POR JOAQUÍN ROY
CATEDRATICO “JEAN
MONNET” Y DIRECTOR DEL CENTRO DE LA UNION EUROPEA DE LA UNIVERSIDAD DE
MIAMI
Los tiempos recientes
están siendo dominados por la insistencia en una acrecentada importancia de la
cuenca del Pacífico.
Se justifica en gran
parte esta persistente moda aparente en la inserción de los intereses de China
en América Latina y los vínculos asiáticos con la economía norteamericana,
además de la europea. Los mitos de la globalización también contribuyen al
refuerzo del mito transformacional. En materia de seguridad, el Pentágono está
posicionando el grueso de la flota en los puertos del Pacífico, como si se
esperara un nuevo Pearl Harbor. Esta tónica, sin embargo, contrasta con la
historia de cinco siglos y los datos del presente que refuerzan la permanencia
del ligamen atlántico.
Por de pronto, hay
que considerar que de establecerse una plena zona de libre comercio entre los
países del NAFTA y la
Unión Europea , el resultante bloque sería la región
económicamente mayor del planeta, sin competencia de cualquier alianza
establecida por los países del hemisferio occidental con partes con Asia.
Solamente entre Estados Unidos y la
UE , el conjunto económico sería el mercado más grande y el
más próspero, comprendiendo más del 54% del PBI en valor absoluto y el 40% en
poder adquisitivo.
Volviendo la mirada
hacia el sur, aunque el vínculo comercial entre Europa y América Latina es,
comparativamente, modesto, la dependencia latinoamericana de Europa y EE.UU. no
tiene par . Y sin América, el español no sería la “segunda lengua” del mundo,
con más estudiantes que otro idioma, con excepción del inglés.
Mientras se critican
ciclos de aparente desdén de EE.UU. hacia América Latina, como el actual, las
aguas vuelven siempre a su cauce y se efectúa un “redescubrimiento” del socio
(o la víctima) natural. Si EE.UU. puede ser acusado frecuentemente de
considerar a Europa como aliado garantizado y socio económico fiable, lo cierto
es que cuando la problemática europea dispara las alarmas (como es el actual
caso de la crisis de la eurozona ), Washington reacciona y sabe distinguir
dónde están sus prioridades y sus intereses.
Por todo lo anterior,
se comprueba fehacientemente que este vínculo triangular sigue teniendo más
valor que la vaga red tendida a ambas orillas del Pacífico , como resultado de
diversos factores estratégicos y económicos. Ni el ascenso de los BRIC ni la
detectable inserción comercial asiática en América Latina serán suficientes
para borrar más de medio milenio de existencia común, compartiendo valores que
difícilmente dejarán de pesar en la permanencia del triángulo atlántico. Si hay
una macroregión idónea para las “alianzas estratégicas”, ésta es la que
comprende desde Alaska a Tierra de Fuego, desde San Petersburgo a Santiago de
Chile, del Bósforo a California, de Panamá a Gibraltar.
Clarín, 10-10-12