Guillermo Cherashny
Paradójicamente, al
mismo tiempo que la presidente decía días atrás que le corría el frío por la
espalda por el espionaje de la CIA en la Argentina, sectores de inteligencia
ligados al gobierno iniciaron una guerra que puede traer graves consecuencias.
Si bien CFK acusó a la CIA, en realidad debió referirse a la menos popular
National Security Agency (NSA), un cuerpo selecto que viene creciendo desde el
atentado contra las torres gemelas y que el año pasado inauguró un gran centro
de almacenamiento de datos.
El caso es que la presidente estaría bastante
disgustada con la SI (Secretaría de Inteligencia) debido al apoyo que ésta le
presta al fiscal Alberto Nisman, que criticó severamente el Memorándum de
Entendimiento con Irán. A esto se le sumó la declaración del Congreso de los
EEUU criticando al gobierno por impedir el viaje de Nisman a ese país.
En este
contexto es que la SIDE paralela montada por el Jefe del Estado Mayor del
Ejército, general César Milani, en combinación con el jefe de la bonaerense
comisario general Hugo Matzkin, habrían puesto en marcha una operación para
anular al mítico Antonio Stiusso. Éste es el jefe de contrainteligencia de la
SI, cuyo poder se mantiene gracias a que conserva las escuchas telefónicas de
altas figuras del poder.
Stiusso tiene estrechas relaciones con varias agencias
de EEUU y trabajó durante diez años haciendo inteligencia en la Triple Frontera
sobre el Hezbollá y otros grupos terroristas. Por su parte, Matzkin no responde
al gobernador Daniel Scioli sino al Secretario de Seguridad, teniente Sergio
Berni. No se descarta que el agente de la SIDE Pedro Antonio Viale, alias “El
Lauchón”, asesinado en La Reja, Moreno, hiciera algunos negocios con terrenos
fiscales con beneficio personal. Pero la irrupción violenta del Grupo Halcón de
la bonaerense en su domicilio volteándole la puerta de ningún modo podría atribuirse
a una confusión.
El dueño de casa salió armado y dijo: “chapa, chapa”, que es
la forma por la cual se identifican las fuerzas en los enfrentamientos para
evitar el fuego amigo. Sin embargo, el Grupo Halcón disparó directamente contra
“el Lauchón”, cometiendo sin duda alguna un homicidio.
Semejante alevosía no se
justifica por la existencia de una causa judicial sobre narcotráfico que
tramita el juez federal de Tres de Febrero Juan Manuel Cultota. Este sangriento
episodio podría generar una cadena de respuestas por parte de la SI y también
de la inteligencia americana, que ve con preocupación el giro chavista de
Milani, destinado tal vez a hacer puntos con la presidente.
Una historia de
escándalos
Otra interpretación
del episodio, por cierto mucho menos verosímil, es que la bonaerense cometió en
este caso un error fatal, parecido al de la masacre de Ramallo en 1999, al
final de la gobernación de Eduardo Duhalde. Entonces, el Grupo Halcón abrió
fuego sobre un grupo de asaltantes que huían de un banco con sus rehenes,
matando a tres de ellos. También merece recordarse el fiasco del caso Candela,
que hizo que Matzkin terminara abucheado por la gente. El caso de El Lauchón es
más grave, porque desata un virtual estado de guerra con el organismo de inteligencia
más importante del Estado.
Fuentes confiables
aseguran que el fiscal de la causa acusaría al juez Culotta de haber actuado
a sus espaldas ordenando el allanamiento al domicilio de El Lauchón. Ayer se
consideraba inminente la detención de algunos integrantes del grupo Halcón por
no seguir los procedimientos del reglamento. El juez no sólo no avisó al fiscal
el allanamiento sino que los efectivos de la bonaerense no intimaron por
megáfono como correspondía y optaron por voltear la puerta y asesinar a un
agente de inteligencia que gritó: “chapa, chapa” para que no dispararan. Ayer
se esperaba algún tipo de represalias en la guerra secreta que acaba de
empezar.
InformadorPúblico,
12-7-13