Jorge Oviedo
El presupuesto 2010 que aprobó el Congreso pertenece al mundo virtual, puesto que los gastos serán mucho mayores y la brecha entre el texto y la realidad es de nada menos que 55.000 millones de pesos. La revelación no pertenece a un opositor, sino a la presidenta Cristina Kirchner, a quien le gusta repetir el latiguillo de que existen dos países: el virtual, que pintan los medios de comunicación, y el real, donde todo está bastante bien, pero al que no pertenece el presupuesto que ella misma envió como proyecto al Congreso.
En lugar de los 621,5 millones de pesos de superávit que el texto calcula, habría unos 54.380 millones de déficit. La causa de semejante descalce es que el Gobierno no incluyó una enorme cantidad de gastos. La solución que imaginó es sencilla: tomar las reservas del Banco Central, que, como la Presidenta misma ha confesado, no son para pagar la deuda, sino para cubrir un déficit fiscal que amenaza con descontrolarse.
Cristina y Néstor Kirchner no quieren reabrir la discusión presupuestaria en el Congreso, sino conseguir los recursos adicionales y repartirlos discrecionalmente por decretos de necesidad y urgencia y utilizando los superpoderes.
Los gastos que no se presupuestaron adecuadamente son:
- El pago de la asignación universal por hijo, que no figura en el presupuesto.
- El aumento de las asignaciones familiares, que tampoco se consideró en las planillas.
- El monto asignado a contener las tarifas públicas y el precio de los alimentos es tan bajo que para cumplirlo se deberían permitir incrementos que seguramente generarán amplias protestas como las que hicieron retroceder al Gobierno en 2009.
- Los salarios del sector público nacional no tienen previstos incrementos en la norma.
- Muchas partidas tienen montos muy bajos, pero el Gobierno ya comenzó a incrementarlas notablemente utilizando los superpoderes.
La Presidenta aumentó en 2009 las asignaciones familiares y creó la asignación universal por hijo utilizando un decreto de necesidad y urgencia. Entonces, el proyecto de presupuesto 2010 estaba todavía en tratamiento en el Congreso, pero no se envió una iniciativa para modificarlo, rehuyendo los trámites habituales en una república.
Para hacer frente a los gastos, los Kirchner modificaron el presupuesto 2009 por decreto de necesidad y urgencia. El presupuesto 2010 fue sancionado con partidas insuficientes para hacer frente a los nuevos y mayores gastos sociales.
En el presupuesto 2009 también se "dibujó" un superávit ficticio al hacer figurar que no habría subas salariales al sector público. Cuando se otorgaron los incrementos y la recaudación resultó insuficiente, el Gobierno echó mano a los recursos del FMI, a la Anses y a descapitalizar los bancos públicos, básicamente el Central, para hacerse de recursos. También se pasaron para enero último gastos del ejercicio anterior, haciendo esperar a proveedores y contratistas y demorando las devoluciones de impuestos. Con todo, hubo déficit financiero.
Sin aportes del FMI
Este año ocurriría algo parecido, pero ya no están los 10.000 millones de pesos que se obtuvieron cuando se exigió al Banco Central que monetizara el aporte de Derechos Especiales de Giro que hizo el FMI cuando realizó un aumento de capital. Por eso se recurre a las reservas.
Uno de los aspectos más controvertidos es el de los subsidios para contener las tarifas de los servicios públicos. Para la consultora Ecolatina, en 2009 rondaron los 37.000 millones de pesos, pero para 2010 se presupuestaron sólo 32.132 millones, lo que sería imposible de sostener si se quieren evitar protestas como las que hubo el año último por los fuertes aumentos en las tarifas de gas y electricidad, y ante las cuales el Gobierno retrocedió.
Además, la baja de los precios internacionales y la recesión hicieron en 2009 que, según Ecolatina, se registrara el menor aumento interanual en el gasto en subsidios, algo que este año no podría repetirse. En el mejor de los casos, sólo en este punto habría una brecha entre el presupuesto y la realidad de no menos de 50.000 millones de pesos.
Pero la situación es peor, puesto que por inflación y aumento de precios internacionales, las sumas para mantener las tarifas congeladas o con aumentos pequeños que no generen protestas masivas harían que el gasto total trepe a los 45.000 millones, dice la consultora, con lo cual la brecha sólo en este rubro sería de casi 13.000 millones de pesos.
Otras partidas que, se estima, aumentarán enormemente son las destinadas a subsidiar, por ejemplo, a Aerolíneas Argentinas.
Gastos disfrazados
Algunas partidas parecen haber sido colocadas deliberadamente bajas en una operación de engaño, que luego se completa con la apropiación de recursos con superpoderes.
Por ejemplo, el martes último la decisión administrativa 84 arrojó un poco de luz sobre esta clase de maniobras e hizo pensar que se extenderán a lo largo del año.
Las partidas de remodelación de la Casa Rosada y equipamiento de la quinta de Olivos tenían asignados 100.000 y 50.000 pesos, respectivamente. Pero en uso de superpoderes, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, decidió que en lugar de 150.000 pesos, en ambos conceptos se gastarían en cambio 12,8 millones. Un aumento de nada menos que el 8433 por ciento.
Lo hizo con reasignación de recursos, pero restando partidas que iban a parar a subsidios, como los que se usan para contener las tarifas y otros precios. Parece claro para qué cosas quieren más recursos los Kirchner, para lo cual procuran apropiarse de las reservas sin tener que dar explicaciones de cómo modificarán el presupuesto.
CIFRAS ELOCUENTES
$ 45.000
Millones
Se necesitarían en subsidios para mantener tarifas de servicios controladas. Se calcularon $ 32.132 millones.
$ 10.000
Millones
Recibió el Tesoro en 2009 por el aporte de derechos especiales de giro del FMI. Este año no habrá.
$ 150.000
En remodelaciones
Se previeron para la Casa Rosada y la quinta de Olivos. La partida se elevó ahora a $ 12,8 millones.
La Nación, 14-3-10