DISCURSO PRONUNCIADO POR EL DIPUTADO ASSEFF EN LA CÁMARA
Estamos en las vísperas de un momento emblemático: 30 años de una guerra perdida, pero de ineludible memoración.
En estas tres décadas la Argentina, siempre con el norte – o el sur, como sugería Arturo Jauretche, maestro de la bancada mayoritaria – según dicen – y guía de pensa-miento para nosotros, con igual magisterio – de recuperar las Malvinas. Podemos segmentar en tres estos 30 años;
La 1ra década fue de RUPTURA POSTGUERRA, con intentos de ocupar el mar mediante no exitosos convenios de pesca. Por entonces, Londres extendió su pretensión usurpadora abarcando los espacios marítimos – que estaban fuera de su designio hasta 1982 - y consolidó su base militar en la isla Soledad.
La 2ª. Fue de INTENTO de COOPERACIÓN, a partir de un consejo que el líder socialis-ta español – Felipe González – le diera al presidente Menem: “Lo 1º que debes hacer es arreglar relaciones con Londres”. Para Menem el consejo casi fue una manda. Tal el deslumbramiento que le suscitaba el famoso político socialista. Si él lo decía, ¡qué duda cabía! Por eso, en 1989 se celebraron los acuerdos para establecer “el para-guas” (se habla de todo, menos de soberanía) y el 14 de febrero de 1990 se reabrie-ron las embajadas.
Esta aparente armonía incluyó que en septiembre de 1995 firmáramos la cooperación en actividades de exploración mar afuera, pero que un mes después Londres llamase UNILATERALMENTE a una licitación para esa exploración. Es la vieja Inglaterra, la astuta, la que considera a los acuerdos tiras de papel, cumplibles si las relaciones de poder así lo imponen. Solamente en esos casos. Nunca ‘pacta sunt servanda’. Por lo menos con los débiles.
El 3ro de los ciclos es el actual, de TIRANTEZ ASCENDENTE y de REITERACIÓN DE LOS CLÁSICOS RECLAMOS: Que Inglaterra se siente a negociar e interín endurecemos el discurso y adoptamos algunas pocas medidas concretas. Lo más destacable de esta última etapa es que la cuestión Malvinas está de nuevo en el escenario internacional. No es, pues, como pretendía Londres: “La guerra se ganó y el asunto Malvinas se terminó”.
EXISTEN ALGUNOS FRENTES INQUIETANTES
Algunos, con sordina, susurran y son escuchados: dicen que hay sobreactuación para cortinar los problemas notorios que presentan la economía y la gestión.
En este contexto, el vicecanciller inglés Jeremy Browne dijo en Santiago de Chile hace diez días que “para la mayoría de los argentinos las Malvinas no son relevantes y sí lo es su trabajo, la inflación y algunos signos preocupantes de su economía”. Sin duda, la astucia inglesa en todo su arte y despliegue: minar la voluntad del adversario, hacerlo vacilar, dividirlo. Bajarle el precio a lo que se disputa.
Otros, como el exvicecanciller de Menem, insisten en que todo lo que hacemos es inútil y que sólo volver a la cooperación dará a largo plazo algún resultado. No pasa inadvertida su contradicción: ese exfuncionario también criticó el intento de esta-blecer vuelos directos a través de Aerolíneas. “Esta cooperación no sirve”. Para él es efectiva la de obsequiar ositos a los isleños y contemplar “cooperativamente” cómo Gran Bretaña da sucesivos zarpazos en el Atlántico Sur.
El exsecretario de Planeamiento de Menem, devenido en analista consultado por doquier, con impostada solemnidad, sostiene a quien lo quiera oir: “ahora hay tres partes”. Incluye como tal a los isleños. No se comprende por qué tanto énfasis en destacar algo que va contra nuestros intereses vitales.
Y también aparecieron los intelectuales. Todos esperamos con expectativa al pensamiento ¡Bien que lo necesitamos! ¿Qué nos proponen? Que nos olvidemos para siempre de las Malvinas argentinas. Porque significa reconocer la autodeterminación de los isleños. Por favor, Beatriz Sarlo, Jorge Lanata, Santiago Kovladoff: los invito a que repiensen.
Los ingleses tienen un designio: las Malvinas ficticiamente independientes, miembro de la Comunidad Británica de Naciones, estado tapón en el Atlántico Sur, pieza neoimperial. Como Belice por ejemplo. El añejo colonialismo vestido con ropaje neocolonial. Siempre más de lo mismo.
Hasta no faltan los teoricistas que denostan “las causas nacionales” porque son totalitarias: todos hermanados, dicen, es incompatible con el sistema democrático. ¡In-creíble! Sólo eso les digo: ¡Increible que se autoadjudiquen el ser intelectuales ¡
AMENAZA MILITAR CONTRA AMÉRICA DEL SUR
El diferendo por las Malvinas ha adquirido una dimensión tan inesperada como formidable: se ha militarizado el Atlántico Sur y ello configura una amenaza para todos los sudamericanos. Brasil lo ha visto con claridad y lo ha visto correctamente. Todos nos sentimos amenazados. Esto es mucho más grave de lo que algunos banalizan.
QUÉ HACER
Distinguir entre declaraciones emocionales y medidas que sí se orientan al cambio de la situación desfavorable en la que estamos. No quedarnos en las primeras. Avanzar con las segundas.
Reclamar en el marco del derecho internacional, como lo estamos haciendo, que se reabra el diálogo bilateral. Aquella Resolución 2065, de los tiempos de dos argentinos memorables, Arturo Illia y Miguel Angel Zavala Ortiz, es la base formidable que nos asiste.
Profundizar la vertebración de respaldos de órganos internacionales y de países, uno a uno inclusive. Hay que seguir recorriendo el Áfríca y el Asia y celebrar acuerdos. El del G 77 + China debe ser cultivado con esmero.
Hostigar económicamente a las empresas embarcadas en actividades de exploración y explotación hidrocarburífera en los espacios marítimos que usurpa Londres y a todas las que estén vinculadas con ellas, sea consultoras, bancos, aseguradoras, fondos de inversión. Hay que desalentar las inversiones o disminuirles las rentas a raíz de los riesgos que introduce el conflicto. Por supuesto, aplicar la ley y sancionar a las empresas que tienen esos vínculos y actúan u operan en nuestro territorio continen-tal, incluyendo a Osisko, la megaminera de Famatina. Advertirle a la Barrick Gold – además de la cuestión medioambiental tan preocupante – que si continúa con sus vínculos con la petroleras Rock Hopper, Borders, Desire y Falkland Oil, acá no podrá seguir. Que elija.
Ocupar el mar, nuestra “pampa mojada”. El presupuesto de la Armada y de la Pre-fectura debe estar acorde con la necesidad de que nuestro inmenso mar esté patru-llado, por agua y por aire, única forma de que los derechos jurisdiccionales sean rea-lidad. Así podremos ser nosotros quienes otorguemos los permisos de pesca, con la máxima transparencia y cuidado del ecosistema. Y también las concesiones petrolífe-ras.
En este contexto, el anuncio de la entonces ministra de Defensa, el 3 de julio de 2010, de que se retomaría el plan para construir un submarino nuclear, debe ser realidad tangible. Para defender preventivamente lo nuestro, no para atacar a nadie.
Ampliar nuestros negocios e intercambio con Sudamérica y otros pueblos del Sur. A más intereses enlazados, más gravitación de la Argentina. UNASUR debe impulsar la economía de la Región, además de sus históricos objetivos de integración política.
DOS NOVEDADES EN NUESTRA ESTRATEGIA
Simultáneamente, debemos lanzar una batería de ofrecimientos de COOPERACIÓN con los isleños: En Educación, Salud, Cultura, Deportes, Transporte, Medio Ambiente.
Las Universidades, sobre todo la San Juan Bosco de la Patagonia, invitarán a los isle-ños. No con becas, que no necesitan habida cuenta de su alto ingreso per cápita, pero si abriendo sus puertas.
No importa que nos digan no. Nosotros deberemos insistir que nuestros brazos están abiertos, igual que nuestras puertas. Con paciencia y pertinacia. Hay que inhumar ese falaz y hasta perverso argumento de que los argentinos somos hostiles y agresivos. Inclusive, esta Cámara debería invitar a los miembros de la llamada asamblea de las islas.
No los reconocemos ni como parte ni como entidad política o institucional. Los re-conocemos como una comunidad de gente. Son una asamblea comunitaria. Los de-bemos tratar como posibles argentinos, pues bastaría que pidan el DNI para que lo sean, según nuestra ley. Los isleños están a un tranco de ser argentinos nativos. No lo debemos olvidar.
Dos velocidades, pues, combinadas e interactuando: HOSTIGAR EL BOLSILLO DE LOS INGLESES Y OFRECER PAZ, COOPERACIÓN Y ACUERDOS CON EL PUEBLO HABITANTE de nuestras islas.
Debemos proclamar que nunca bloquearemos el envío de medicinas y alimentos para los isleños. En eso la Argentina jamás entrará. El boicot es para las naves militares o logísticas de las actividades expoliatorias de nuestros recursos.
Recordarles que sus intereses y modo de vida están ultragarantizados por nuestra Constitución.
El otro aspecto nuevo es el RENACER DEL FEDERALISMO, hoy tullido. Todo lo que hagamos en la Argentina continental para volver a ser federales de verdad será un paso adicionalmente para acercarnos a las Malvinas argentinas. No se conciben a éstas en el seno nacional sino es en el marco de un federalismo renacido.
ARGENTINOS EN LAS MALVINAS
Esgrimen las voces inglesas que la prohibición de amarre para buques con la bandera ilegal de las Malvinas “afecta los derechos de libre circulación y demás”. Esa prohibi-ción, en la que nos acompañan nuestros hermanos del Sur de América, es FUNDA-MENTAL. No importa si antes de llegar al puerto enarbolan otra bandera de conve-niencia. La de las Malvinas no existe y por ende no se acepta. Ese acto preparatorio de la ficcional independencia se neutraliza de raíz.
Ahora, en materia de derechos del hombre, el de transitar y el de fijar domicilio está en el primer orden. Hay que exigir que 5 ó 10 mil argentinos, voluntariamente, se puedan radicar en las Malvinas, en son de paz y de trabajo, claro. Y acordar una política migratoria común hacia las Malvinas con América del Sur.
POLÍTICA DE ESTADO
Se está pergeñando una BICAMERAL DE MALVINAS. Yo creo que esa Bicameral debe ser ampliada y reunir a la diversidad de sectores argentinos con el objetivo de que podamos PARIR LA PRIMERA GRAN POLÍTICA DE ESTADO, LA DE MALVINAS, ATLÁNTICO SUR Y ANTÁRTIDA. La bicameral debe ser la fábrica de una gran política de Estado.
Las tres etapas de estos treinta años no pueden volver a repetirse: la Argentina no pa-decerá del vaivén. Tendrá una estrategia, única y común.
Nadie nos podrá enrostrar en lo sucesivo ese latiguillo de que con la Argentina no se puede tratar porque con cada nuevo gobierno se deshace lo hecho antes.
Por último quiero decirles al primer ministro Cameron y a todo el gobierno de Gran Bretaña:
Cierto es que las Malvinas y los espacios marítimos inmensos que las circundan – co-mo a los otros dos archipiélagos – poseen riquezas, pero DEBEN SABER DEFINITIVA-MENTE QUE ASI FUERAN TAN POBRES QUE NO TUVIERAN NI OVEJAS, A LAS MALVI-NAS LAS SEGUIRÍAMOS AMANDO ¿Saben por qué señor Cameron y demás miembros de su gobierno? PORQUE ESTÁN EN NUESTRO CORAZÓN.
Permítaseme una felicitación: para la campaña publicitaria de la Fundación Azul de los trabajadores marítimos. Es espectacular, sencillamente ¡Cuánta conciencia forma! Necesitamos temple, fortaleza, paciencia, astucia, unidad.
Si nos lo proponemos, el Atlántico Sur será nuestra inmensa pampa mojada, con las Malvinas como epicentro. Y en las aguas grandes del inmenso mar naufragará para siempre el anacrónico colonialismo que sufrimos.
Mi voto es por lo que firmé, el dictamen unánime de la Comisión de RR.EE. que me honro de integrar.
EQUIPO DE PRENSA UNIR, 21-3-12