviendo droga; será importante para Salta y para el país".
El máximo tribunal alertó sobre las avionetas que ingresan desde Bolivia con cargamentos de cocaína. El presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, mandó la comunicación al Gobierno para que adopte, "de manera inmediata", medidas para colocar radares en Salta. Lo hizo a pedido del juzgado federal salteño N° 1 y de la Cámara Federal de Apelaciones de esa provincia.
La respuesta llegó ayer con un llamado del ministro de Justicia, Julio Alak, al titular de la Cámara Federal de Apelaciones de Salta, Jorge Villada. El compromiso oficial es coordinar en breve una reunión de Lorenzetti con Alak y con la ministra de Defensa, Nilda Garré, para encontrar la forma de controlar los vuelos ilegales.
No sólo los magistrados salteños hicieron escuchar su voz. El ruido de las avionetas del narcotráfico repercute también en los tribunales de Chaco. En esa provincia fueron incautadas varias aeronaves que traficaban marihuana, aunque su lugar de despegue era, en esos casos, Paraguay. "La droga nos está entrando por todos lados y la verdad es que estamos luchando contra molinos de viento", dijo la jueza federal de Sáenz Peña, Zunilda Niremperger, al reclamar más y mejores elementos contra el narcotráfico.
Vuelos habituales
Los chaqueños, como los habitantes de Santa Fe, Santiago del Estero, Corrientes y Formosa, no se sorprenden cuando, circunstancialmente, algún avión liviano con contrabando o drogas se descompone y las fuerzas de seguridad lo encuentran en algún campo, casi siempre sin ocupantes.
La última avioneta incautada, con poco más de 300 kilogramos de marihuana, fue a causa de un desperfecto que obligó al piloto, un brasileño, a aterrizar en la zona de Las Tolderías, cerca de Charata y casi en el límite con Santiago del Estero, provincia considerada por las fuerzas de seguridad como "un portaaviones del narcotráfico".
"Muchas veces detectamos pistas clandestinas, pero hay que tener también elementos para un ataque concreto, es decir inteligencia para saber cómo se manejan, los días en que operan, cómo llegar hasta el lugar... Y en eso también tienen que ver las fuerzas provinciales, que conocen mejor las zonas y cómo llegar a ellas", afirmó la jueza Niremperger
En una de las avionetas secuestradas por la justicia chaqueña los investigadores detectaron, entre otros documentos secuestrados, una lista de 35 posibles pistas clandestinas, prolijamente detalladas mediante coordenadas que toman en la gran mayoría el paralelo 28 como línea de referencia.
Una situación similar se reitera en Santiago del Estero, con más de 40 pistas clandestinas detectadas, y en Corrientes, además de las ubicadas en el norte de Santa Fe. Aunque cabe aclarar que las llamadas pistas no son superficies como las de aeródromos, sino lugares aptos para el aterrizaje, como campos particulares o rutas.
Inquietudes
La inquietud judicial por los vuelos ilegales se extendió en los últimos meses a la región noroeste, zona en la cual empezó a notarse una proliferación de avionetas del narcotráfico, que ingresan en el país libremente por la falta de radares. Eso llevó al presidente de la Cámara Federal de Apelaciones salteña, Jorge Villada, a solicitar apoyo a la Corte Suprema. "Salta es la frontera más grande con el narcotráfico", comentó Villada.
Como consignó LA NACION en su edición de ayer, sólo tres radares móviles militares están en condiciones de identificar los vuelos ilegales. Esas unidades están en uso en Posadas, Resistencia y Río Gallegos. Para contar con nuevos equipos habrá que esperar que concluya una licitación en curso para comprar radares militares o bien que se instalen los dos aparatos fijos cedidos por España.
De todas maneras, la colocación de un radar no garantiza que se anule una ruta aérea del narcotráfico. Hay muchos problemas que se suman para que el actual sistema de control tenga grietas. Por un lado, los radares en uso actualmente son muy antiguos y no pueden funcionar las 24 horas. Y las avionetas ilegales ya aprendieron la forma de evitar el contacto de radar con vuelos a baja altura. Por eso fueron muy pocos los ecos no identificados captados este año por los radares en el Nordeste.
Sí hubo un cambio de doctrina en la vigilancia en los últimos tres meses. El Ministerio de Defensa acordó con el de Justicia transferir en forma automática toda infracción de vuelo. Esa información es recibida por las fuerzas de seguridad que establecen así la forma de actuar frente a la aeronave intrusa. Hasta este año no existía esa coordinación entre Defensa y el área de Seguridad.
La Justicia, de todas formas, reclama soluciones inmediatas.
La Nación, 24-9-09