Jorge Ingaramo
InformadorPúblico,
diciembre 7, 2013
El Jefe
de Gabinete está preocupado por las cadenas de valor y por la competitividad,
entre otras, de las economías regionales, del girasol, la yerba y la carne
vacuna. Le acercamos un Mini Plan de estímulos, para la cadena agroindustrial,
que incluye la segunda transformación de valor agregado. Éste Complejo
representa casi 58% de las exportaciones argentinas. La libertad para comerciar
sin restricciones, salvo en el caso del trigo y un cronograma de baja de
Retenciones, de escaso impacto fiscal, podrían tener una respuesta contundente,
siempre que mejore el tipo de cambio real.
El Jefe de Gabinete
anunció que resolvería los problemas de competitividad, entre otros, de las
economías regionales y del sector de la carne vacuna. También habló de la yerba
mate y del girasol, como problemas específicos.
Posteriormente, se
conoció que las cerealeras y aceiteras exportadoras traerían prefinanciación de
exportaciones, fondeadas en el exterior, por MU$S 2000, como anticipo de los
ingresos de la futura cosecha, o algo así como un “préstamo puente”, por cinco
o seis meses, hasta que empiece a entrar la plata de la soja.
A esta especie de
puente financiero, se le podría agregar un Mini Plan, de bajo costo fiscal,
para estimular las producciones de cada una de las provincias de La Argentina.
Mini Plan de
competitividad agroindustrial
Supuestos:
• En los primeros 10
meses del año, el 58% de las exportaciones del país provino del complejo
agroindustrial.
• Buena parte de las
áreas productivas, para la presente campaña, ya está decidida. Pero faltan dos
de las más importantes, ya que en el Informe de la Bolsa de Cereales de fines
de noviembre, la soja se había sembrado en algo más de un 49% y el maíz en un
43,5%. Es decir que todavía está pendiente la aplicación de paquetes
tecnológicos más o menos caros, según sea el resultado financiero esperado por
el productor. El maíz es un cultivo que demanda erogaciones monetarias
significativas, si se quiere obtener un rinde compatible con el costo del
alquiler de los campos.
• Se sabe que el
gobierno padece necesidades fiscales y que no estará dispuesto a arriesgar
ingresos seguros por Retenciones. Pero también se puede deducir que, si el
enfoque es exclusivamente fiscalista, a la larga los ingresos se pierden, por
más que el gasto público está en pesos y, a igual alícuota de Retenciones, un
tipo de cambio comercial más alto, da mayor capacidad financiera.
• Es factible
alcanzar, en la producción agrícola pampeana, MT 120, en tres a cuatro años,
por la combinación de ampliación de áreas, mayor participación del maíz en el
paquete, incorporación masiva de nuevas biotecnologías y aumentos en los
rendimientos por mayor reposición de nutrientes, léase fertilizantes, entre
otras prácticas aconsejables, como ser la rotación sustentable en el uso de los
suelos.
Con estos supuestos,
presentamos nuestro Mini Plan, que puede hacer mucho con poco:
1) Se modificará el
sistema de ROEs, a partir del inicio de la campaña 2014/15, volviendo a la
aplicación de la tradicional Ley 21453, y derogando la llamada Ley Martínez
Raymonda, que exige la factura de la operación de originación, previo a la
declaración de venta externa. No habría, con la vigencia de la Ley 21453, ninguna restricción
para exportar, a partir del 1º de noviembre de 2014. De esta manera, se daría
marcha atrás a las múltiples trabas destinadas a estimular el consumo interno,
en detrimento de la producción agropecuaria.
2) Se mantiene como
única restricción cuantitativa transitoria la cantidad de trigo a ser exportada
en la presente campaña, ya que la producción está “jugada”, y todavía no se
sabe a ciencia cierta su volumen. Se apuesta a un excedente exportable de
apenas MT 1,9, una vez abastecidas las necesidades internas, de los molinos y
de semillas de uso propio. Habrá libre comercio para todas las otras
producciones.
3) Se eliminan
automáticamente todos los Derechos de Exportación para economías regionales,
con un costo aproximado de MU$S 178.
4) Se establecen
reintegros de impuestos indirectos internos a los productos alimenticios y
textiles, e inclusive a los derivados de la madera, que tengan una segunda
transformación. Por ejemplo, los aceites refinados y envasados o los tops de
lana, es decir aquellos productos que tienen, al menos, una etapa más de
agregación de valor. Se harán los cálculos pertinentes para no contravenir la
normativa de la OMC
al respecto, pero puede decirse que un reintegro promedio del 3%, tendría un
costo fiscal de MU$S 100.
5) Se bajan de 15 a
5% los derechos de exportación de la carne vacuna que no sea manufacturada, o
sea todos aquellos cortes enfriados o congelados, que vayan al exterior y que
requieran en su producción, por lo general, de animales de más de 430
kilogramos. Ello estimularía la productividad ganadera, por aumento del peso
medio de faena y el agregado de un eslabón de recría vacuna a pasto, que hasta
ahora fue virtualmente desalentado, dado que la exportación de carnes hoy
representa el 7% del total producido y el consumo interno compra animales
livianos, en su mayoría recriados y terminados en feed lots. El costo de la
medida sería de unos MU$S 115.
6) Se establecen
Retenciones para el trigo, de 17%; del 14% para el maíz, el sorgo y el girasol
(como grano) y del 10% para sus productos derivados (hoy 32 y 30%). Los
Derechos entrarán en vigencia automáticamente. El costo fiscal directo es de
MU$S 340.
El impacto fiscal
directo es de MU$S 733, vía instrumentos de comercio exterior. Se sabe que
estos estímulos, sobre todo los provenientes de la libre comercialización,
permitirán el empleo de todo el paquete tecnológico disponible y la agregación
de valor, tanto en la primera como en la segunda transformación industrial. Por
consiguiente, el impacto fiscal real sería menos de la mitad de la cifra
calculada más arriba. No debe olvidarse que más insumos y más servicios,
implican más impuestos y que un Tipo de Cambio en ajuste gradual, va mejorando los
márgenes netos, aumentando el devengado por Impuesto a las Ganancias.
Nótese que no se han
modificado los Derechos del complejo sojero. Por supuesto que, si hubiera
cierta holgura en materia fiscal (o regreso al endeudamiento), el Ejecutivo
podría anunciar un cronograma de disminución en las Retenciones, tanto para el
grano de soja como para sus derivados, que hoy tributan 35 y 32%,
respectivamente.
De concretarse el
área sojera prevista por la
Bolsa de Cereales, es posible una producción de MT 57 que, a
los precios FOB cosecha, del MINAGRI, generarían un negocio de casi MU$S 29000
en exportaciones. Vale decir que los Derechos de Exportación del Complejo soja
representarían casi un 87% de la recaudación de Retenciones, en 2014, con las
alícuotas actuales. Cada punto de baja de Retenciones en la soja (o, lo que es
lo mismo, cada tres puntos porcentuales de caída en los precios FOB), genera
una merma de ingresos por MU$S 288.
Asumiendo el 100% del
costo fiscal, de MU$S 733, estamos hablando de una significación de 2,5 puntos
en la recaudación del complejo soja. De la mejora en la gestión en las finanzas
públicas y de la mayor recaudación (en pesos), al aumentar el Tipo de Cambio,
dependerá que se pueda anticipar un programa sustentable para el complejo soja,
para la campaña 2014/15.
Finalmente, puede
decirse que para todo el resto de los productos, excepto los del complejo soja,
dar un paso adicional en la rebaja de Retenciones para la campaña 2014/15, (una
medida que sería conveniente anunciar ya), podría significar un costo fiscal
directo incremental de unos MU$S 400.
Como se ve, la
soja-dependencia ha llegado a todos los niveles. Pero, se puede encarar una
mejora en la competitividad del resto de los eslabones en la cadena de valor
agroindustrial, con un pequeño sacrificio fiscal, sobre todo teniendo en cuenta
que habría una clara reacción de los productores ante los estímulos propuestos
en nuestro Mini Plan. Por algo se empieza.