Tomás Melero
Granados.
Catedrático de
Filosofía (Metafísica) y Director de los Estudios para la Familia. Universidad
de Málaga (España).
I. Planteamiento
1. La emergencia
educativa.
A partir de un
preciso momento de su pontificado, Benedicto XVI se refiere a la necesidad de
educación del ser humano con una expresión que se ha hecho célebre: “emergencia
educativa”. Si no yerro, el papa la utiliza en público por primera vez el once
de junio de 2007,[1] en el Discurso en la inauguración de los trabajos de la
asamblea diocesana de Roma. Las palabras pronunciadas entonces sirven también
para esbozar la cuestión en su conjunto: «Hoy cualquier labor de educación parece
cada vez más ardua y precaria. Por eso, se habla de una gran “emergencia
educativa”, de la creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las
nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto
comportamiento, dificultad que existe tanto en la escuela como en la familia, y
se puede decir que en todos los demás organismos que tienen finalidades
educativas».[2]
Texto completo (47 pp.):
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