Terrence McKeegan, J.D.
NUEVA YORK, 4 de noviembre de 2010 (C-FAM)
La promoción de la educación sexual para los más pequeños suscitó duras críticas en contra de un organismo de la ONU y de su interpretación de la educación adecuada a la edad.
«Nunca es demasiado temprano para comenzar a hablar a los niños de cuestiones sexuales», según las directrices publicadas por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La UNESCO, que alguna vez gozó de respeto por su independencia e integridad, actualmente trabaja en asociación con el Consejo Estadounidense de Educación e Información sobre Sexualidad (SIECUS - Sexuality Information and Education Council of the US), sección educativa del controvertido Instituto Kinsey.
En septiembre del año pasado, las directrices de la UNESCO sobre educación sexual recibieron un torrente de críticas por promover el aborto legal y la masturbación para los niños de hasta cinco años de edad. La intensidad de las objeciones forzó al organismo a desechar estos lineamientos, para luego reeditarlos discretamente en diciembre.
La UNESCO reconoce que una ex directora de SIECUS es una de las principales autoras de sus directrices sobre sexualidad. Se las cita con autoridad como modelo de educación sexual adecuada a la edad en un reciente informe de la ONU sobre el derecho a la educación que fue denunciado categóricamente por miembros de las Naciones Unidas la semana pasada.
La UNESCO eliminó parte del lenguaje más explícito en la versión corregida de las directrices, pero conservó un apéndice que contiene «principios orientadores» que incluyen un currículo de educación sexual para niños desde el momento del nacimiento y hasta los cinco años de edad, inspirado en la visión de Kinsey. En él se enseña a los padres a proporcionar a los pequeños muñecas anatómicamente adecuadas para que jueguen, para informarles sobre las diversas relaciones sexuales, y para que brinden su apoyo a la masturbación.
«Si un niño se está tocando los genitales en privado, haga caso omiso del comportamiento», propone el currículo. En lo que respecta a la identidad de género y a la orientación sexual, advierte que los padres que insistan en reforzar las identidades de género tradicionales dificultarán el crecimiento de sus hijos. «La confusión sobre estos temas y el temor a la homosexualidad (homofobia) llevó a que muchos padres y demás adultos limitaran el modo en el que se expresan los niños y las niñas».
Un modelo de currículo incluido en las directrices de la UNESCO indica a los instructores que deben evitar la moralización, ya que no existe lo bueno y lo malo cuando se trata de valores. En otro currículo, los autores observan que existe una contradicción cuando se examinan «los enfoques religiosos y el que se basa en los derechos». Aún más, otro analiza el desarrollo sexual inicial y advierte que desde el nacimiento hasta los dos años los niños pueden «experimentar placer genital» y para los tres años pueden participar en «juegos sexuales».
El infame sexólogo Alfred Kinsey fundó su instituto en la Universidad de Indiana. Kinsey alcanzó preeminencia en las décadas del cuarenta y del cincuenta por su documentación de comportamientos sexuales humanos. Los críticos lo acusaron de promover la pedofilia y se refirieron a su investigación en la que documentaba orgasmos para niños pequeños e infantes. El Instituto Kinsey inauguró en 1964 su sección educativa, SIECUS, cuya primera directora fue la dra. Mary Calderone, ex directora médica de Planned Parenthood.
Un informe reciente del gobierno revela que SIECUS recibió 1,6 millones de dólares en subvenciones federales entre 2002 y 2009.
El mes pasado, un equipo de trabajo de la UNESCO emitió un nuevo informe en el que se demanda una nueva revisión de la moratoria de la ONU sobre la clonación humana. El organismo propone que sólo se prohíba la clonación terapéutica, lo cual permitiría el apoyo a la investigación que supone otros tipos de clonación.