por Lucas Viano
A principios de 2012,
Jorge Rabassa, investigador superior de Conicet, cambió de opinión. Puede
resultar extraño que un científico en la cúspide de su carrera realice un giro
tan abrupto.
“Nunca hay que ser
dogmático en ciencia”, dice. Hasta hace pocos meses Rabassa pensaba que el
único responsable del cambio climático eran las emisiones de gases de efecto
invernadero que provoca la quema de combustibles fósiles.
En un vuelo entre
Buenos Aires y Tierra del Fuego, su ciudad de residencia, leyó un artículo de
la astrofísica argentina Silvia Duhau. “Fue una epifanía”, asegura.
Ayer, Rabassa fue
incorporado como miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba.
Su especialidad son
los glaciares del pasado. Indaga desde cuándo existieron y qué marcas dejaron
en el terreno y los ecosistemas. También trata de identificar la edad de las
glaciaciones. “Desde hace siete millones de años hay glaciares en la Patagonia ”, comenta.
Pero también
monitorea glaciares actuales para conocer de qué manera el cambio climático los
afecta. Tiene observaciones desde hace 37 años.
“A medida que aumenta
la temperatura ambiente, la línea de nieves permanente asciende y cada vez
mayor superficie del glaciar queda descubierta en el verano, por lo que se
derrite. Es una evidencia objetiva e independiente del cambio climático, que
sirve para cotejarla con las mediciones instrumentales de los aumentos de
temperatura”, sostiene.
–¿Qué puede suceder
con los glaciares en el futuro?
–La gente piensa en
el Perito Moreno cuando hablamos de glaciares, pero no sabe que hay miles de
glaciares pequeños de montaña. Muchos de ellos van a desaparecer en 50 años.
Probablemente sólo resista el 10 por ciento. La mayoría ha llegado a un nivel
crítico por lo que es tarde para que se salven. No es una especulación. En la
década de 1980, estábamos estudiando un pequeño glaciar en el cerro Tronador
(cerca de Bariloche) que desapareció en la década de 1990. Procesos que antes
tomaban siglos o milenios, ahora se desarrollan en el lapso de una generación.
–¿Y qué ocurrirá con
el Perito Moreno?
–Detectamos que en un
solo verano este glaciar perdió 14 metros de espesor como reacción al
calentamiento global. El Upsala, ubicado en al Parque Nacional Los Glaciares
(Santa Cruz) perdió ocho kilómetros de longitud en los últimos 25 años.
–¿El cambio climático
que está provocando la desaparición de los glaciares es únicamente atribuible
al hombre?
–No. Cada vez hay más
investigadores que reconocen la importancia de la variabilidad de la actividad
solar. Años atrás yo era un escéptico. Es absurdo atribuir exclusivamente a la
actividad humana el cambio climático. Probablemente sea un efecto acumulativo
entre las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre y
la actividad solar.
–¿Qué sucede con el
Sol?
–Según los
astrofísicos, la intensidad de las manchas solares que arranca a mediados del
siglo XIX, con algunas oscilaciones, hizo su pico en 2008. Las manchas son
erupciones de energía que se producen en la superficie del Sol. Esa energía
llega a la Tierra
y calienta la atmósfera, porque es absorbida por las moléculas del aire. Pero
además cambian el campo magnético terrestre. Todo ese cúmulo de efectos puede
tener un impacto significativo en la temperatura global del planeta.
Años más fríos
–¿Estas manchas
solares siguen en aumento?
–Lo interesante es
que, a partir de 2008, la intensidad de manchas solares comenzarán a bajar,
según los modelos. Con lo cual, la temperatura comenzará a estabilizarse para
luego comenzar a descender.
–¿Cuánto puede bajar?
–Cuando no hubo
manchas solares, la temperatura del planeta disminuyó. Hay evidencia geológica
e histórica vinculada con lo que se conoce como la pequeña Edad de hielo (del
siglo XVI al XIX). Y en el siglo 20 hubo una época muy cálida que hizo su pico
entre 1945 y 1950 y luego descendió. La década de 1970 fue muy fría. Eso sólo
se explica por la variación en las manchas solares. Puede que en los próximos
años el clima sea tan frío como en el setenta.
–Pero esto es lo que
podría ocurrir sin tener en cuenta el incremento de los gases de efecto
invernadero que siguen en aumento.
–Estos años van a ser
cruciales para determinar cuál es la incidencia en el cambio climático del Sol
y del hombre. Si la temperatura baja en forma marcada, la razón la tendrán los
astrofísicos y las manchas solares serán las grandes responsables de que ahora
haga más calor. Si no hay variaciones, serán los climatólogos los que tendrán
la razón y se demostrará que los gases de efecto invernadero son los
principales culpables.