La pregunta de una
joven sugirió respuestas más allá de la duda. Fue una caricia y un puñal al
corazón, algo extraño si se trata de placeres y dolores: “¿Cómo ustedes después
de haber ido a una guerra que hoy está perdida se sienten orgullosos y hablan
como si hubieran ganado?”
3 veteranos de la
guerra de Malvinas contaban sus vivencias en una tarde húmeda de Córdoba. Y lo
hacían con una paz que pocas veces se puede ver en ojos de personas
“derrotadas”, aunque ellos no lo estaban. Esa actitud llamo la atención de una
joven. Claro, ¿Cómo ante la derrota puede haber orgullo y paz?
ARGENTINOS
CONTAGIADOS
En una sociedad casi
que en su totalidad no entiende de victorias con dolor, o la paz en la derrota
después de darlo todo, es para tantos algo tan estúpido o sin sentido. Claro,
en la cultura del facilismo, o la ley de la selva que es la pura competencia de
llegar a donde el yo quiere por medio de todo tipo de medios inclusive
destrozando y aniquilando al prójimo y en lo que nada vale por lo que es, sino
por lo que aparenta ser, y toda muestra y arrojo de valor humano puede ser tan
imposible de comprender, que surge la pregunta: ¿Por qué estas contento si
perdiste?
Un pensamiento
posmoderno ha invadido la vida de los mortales, y los argentinos no son la
excepción, estamos contagiados de ese enfermo sistema mundial donde ya no hay
verdad, ni una causa por la cual luchar, solo una pesadumbre de vivir solo el
hoy sin saber el porqué de nuestro existir.
Pero si le preguntan
a esos hombres que peleaban la guerra de Malvinas, sabrán ver que son de otra
época, y no por los años, sino porque también porque en esos años se libraba
una lucha ideológica o de sistemas. Y en realidad el choque o división de
generación es la estrategia del sistema frívolo y mortal que hoy lidera las
decisiones generales de las personas. Por eso es que un combatiente de Malvinas
contará su historia en la guerra, y casi la totalidad de ellos (salvo algunos
díscolos) contarán su vivencia de manera orgullosa, con lágrimas en los ojos, y
como si todo hubiese pasado ayer. Es como si tuvieran anticuerpos del pesimismo
actual, por eso cuentan algo que para la sociedad es imposible de creer, y como
si eso no hubiera pasado en un mundo desencantado que no sabe lo que es soñar
utopías.
¿NACIONALISTA?
Por eso pienso que la
pregunta justa sería: ¿Por qué no sentirse así cuando el producto de su orgullo
en sus ojos es el reflejo o el recuerdo de haber peleado por algo más que los
sueños personales y de sus cercanos?
¿Por qué no sentirse
así si lucharon por una Nación, y por algo que nos robaron a todos por más
alejado que este?
¿Por qué no sentirse
así, si con valentía espectacular hicieron temblar al imperio pirata, y el
mundo hablo de los logros y vio el miedo visceral de los confiados ingleses
hasta enfrentarse con nuestros heroicos soldados?
¿Por qué no sentirse
orgullosos si transversalmente la causa Malvinas fue la única en décadas y en
un siglo que unió a todo un pueblo que con tan variados y diversos hilos de
pensamientos sintió la identidad nacional como nunca lo había sentido y esa vez
por defender las islas que son parte del cuerpo continental de la Argentina ?
Ellos fueron parte de
una gesta que espera terminarse del lado argentino por mera Justicia y actos
patrióticos.
No se trata del
nacionalismo fanático, se trata de un nacionalismo basado en la cultura que
quieren robarnos, para imponernos como lo están logrando esos falsos valores
que quieren mezclar con dogmas ajenos a los buenos y a los nuestros. Es un
nacionalismo que se fundamenta dónde estamos, donde nacimos, y con lo cual nos
identificamos por naturaleza o por arrojo propio. No es fanatismo, es la Identidad que solemos
recuperar los que vamos rescatando la memoria o el conocimiento de un pasado
que es contado por los hechos y no por algunos renegados de lo ven que fue
nuestro país años atrás, o la historia que nos enseña o muestra los buenos
ejemplos de hombres que sembraron esfuerzo, sacrificio, sudor, lágrimas y
sangre en este suelo tan rico pero para tan pocos.
EL QUE ESCONDE TIENE
MIEDO A LA VERDAD
Pese a estar en menor
y en más bajas condiciones un ejército del otro, Argentina tenía lo suyo, y a
nivel continental es cierto que era el segundo ejército más preparado. Su
coraje, valentía e inteligencia hizo temblar el poderío de uno de los países
más preparados en guerras. Hizo dudar si hubiesen podido soportar más tiempo si
los argentinos no se rendían ese día que los ingleses rogaban irse a su patria
pero sin decirlo tan directamente. Hizo temer una derrota muy próxima si no
hubiesen hundido al Belgrano fuera de las aguas que delimitaban el lugar de
combate, e hizo avergonzarse de todo el daño tremendo que le produjo la Argentina en sus barcos
hundidos, averiados, con su insignia abandonado en el mar, con soldados que
solo esperaban una paseo por el Océano pero que tuvieron que desear volver
rápido a sus hogares; con bajas y destrucciones que tienen que ocultar en sus
archivos que supuestamente se abrirían en estos tiempos pero que al ver que la
herida aún no ha sido cicatrizada tienen que patearla para 80 años más
adelante. O sea, cuando nuestros héroes ya no estén ni puedan ver la
humillación en números que ellos causaron a los piratas europeos, recién allí
en una de esas abran los archivos que ocultan el poderío y el coraje argentino.
REIVINDICAR A
NUESTROS HÉROES
Creo verdaderamente
que llega la hora de reivindicar a los héroes de carne y hueso que existen
entre nosotros, héroes que dieron su vida por la Patria y que tan
vituperados, olvidados y desplazados fueron. Tratados casi como leprosos. En la
actualidad llevados debajo de la alfombra de las memorias olvidadas de nuestra
Argentina, como ese hijo que no se quiere mostrar a nadie y que se lo tiene con
vida pero encerrado en un sótano.
Héroes reales,
verdaderos, no esos modelos juveniles y fugaces del marketing vacío e inútil.
Ni tampoco como los famosos de bailes populares, o los que ofrece la maldita TV
Argentina con peinados extravagantes, ropa a la moda, lentes o forma de hablar
chistosa pero que en su vida demuestran la falta de sentido que hay en ellos y
que no pueden servir con su materialismo esclavo y su individualismo bizarro en
nada para una sociedad que pide a gritos buenos modelos, reales y palpables.
Por eso es que ante
la pregunta de la joven, en los ojos de mi ser, queda la mirada, la historia, y
esa vida autentica de los héroes que nos quieren ocultar con razón, claro, si
ahí están los hombres que la juventud necesita, héroes que dieron por una causa
superior al egoísmo y al individualismo sus vidas, héroes que pudieron
sacrificar lo que los modelos de esta Argentina vencida no tienen ganas ni de
pensar. Héroes que tenemos la obligación de premiarlos no solo con una medalla
especial, sino que deben ser reconocidos y valorados, pero llamados y alistados
nuevamente para que sigan peleando una guerra que hoy está librándose en la
mente de cada ciudadano de nuestra Nación, como en las arenas de la política y
toda la sociedad como de una cultura casi travestida que no sabemos qué es y
clama por librarse de enemigos ocultos tras las sombras del poder interno y
externo. Enemigos que bien podemos ver y otras veces no, pero que han hecho y
están haciendo tanto daño que en un siglo nada de la historia Argentina será
tema de orgullo. Héroes que nos inviten y enseñen a izar de una vez por todas
la bandera de nuestra Identidad Nacional.
Aquí estará esperando
mi vida, mis ojos, mi fe pero también mi proceder para ver otra vez a esa
Argentina renacer, quizás llegue el día esperado donde podamos reflejar en
nuestros ojos ese sano orgullo Nacional, no por soberbia, sino porque vimos
renacer en los hechos a nuestra hermosa Nación. Eso es una partecita pequeña de
lo que es la Identidad
Nacional.
Valores para mi País
- Córdoba, 11-4-13