por MDZ , 21 de Febrero
de 2014
Jaime Bermúdez conoce
tanto la Argentina
que, cuando diario La Nación
lo consultó, en 2009, sobre la existencia de conexiones del país con el Cartel
de Juárez, asintió con la cabeza, sin dejar terminar la idea.
Ex ministro de Relaciones
Exteriores de Colombia, abogado, doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford
y principal asesor mediático del ex presidente Álvaro Uribe, Bermúdez no puede
ignorar lo que significa cualquier declaración pública para el kirchnerismo:
fue, hasta junio de 2008, el embajador colombiano en Buenos Aires.
Aun así, y aunque
cuidada, su advertencia suena controvertida: la experiencia de Colombia, dice,
indica que despenalizar la droga no ayuda a combatir el narcotráfico, sino todo
lo contrario.
El tema es espinoso:
funcionarios del gobierno argentino impulsan la idea de no sancionar la
tenencia de estupefacientes con el argumento de que el adicto merece sólo
atención médica.
"No voy a opinar
sobre la situación argentina", se ataja Bermúdez en algunos tramos de la
charla, que mantuvo con diario La
Nación y otros medios internacionales, todos invitados por el
gobierno colombiano.
Venta por acumulación
El ministro prefiere
en cambio tocar la cuestión en términos más o menos generales, aunque la
referencia se vuelva, en cada momento, inevitable hacia la Argentina y México.
"Hay que dar un debate sobre cómo controlar, ver en qué medida la
despenalización de la droga es utilizada como mecanismo de distribución".
¿A qué mecanismo se
refiere?, preguntó ese diario. "Es muy simple: en estos casos, se vende
por acumulación —contestó—. No se vende el kilogramo de droga, se vende de a
gramo. A usted lo dejan tener una pequeña cantidad y entonces vende rápidamente
esa cantidad. Después lo hace con otra pequeña porción, después con otra, y
así."
Históricamente,
Aníbal Fernández fue el más entusiasta de los defensores gubernamentales de la
despenalización, cuando llamó "trogloditas" a quienes se oponían (la Iglesia , entre otros).
"Nosotros —dijo el ministro— queremos recuperar a nuestros jóvenes de la
mejor manera y no metiéndolos presos."
Bermúdez es tan
locuaz como Fernández. "Por supuesto que hay cuestiones de salud que un
país debe atender, como darle asistencia al adicto", afirma.
"No voy a opinar
sobre la Argentina
—sostuvo—. Pero, dada la experiencia que hemos tenido en Colombia, con los
elementos que acabo de describir, te darás una idea bastante acabada de cuál es
mi postura."
El pensamiento del
ministro se sustenta en un concepto que Uribe ha repetido varias veces por
aquí: el país demandante también moviliza el narcotráfico.
Corresponsabilidad
"Debe haber un
principio de corresponsabilidad: son tan responsables en el tema de las drogas
quienes consumen como quienes producen —insistió Bermúdez—. No puede ser que se
responsabilice más a los países que producen que a los que demandan. Antes,
aquí se creía lo mismo, pero el consumo en Colombia ha aumentado muchísimo. Y
en América latina está muy difundido", afirmó.
Colombia todavía
lucha contra el flagelo y sus derivaciones. Aunque, subida a una fuerte alianza
con los Estados Unidos, que empezó con el gobierno de George W. Bush y que
tiene aún críticos por aquí, exhibe ahora una mejora en los indicadores de
seguridad: logró bajar el año pasado a 437 los 2882 secuestros que había
sufrido en 2002.
Los datos del
Observatorio de Crímenes de este país permiten ubicar a Bogotá con un índice de
18,2 homicidios anuales por cada 100.000 habitantes. Mejor que San Pablo (55),
Río de Janeiro (48,3), Washington DC (34), México (20,4), pero todavía peor que
Buenos Aires (12) o Santiago (6).
Por un Estado débil
¿Qué es lo que ha
descuidado un país que le abre la puerta al narcotráfico?, se le preguntó a
Bermúdez. "Yo hablo de Colombia, ¿no? En primer lugar, lo que lo provoca
es un Estado débil y ausente. Aquí, la sociedad subvaloró el tema, lo toleró e
incluso se benefició. Y, cuando nos dimos cuenta de que esta gente no sólo se
enriquecía, sino que mataba, que secuestraba, ya era tarde", contestó.
Bermúdez quiere
también ser prudente con México, país con cuyas autoridades, reconoce, el
gobierno colombiano se ha reunido varias veces para tratar el tema.
Y finalizó:
"Uno, como gobierno, como país, como ser humano, no debería dar consejos,
como no sea en algunos casos específicos, como el de nuestros hijos. No me
atrevería a darle consejos a México. Pero tenemos toda la voluntad de colaborar
con México. Para resolver este problema debe haber, en primer lugar, una
autoridad decidida verdaderamente a combatir el terrorismo."