FORO
PARA EL PROYECTO NACIONAL Y LA COMUNIDAD ORGANIZADA
El punto de partida
de toda política que quiera ordenar el país, o que pretenda insertarlo en el
mundo es reafirmar a la
Argentina como una nación soberana y americana.
En esta hora presente
cuando el ser de Argentina es puesto en duda y se ve amenazado por tantas
fuerzas hostiles, se impone como imperativo de primer orden, tomar conciencia
de la alta significación de nuestra Nación; reconstruir su vida; restaurar la
convivencia y afianzar su identidad y
todos los valores que van con ella.
Argentina es una
realidad viva, que abarca una tierra con sus características naturales, sus
ríos, sus mares, sus llanuras y montañas, un profundo significado como
escenario político y un pueblo con identidad, conciencia social y personalidad;
tiene una historia y una cultura que van entrelazados a un destino que nos
lanza hacia el futuro.
Argentina es una poderosa realidad, por más
que hoy intenten atacarla o negarla; es una realidad histórica, cultural y
política que hunde sus raíces en una América profunda y en su espiritualidad.
Hay que reivindicar Argentina y su grandeza
frente a aquellas corrientes que pretenden desprestigiarla, aminorarla,
socavarla, negándola o destruyéndola (el internacionalismo progresista, el
liberalismo, el indigenismo etc.).
Argentina al igual que una familia tiene un
patrimonio común. Se trata del patrimonio recibido como herencia y que contiene
una gran riqueza, que va desde la riqueza del suelo patrio (riqueza natural, paisajística y ambiental)
a la riqueza de la cultura (patrimonio histórico, símbolos, ideales, valores y
principios); a lo que se une las vivencias históricas sobre esta tierra, regada
con la sangre de los antepasados (héroes) pero también artistas, sabios y
poetas.
El deber del pueblo
Argentino es permanecer fiel a esta herencia; conservar y acrecentar dicho
patrimonio, este patrimonio vital de la Nación debe ser mantenido cuidadosamente y
aumentarlo de forma armoniosa e inteligente; desarrollando con fidelidad y
creatividad sus inmensas posibilidades para el bien de la humanidad.
Hay que fomentar y
cultivar el patriotismo, hoy tan olvidado y desacreditado, pero para que sea
autentico, debe tener una visión crítica de la propia realidad nacional, de la
propia historia y de sus avatares. Hay que huir del patriotismo superficial, de
la veneración acrítica del propio país de su legado y sus vicisitudes
históricas.
El amor a la Patria no puede ser un amor visceral que deforme
la realidad o sea incapaz de ver objetivamente las cosas como son o fueron, un
patriotismo inteligente y bien entendido no dudará en reconocer los errores que
se hayan cometido en el pasado y se esforzará por detectar los principales
defectos del temperamento nacional.
Hay que despertar y avivar la conciencia
nacional Argentina, hoy aletargada sumida en un sueño suicida, hay que ser
conscientes de nuestros orígenes, raíces, del valioso legado de las generaciones
pretéritas y con ello también de la responsabilidad que se tiene ante las
generaciones venideras en lo que se refiere a la trasmisión de dicho legado.
Hay que tener conciencia de la fuerza que da a
una persona como en una comunidad o un pueblo el conocer sus propias raíces del
cual dimana el potencial vigorizador para disipar las angustias e
incertidumbres y abrir un horizonte esperanzado para nuestro pueblo.
Para desarrollarse en plenitud y jugar en el
mundo el papel que corresponde, Argentina debe permanecer fiel a sí misma, a su
legado y destino, aparecer definidos por las dos notas relevantes de su ser, su
historia y su cultura y su vocación de universalidad.
Lo que ha dado sentido a la Argentina ha sido su
proyecto humanista en defensa de la grandeza humana.
Hay que renovar y reconstruir la vida de la Nación , se impone llevar a
cabo la profunda labor de reconstrucción social, humana, sacar a luz las
mejores posibilidades, virtudes y capacidades, esforzarse por eliminar todos
los factores negativos y los contravalores que están desgarrando la vida
Nacional: el sectarismo, la partidocracia vacía, la demagogia, la falta de
cultura política.
Conquistar a la comunidad Argentina para la
vida buena, noble, sana y prudente, sacarla de la vida decadente, débil,
insana. Sacar a la sociedad de la desidia y apatía para que no se convierta en
algo patológico y caiga en el desorden y desconcierto que se advierte de
algunos niveles de la vida colectiva.
Devolverle la ilusión al País y con ella la
fe, el coraje, el impulso creador y combativo que fueron rasgos de nuestro
pueblo; hay que superar la decadencia en la que nos vamos hundiendo cada vez
más; poner fin a toda costa a la actual
fractura social, la discordia introducida en el cuerpo nacional por demagogos
ineptos y sectarios.
Hay que conseguir que los argentinos se
sientan orgullosos de serlo, que sean conscientes de los importantes valores y
los valiosos contenidos que van ligados
a su ser.
Para esto hay que actuar en las siguientes
áreas: Histórica, Cultural, Político Social y Constructiva.
ÁREA HISTÓRICA
Estudio de la
historia en todos sus aspectos, sus líneas maestras, su inserción en la historia
universal. Hechos históricos relevantes o significativos, grandes gestas,
figuras ejemplares.
ÁREA CULTURAL
Nuestro legado
cultural-histórico: arte, literatura, poesía, música, ciencia, espiritualidad
(religión, mística). Folclore, estilo de vida, templos, catedrales, lengua,
símbolos, mitos, leyendas. Enseñanzas que nos contienen y nos trasmiten
valores, ideas, principios y perspectivas.
ÁREA POLÍTICO SOCIAL
Cuestiones de
actualidad que afecte a la
Argentina , a su comunidad y a su pueblo. Analizar problemas y
proponer soluciones; combatir lacras y corrupciones; apoyar y defender las
instituciones con una fuerte exigencia crítica, obligándolas a que se respeten
a sí misma; trabajar por la convivencia y la concordancia nacional; afirmar e
impulsar el patriotismo.
Aquí cobra especial
importancia el campo de las ideas sobre todo en las cuestiones políticas,
económicas, sociales y artísticas.
ÁREA CONSTRUCTIVA
Construir y
reconstruir nuestra propia identidad; mirada creativa hacia el futuro de la Patria que es tierra de los
padres, vivida como tierra de y para los hijos, visión puesta en las
generaciones venideras. Hacer que Argentina despierte, tome conciencia de su
alto destino y que se ponga en marcha para que pueda ocupar el lugar que le
corresponde en el concierto de las naciones y no quede como furgón de cola,
como nación frustrada o fracasada.
Expandir y elevar el
ánimo colectivo, que saque a la
Nación del marasmo y mediocridad actual.
Dar pasos para
construir un mundo mejor.
Alzar la bandera de
una nueva era, más humana, íntegra y respetuosa de la creación y del orden
universal. Ofrecer al mundo nuestro principio plasmado en el humanismo
cristianismo y elaborado por los gobiernos justicialistas.
Todo esto tiene como
trasfondo una cuestión clave que es Argentina, respuestas a las preguntas
fundamentales quienes somos, de dónde venimos, adonde vamos, cuál es nuestro
papel y misión en el conjunto de la humanidad, en la historia y en el universo.
Porqué ha existido,
existe y seguirá existiendo.
SOBERANÍA POLÍTICA, INDEPENDENCIA ECONÓMICA,
JUSTICIA SOCIAL, IDENTIDAD CULTURAL, PROTECCIÓN Y DEFENSA DE NUESTRO PATRIMONIO
Y RECURSOS.
Juan Manuel Lencioni
Córdoba,
12 de Octubre 2012