Por Virginia Messi
Hoy ya nada es tan sencillo. En cinco meses (de enero a mayo) la Gendarmería y la Policía Bonaerense hicieron tres grandes procedimientos contra bandas de narcos dedicadas a la comercialización de drogas de diseño de distinta sofisticación. Y encontraron pistas de que las pastillas secuestradas fueron fabricadas localmente .
Máquinas tableteadoras, cuños para estamparle al producto un logo (que denota su origen o calidad), precursores químicos, rústicos laboratorios armados con microondas en departamentos, son algunos de los elementos aportados por estos procedimientos, que tienen su antecedente más alarmante en 2008, cuando en Ingeniero Maschwitz se descubrió un laboratorio clandestino manejado por mexicanos. Aquel operativo disparó la causa por la llamada “ruta de la efedrina” y dio el primer alerta de una maniobra que, pese a los controles oficiales, encuentra lugares para colarse.
En abril de este año, en una serie de allanamientos ordenados por la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado (realizados por la Delegación Drogas Ilícitas de San Isidro), se secuestraron 11.000 pastillas que iban a ser distribuidas en boliches de la Zona Norte del Conurbano. Se detuvo a seis personas, que hoy ya tienen prisión preventiva.
Los análisis determinaron que las pastillas incautadas eran de MCPP , una poderosa droga que ha sido bautizada por algunos como “el nuevo extasis” (ver ¿Qué es...? ) Se trata de una sustancia detectada por primera vez en la noche madrileña en 2006.
“Las píldoras llevaban tres logos: TT , ? y el numero 4 . La gran mayoría se encontró en un departamento de la calle Paraná al 2700, de Olivos. Allí también estaba la máquina para hacer las pastillas, que habían sido distribuidas en bolsas de 1.200 o 1.300 unidades”, confiaron a Clarín fuentes de la investigación. En ese departamento se encontraron, además, tachos con la droga en polvo, cuyo origen –indican las escuchas telefónicas del caso– sería un laboratorio ubicado en la Provincia de Buenos Aires, sobre el que la Justicia ya puso la mira.
Poco después de este operativo, el 4 de mayo, la Gendarmería detuvo a cuatro hombres y a una mujer integrantes de una banda dedicada “a la elaboración, corte y distribución de drogas de diseño”. En los allanamientos –concretados en la zona norte del Conurbano, Palermo Hollywood y Recoleta– se secuestraron 700 pastillas, 220 frascos con ketamina (una droga que suele ser usada como anestésico para caballos) y botellones de acetona (un precursor químico).
“El pesKado viaja entre las tetas”, fue el mensaje que una de las detenidas le mandó a otro integrante de la banda desde su celular poco antes de ser detenida al bajar de un colectivo en Alvear y Callao, el mismo 4 de mayo. La joven se refería a las pastillas de ketamina –considerada droga ilícita desde marzo pasado– con el dibujo de un delfín que ella llevaba en su corpiño y cuyo destino era variado: boliches, delivery VIP y hasta venta al por mayor a compradores del interior del país que venían a Capital en tour de compras.
“Los elementos encontrados en el procedimiento son los que necesita un laboratorio casero para fabricar drogas de diseño”, confirmaron a Clarín fuentes del Centro de Operaciones Especiales Antidrogas de Gendarmería.
Siempre enfocadas a clientes de un nivel adquisitivo medio/alto , las drogas de diseño (o sintéticas) circulan en las discotecas y explotan en las fiestas electrónicas y en la Costa durante el verano.
Eso terminó de quedar claro en enero, cuando cuatro jóvenes fueron detenidos en Villa Gesell acusados de una serie de asaltos. Se les secuestró 85 dosis de una droga sintética que se pensó que podía ser el alucinógeno DOB y que dio positivo al reactivo de efedrina.
Se sospecha que fue fabricada en el país .
Por lo pronto, la Justicia descubrió, en octubre de 2009, una receta manuscrita para hacer efedrina sintética y metaanfetaminas. La tenía Mario Segovia (el “Rey de la Efedrina”) en su pabellón de la cárcel de Ezeiza. Esto, tal como adelantó Clarín en una nota publicada el último 24 de abril, obligó a la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) a incrementar los controles sobre dos químicos: el nitroetano y el benzaldehído, que figuraban en la fórmula.
Lo que hasta hace menos de dos años era un hipótesis que generaba peleas entre funcionarios provinciales y nacionales parece haberse convertido en una incipiente realidad. Los narcos apuestan a las pastillas.
Y ya no desdeñan la producción local .
Clarín, 30-5-10