Por: Antonio Rossi
Adormecidos en las últimas décadas por diferencias políticas y falta de recursos, los proyectos de infraestructura para nuevos emprendimientos de integración entre Argentina y Chile han vuelto a tomar fuerza en las últimas semanas en medio de una marcada polémica por las inversiones que deberían afrontar los gobiernos de ambos países.
Tras el reciente Tratado de Maipú que suscribieron las presidentas Cristina Kirchner y Michelle Bachelet quedaron en carrera distintas iniciativas que apuntan a construir nuevos pazos fronterizos para atravesar la cordillera de Los Andes.
Uno de los proyectos es el denominado Ferrocarril Transandino Central impulsado por el grupo Eurnekián, que controla las principales terminales aéreas del país por medio de Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000). La obra prevista en la provincia de Mendoza -que ha sido profusamente promocionada en los últimos meses-tiene un costo astronómico que se eleva a US$ 3.500 millones.
Como alternativa en el territorio mendocino, se encuentra la obra del Paso de Las Leñas, que cuenta con el apoyo del senador nacional Ernesto Sanz y de los sectores comercial y empresarial de San Rafael. En este caso, la inversión estimada para el enlace vial con Chile llega sólo a US$ 418 millones.
Ahora, también ha comenzado a pedir pista otra variante que tiene como protagonista a la provincia cuyana de San Juan.
Se trata del "Paso de Agua Negra" que prevé la construcción de un túnel de 14 kilómetros de extensión a casi 4.000 metros de altura. Este proyecto -que se perfila como estratégico para el desarrollo del "corredor central del Mercosur implicaría una inversión cercana a los US$ 800 millones y sólo 5 años de trabajos, menos de la mitad del tiempo previsto para la realización del megaemprendimiento de Eurnekián.
A diferencia de los otros proyectos, el Paso de Agua Negra forma parte de las obras incluidas en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) que han definido los países integrantes de la UNASUR.
El enlace fronterizo une el departamento Iglesia de San Juan con la provincia chilena de Elqui de la IV Región de Coquimbo.
Los estudios iniciales del Paso de Agua Negra se remontan a 1935. Luego de varios años de marchas y contramarchas, las autoridades de Argentina y Chile lograron alcanzar un primer acuerdo para la apertura del cruce cordillerano a mediados de la década del 60.
Funcionó de manera provisoria hasta 1977 en que fue clausurado por el enfrentamiento político que mantuvieron los gobiernos militares de ambos países. Se reabrió al público a mediados de los 90 y en los últimos años se iniciaron los estudios y trabajos de consultoría para transformarlo en un cruce seguro, confiable y operable durante todo el año.
El proyecto para Agua Negra tiene delineadas las siguientes características técnicas:
Para atravesar la sección más crítica de la zona cordillerana se construirá un doble túnel de casi 14 kilómetros de extensión. Aproximadamente 4 kilómetros estarán del lado argentino y el tramo más largo de 10 kilómetros quedará en territorio chileno.
Cada túnel tendría 12 metros de diámetro con dos carriles de circulación para los camiones y automóviles.
Entre ambos túneles se prevé una separación de 90 metros y galerías de ventilación cada 500 metros.
Para el gobernador de San Juan, José Luis Gioja; el tratado que firmaron las presidentas constituyó el "respaldo político binacional más importante que ha recibido el proyecto de Agua Negra".
Si se cumplen los plazos que maneja el mandatario sanjuanino, la obra podría salir a licitación en el primer semestre de 2010.
En ese sentido, el ministro de Infraestructura y Tecnología de San Juan, José Strada confirmó que se encuentran en las instancias finales tanto los análisis de prefactibilidad económica y social que quedaron a cargo de Chile, como los estudios geológicos, impacto ambiental y de ingeniería básica que se comprometió a realizar Argentina.
Los especialistas y los empresarios de Argentina, Chile y Brasil coincidieron en destacar que el Paso de Agua Negra resulta una obra clave para desarrollar el "corredor bioceánico central" que une la línea imaginaria que va desde Porto Alegre (Brasil) hasta el puerto de aguas profundas de Coquimbo (Chile), pasando por las provincias argentinas de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba.
Clarín, 6-12-09