Expertos analizan
dinámicas de la criminalidad de Medellín, Bogotá, Río de Janeiro y Ciudad Juárez.
La violencia y la criminalidad en las principales ciudades latinoamericanas son
la representación –en la mayoría de los casos– de la guerra por el tráfico de
cocaína.
A esa conclusión se
llegó en el seminario internacional ‘Ciudad latinoamericana: crimen, violencias
y alternativas comunitarias de seguridad’, realizado en Medellín.
En este, cuatro
expertos analizaron las dinámicas delincuenciales de Río de Janeiro (Brasil),
Ciudad Juárez (México), Medellín y Bogotá (Colombia).
Las similitudes –a
excepción de Bogotá — son más que las diferencias. En esas tres
ciudades confluye un control territorial de los criminales en estratégicas
zonas de las ciudades donde ejercen autoridad.
Medellín es el caso
más complejo. Al igual que Ciudad Juárez, la capital antioqueña es controlada
por dos grandes estructuras: la ‘oficina de Envigado’ y los ‘Urabeños’.
Estas agrupan 19
Organizaciones Delincuenciales Integradas al Narcotráfico (Odin) que financian
a más de 100 combos que hay en las comunas, los cuales –al igual que en las
favelas de Río de Janeiro– son los responsables del microtráfico y la
extorsión, además de ser los brazos armados de esas organizaciones.
Ana María Jaramillo,
investigadora de la
Corporación Región , explica que a la par que la ciudad
sobresale por sus transformaciones urbanísticas "la delincuencia también
se caracteriza por su nivel de innovación".
Inclusive, en julio
de este año se conoció de un ‘pacto de fusiles’ el cual, según ella, ya está
dando resultados.
En los últimos 30
años la ciudad no presentaba cifras tan bajas como las de octubre pasado cuando
hubo 44 asesinatos mientras que en el mismo mes de 2012 llegaron a los 121.
Si se mantiene la
línea, las autoridades creen no sobrepasar los 1.000 casos este año. El pasado año
llegaron a 1.256 (una tasa de 52,49 por cada 100.000 habitantes pcch), según
datos de Medicina Legal.
Jaramillo sostuvo que
aunque no se puede negar que las políticas de la Alcaldía han influenciado
en la reducción, la orden impartida por los hoy "invisibles" capos de
los ‘Urabeños’ y la ‘oficina’, son la principal razón.
Eso la acerca a la
realidad de las favelas de Río de Janeiro. La ciudad brasilera está divida en
tres grandes facciones que tienen su nido en los centros penitenciarios.
De acuerdo con el
investigador de la
Universidad Federal de Río de Janeiro, Michel Misse, estas
estructuras son ‘Comando Vermelho’ (con influencia en 22 favelas), ‘Tercer
Comando’ (en 13) y ‘Amigos dos Amigos’ (en cinco).
Aunque se identifican
con las organizaciones, cada pandilla actúa con autonomía, como en Medellín:
"Se organizan así: un ‘gerente’ que es el jefe de la favela; los
‘subgerentes’, encargados de recolectar el dinero; los ‘vapores’, vendedores o
consumidores; y los ‘aviones’, quienes las transportan".
Los otros actores
armados son la Fuerza
Pública y las milicias conocidas como la ‘Liga de la Justicia ’, enemigos de
los traficantes.
Ese contraste hizo
que Río de Janeiro llevara políticas de la capital paisa, como el Metrocable y
la creación de las Unidades de Policía Permanente (UPP), que inició en 2009.
"Se hizo para pacificar las favelas (400 policías por cada una) antes de
los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol", agrega.
Los resultados se
perciben en la baja de homicidios. Mientras en el 2000 había una tasa de 56,5
muertes violentas pcch, en el 2010 la cifra no superó los 24,3 pcch.
De hecho, en los
primeros cinco meses de 2012 se registró la caída más baja en su historia:
1.784 casos, pasando a una tasa de 10,9 homicidios pcch.
En Ciudad Juárez, por
otro lado, hay un enfrentamiento entre grandes lideres del narcotráfico: el
‘cártel de Juárez’ (de Vicente Carrillo Fuentes) y el de Sinaloa (Joaquín ‘el
Chapo’ Guzmán) que se enfrentan a muerte desde 2007.
Cesar Alarcón,
investigador asociado al Colegio de Chihuahua (México), asegura que mientras en
ese año se presentaron 173 muertes violentas en 2010 la cifra llegó a los
3.042.
Paradójicamente,
desde 2011 hubo una reducción. Ese año se presentaron 2.100 asesinatos y en
2012 los casos no superaron los 750.
Agencias de
inteligencia de los Estados Unidos creen que el fenómeno se presentó –y sigue
dándose– porque el ‘Chapo’ Guzmán le va ganando la guerra a Carrillo.
Aunque Ciudad Juárez
es considerada como el último eslabón de la cadena del narcotráfico de cocaína
–pues de allí se distribuye a Estados Unidos– los carteles se enteraron de que
solo se podrían sostener si controlaban el territorio. Por eso (entre el 2004 y
2006) hubo una proliferación de pandillas y crearon las ‘tienditas’ (expendios
de droga), parecidas a las de Río y Medellín.Con esto se sufrió una
reconfiguración de las redes de protección.Mientras había unos agentes
policiales, conocidos como ‘la
Línea ’, que se encargaban de proteger los cargamentos de
droga, otros se encargaban de la distribución y la vigilancia a las ‘tienditas’
", aseguró.
Sinaloa, por ejemplo,
tiene tres ejércitos ilegales: ‘Gente Nueva’, ‘Artistas Asesinos’ y ‘Mexicles’,
mientras que lo que queda del ‘cartel de Juárez’ aún conserva a ‘la Línea ’ y al ‘barrio Azteca’.
Al servicio de estas cinco grandes bandas existen alrededor de 460 pandillas.
‘Bogotá permite el
delito, menos matar’
No hay duda de que
hay avances en la capital en sus índices de homicidio. Durante 2012 se
presentaron 1.283 asesinatos. Es decir que en la ciudad más grande de Colombia
hubo 17 homicidios por cada cien mil habitantes (pcch).
El antropólogo Andrés
Rincón, investigador asociado al Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional , sostuvo que pese al índice,
no se puede decir que no exista una fuerte influencia de la criminalidad o
expresiones distintas de violencia. "A diferencia de Medellín, Río de
Janeiro y Ciudad Juárez, en Bogotá no se encuentran dominaciones de territorios
y no hay estructuras criminales que aglutinen el delito. Bogotá se refleja por
la fragmentación de la criminalidad", explicó.
Pese a ello, aclaró
que existe una alta incidencia del crimen organizado como las bandas del
comercio que se lucran de la venta de aparatos robados y del contrabando. A la
par que hay bandas de ‘apartamenteros’ (20 en la ciudad) asentadas en las
principales zonas residenciales.
Precisamente, los
criminales de Bogotá se han especializado en tácticas de este último delito,
tanto así que se entrenan allí para aplicarlo en otras ciudades del país. La
otra clase de violencia que se expresa cotidianamente es la de los "grupos
esporádicos", como la de los barristas (miembros de barras bravas), los
recicladores y los ‘zorreros’ (conductores de vehículos de tracción animal),
que se pelean entre ellos por espacios de la ciudad para ejercer su oficio.
EntornoInteligente.com,
21-11-13