Oscar Dufour
InformadorPúblico,
2-12-13
Hacer silencio con
las cosas que realmente importan es tal vez una forma de consentir y avalar… de
validar… y yo como muchos compatriotas no estoy de acuerdo en hacerlo con
medidas que considero significativas para las conductas humanas, para la
sociedad… para la Justicia
y para el Estado de Derecho.
No estoy de acuerdo
con el “premio al guerrillero”… la
Ley recientemente aprobada en el Congreso Nacional para
otorgar pensiones a ex “presos políticos”, es un mal ejemplo y un mal
precedente para las presentes y futuras generaciones. Beneficia a unos 10 mil
ex “presos políticos” puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y si
el beneficiario ya murió, la pensión podrá ser cobrada por sus herederos. Si
bien no todos los ex “presos políticos” tomaron las armas y avalaron la lucha
armada, lo cierto es que una gran mayoría directa o indirectamente participo en
ella.
La represión de los
años setenta fue durísima y no se ejerció dentro de la ley… pero tampoco fue
legal la lucha armada de las organizaciones guerrilleras en el periodo
constitucional vigente entre el 25 de mayo de 1973 y el 24 de marzo de 1976, y
contra el posterior régimen imperante. Los derechos humanos son universales y,
en nuestro país, son sin excepción, para todos los argentinos, aunque a veces
pareciera que esto no se condice con la realidad cotidiana.
Porque digo esto,
porque para el dolor y la injusticia no hay ideologías, porque además hay una
parte oculta de nuestra historia que no se difunde. Tal vez porque es
políticamente incorrecto, tal vez por presiones… tal vez por miedo… Realmente
no lo sé, lo concreto es que la mencionada Ley solo tuvo dos votos en contra
-los Diputados Brown y Asseff- y fue aprobada casi por unanimidad por todo el
Cuerpo… entonces, ante el silencio de muchos o casi todos; me pregunto a modo
de ejemplo como “caso testigo” de los tantos… las once personas -o sus herederos-
que hace exactamente 39 años, un 1 de diciembre de 1974 asesinaron en la
provincia de Tucumán al entonces Capitán Humberto Viola y su hijita María
Cristina, también la van a cobrar?
Les dejo un brevísimo
ejercicio de memoria del asesinato de Viola y su hijita, con un relato duro,
durísimo por lo que pido disculpas a los lectores… un comando guerrillero del
ERP había rodeado el auto del militar y lo acribillo a balazos. La pequeña
María Cristina murió en el acto, al igual que su papa mientras María Fernanda
-su hermanita- quedo gravemente herida y debió pasar por muchas operaciones.
Maby, la esposa de Viola, que en su panza llevaba a Luciana, no podía creer ni
entender lo que estaba sucediendo. “Nunca dispararon de frente. El primer
escopetazo lo hicieron desde atrás, a no más de tres metros de distancia,
prácticamente a quemarropa. La perdigonada entro de lleno por la ventanilla del
asiento trasero, justamente donde estaban ubicadas las nenas. Tres postas de
plomo dieron en el cráneo de María Cristina, destruyéndolo. Murió en el acto.
Una posta entro por la base del cráneo de María Fernanda y se alojo, sin
salida, en el lado derecho frontal. Es decir, recorrió todo el cerebro de esa
cabecita. María Fernanda, vive, solo porque Dios así lo dispuso…”
La realidad es que
una injusticia hecha a un solo individuo, es una amenaza hecha a toda la
sociedad. También soy consciente que si hay que optar entre valores o
conveniencia, justicia o política y coraje o cobardía; Siempre, pero siempre me
quedo con lo primero… VALORES, JUSTICIA Y CORAJE.