viernes, 4 de octubre de 2013

TERRORISMO ECOLÓGICO EN EL ÁRTICO




Las acciones de los activistas de Greenpeace, que intentaron ocupar ilegalmente la plataforma petrolera rusa Prirazlómnaya, en el Ártico ruso, constituyen un atentado a la soberanía de la Federación de Rusia.
Tal fue la opinión expresada en entrevista exclusiva para La Voz de Rusia por Carlos Andrés Ortiz, experto reconocido de Argentina en economía, energía y geopolítica:

Esta gente atentó tomar una instalación bajo jurisdicción de otro país, lo que me parece una agresión. A mí no me cabe ninguna duda que fue una verdadera acción de terrorismo ecológico, de piratería. Por supuesto, no puedo asegurarlo exactamente desde el punto de vista jurídico, pero prefiero determinarlo así. Las diversas acciones que llevan a cabo las múltiples organizaciones no gubernamentales (ONGs) transnacionales en otros países son muy similares a lo que hicieron contra la plataforma rusa. Se trata, sobre todo, de las acciones de las dos ONGs más activas: Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), ambas creadas en Gran Bretaña.

Valga recordar que el 18 de septiembre tuvo lugar el intento de miembros de Greenpeace de abordar la plataforma mencionada. El rompehielos de los activistas, “Artic Sunrise” se aproximó a la plataforma de la compañía energética rusa Gazprom, enclavada en el mar de Pechora, y seis de ellos descendieron para acomodarse en lanchas neumáticas. En contra de las exigencias de los guardias de abandonar la zona de seguridad, armados de equipos especiales se empeñaron en encaramarse hasta la cubierta de la plataforma, donde planeaban realizar un acto de protesta contra la extracción de crudo en la plataforma continental del Ártico.

Solo al día siguiente logró el Servicio de Guardacostas arrestar a estos invitados de piedra. Actualmente, los treinta miembros de la tripulación del rompehielos se encuentran bajo custodia. Según las leyes del país, podrían ser condenados hasta quince años de prisión. En tanto, los abogados de Greenpeace declaran que sus clientes son “inocentes”, y que solo intentaban actuar “en defensa del medio ambiente”. Carlos Andrés Ortiz discrepa de este planteamiento:

–Se puede suponer que no querían destruir la plataforma rusa. Por ejemplo, en Argentina hacían acciones similares, logrando gran efecto publicitario. Sin embargo, lo que hicieron los activistas de Greenpeacee en el Ártico me parece totalmente negativo y deleznable. Con sus acciones intentan captar adeptos, asegurando que solo tratan de “salvar el mundo” y otras frases como esta. Pero a mí no me cabe duda alguna de que detrás de eso hay oscuros intereses geopolíticos. Hacen todo lo posible para inocular a la sociedad falsedades mediate el miedo. Para hablar de la posibilidad de una “gran catástrofe ambiental” en el Ártico, que pueda ser causada por la extracción de petróleo en la zona, hay que tener serios argumentos científicos. Y Greenpeace no los tiene.
El experto indica que el sonoro escándalo internacional armado en torno a la plataforma petrolera rusa Prirazlómnaya revela que la guerra por los recursos del Ártico está en plena marcha:
–No cabe duda alguna de que distintos países que tienen el potencial económico y tecnológico para poder verificar la existencia de petróleo, gas, hierro y otros recursos importantes en el Ártico, están muy interesados en apoderarse de ellos. Hay que señalar que las acciones de los activistas de Greenpeace contra la instalación rusa son muy similares a las que Gran Bretaña, bajo el amparo de EEUU, realiza contra los intereses de Buenos Aires. 
Se trata, en particular, de la política de Londres respecto a las islas argentinas usurpadas y a los sectores que Argentina y Chile reivindican como suyos en el Continente Antártico. Es la misma metodología y resulta muy claro que detrás de las acciones de Greenpeace, del WWF y otras ONGs se encuentran los intereses de Gran Bretaña, de EEUU y de las potencias del G7.


Seprin.com, 4-10-13