domingo, 25 de octubre de 2009

EL INCREÍBLE ESTADO PARALELO QUE LEVANTA MILAGRO SALA


Juan Pablo Morales - Enviado especial

Una garita de seguridad y un cartel anuncian la frontera de sus dominios: "Bienvenidos al cantri de los villeros". Milagro Sala sale desde el fondo de una casa llena de planos. Todo lo que la rodea está concentrado ahí, como el diagrama de una fortaleza: 1800 viviendas para 10.000 habitantes, una fábrica de bloques, caños y adoquines, un taller textil, otro metalúrgico, un hospital, un estadio de fútbol, dos escuelas con un plan de estudios especial y un supermercado propio. Todo tiene el mismo nombre: Tupac Amaru. En un mes, abrirá un parque acuático, con una pileta de 120 metros de largo. Se dedicará después por el siguiente objetivo: un shopping.

Barrios como el Tupac Amaru se repiten a escala en otra decena de localidades jujeñas. Tiene más de una veintena de propiedades, incluido un museo y varios locales en el centro. Su organización suma 70.000 adherentes: más del 10 por ciento de la población de la provincia depende sólo de ella.

Recibe del gobierno nacional 5000 bolsones de comida por mes, que llegan directamente a las sedes de su grupo, sin pasar por dependencias provinciales o municipales. Según las planillas oficiales del Ministerio de Planificación, sólo en lo que va de 2009 ya recibió casi 100 millones de pesos para el funcionamiento de sus cooperativas de viviendas.

Acumuló tanto poder que logró montar una suerte de estado paralelo. Al que se le atribuye, incluso, la capacidad de modificar decisiones oficiales y legislativas. Y que tiene varios integrantes investigados en la justicia penal jujeña por supuestos episodios violentos, tenencia de drogas y uso de armas.

En los últimos cuatro años, Tupac Amaru lideró tomas de la Legislatura, encabezó ocupaciones en la Casa de Gobierno (el episodio más conocido fue en 2007, cuando su agrupación quemó parte del Salón de la Bandera) y avanzó sobre municipios y concejos deliberantes del interior.
"Si el Estado fuera eficiente, nosotros no existiríamos", se ufanó. Su estructura de poder funciona como un estricto sistema de relojería, sobre la base de la disciplina y de sometimientos.

Todos sus emprendimientos son cooperativas. Cada integrante cobra entre 900 y 2000 pesos. Con las viviendas, gana plata. El Estado les paga como si las construyeran en seis meses, pero las terminan en cinco. La organización se guarda la diferencia y paga otros gastos. También ahorra en materiales. En el taller metalúrgico, hacen puertas, columnas y ventanas. En el textil, 142 personas por turno fabrican 50.000 delantales por mes para el Gobierno (que financió máquinas con planes Manos a la Obra).

El grupo fue acrecentando su estructura: en el barrio tiene dos ambulancias, sillones odontológicos y laboratorios de análisis clínicos. En la sede central, sumó un tomógrafo. En Jujuy, hay sólo dos. Tupac Amaru tiene ocho militantes estudiando medicina en Cuba. Y aunque en la municipalidad se quejan de que sus edificios no tienen planos aprobados, Milagro usó sus contactos y logró que el Ministerio de Salud habilitara sus consultorios.


Extractado de La Nación, 25-10-09