Honduras podrá
derribar avionetas para combatir al narcotráfico
TOTALNEWS AGENCY
lunes, 24 de febrero
de 2014
El combate al contrabando aéreo de cocaína de
Colombia y Venezuela hacia México y Estados Unidos por rutas del Caribe sufrirá
una trascendental modificación: el Congreso de Honduras aprobó una ley que, más
allá de compromisos aeronáuticos internacionales asumidos desde 1947 por el
Estado hondureño, autoriza al ejército de ese país a derribar aeronaves que,
sin importar que sean civiles, entren al rango de sospechosas de participar en
las masivas operaciones de tráfico de drogas.
Cargadas de cocaína,
numerosas avionetas civiles pequeñas despegan casi a diario de puntos
clandestinos de tierras colombianas y venezonalas,cerca del Caribe, y se
dirigen a norteamérica en un recorrido con escala nocturna y de madrugada en
sitios remotos de la conflictiva región oriental caribeña de Honduras,
convertida en una base clave de las narcomafias mexicanas y colombianas en
alianza con poderosas redes locales. Para eludir los controles policiales y
militares, las aeronaves vuelan a baja altura, se acercan a las costas del
Caribe de Centroamérica y, en muchas ocasiones, aterrizan en Panamá y Costa Rica
para entregar droga y reabastecerse de combustible.
Pero el escenario
empieza a cambiar. El Congreso de Honduras aprobó en enero pasado la Ley de Protección de la Soberanía del Espacio
Aéreo, que faculta a las autoridades de la Fuerza Aérea
Hondureña—una de las ramas insignes de la institución castrense de ese país—a
atacar las avionetas sobre las que se tengan indicios ciertos de que están
traficando drogas.
Los diputados
hondureños evaluaron inicialmente imponer una restricción aérea de 12 horas—de las
18.00 a las 06.00—y solo en algunos de los departamentos con mayor movimiento
del narcotráfico. No obstante, los legisladores decidieron que el gubernamental
Consejo de Defensa y Seguridad tendrá atribuciones para definir las zonas de
exclusión y los horarios, a sabiendas de que las operaciones de los carteles
casi siempre son sorpresivas y sujetas a cambios.
La decisión, sin
embargo, ha sido recibida con cautela por Estados Unidos, que en el segundo
semestre de 2012 castigó a Honduras con la suspensión del suministro de
informes de radar porque aviones militares hondureñas abatieron dos avionetas
que presuntamente transportaban drogas sobre el mar Caribe y violaron un pacto
que Tegucigalpa suscribió con Washington en 2004 para abstenerse de atacar aeroplanos
sospechosos de narcotráfico.
“Nadie quiere ver
derribados aviones o avionetas de inocentes”, advirtió el subsecretario de
Estado de Estados Unidos para Antinarcóticos y Seguridad, William Brownfield,
durante una visita a Tegucigalpa el 11 y 12 de este mes. Venezuela derribó una
avioneta mexicana en noviembre de 2013 en extrañas circunstancias y nunca quedó
claro quién viajaba ahí ni si hubo víctimas. El país sudamericano y México
vivieron un conflicto diplomático a raíz de este incidente.
“En otras palabras,
nadie quiere errores en ese sentido. Esos son dos puntos de coincidencia
bastante importantes” con las autoridades de Honduras, explicó.
Aparte de la nueva
legislación, las Fuerzas Armadas de Honduras compraron dos radares a Israel que
llegarán en los primeros días de marzo próximo. “Es una tecnología para poder
detectar aparatos que sobrevuelan suelo hondureño”, informó el general Freddy
Díaz, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armada, al explicar que un
radar es de 50 millas de alcance y otro de 250.
De manera paralela,
hay un plan para recuperar la flotilla aérea militar, que por décadas ha sido
una de las más importantes de Centroamérica.
La ley fue aprobada
pese a que Honduras es firmante del Convenio sobre Aviación Internacional y sus
Anexos o Tratado de Chicago, suscrito el 7 de diciembre de 1944 y en vigencia
desde el 4 de abril de 1947. Los congresistas hondureños hallaron trillos
legales en el Convenio, que impone reglas aeronáuticas aunque reconoce la
potestad de los estados a que, por interés militar y seguridad nacional,
limiten y prohíban los movimientos aéreos en su territorio y bajo diversas
excepciones internacionales.
La ley define un
protocolo para indagar, interceptar, persuadir y neutralizar a las aeronaves
que eludan registrarse mediante vías fijadas por mecanismos internos y externos
de navegación al ingresar al espacio aéreo hondureño.
Zonas sensibles
El Estado Mayor
Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras ha informado que las zonas más
sensibles con el narcotráfico son el oriental y caribeño departamento de
Gracias a Dios y la parte insular del Caribe. El contrabando de drogas tiene un
efecto dominó en la violencia en ese país, hundido en una crisis de inseguridad
que exhibe cifras que oscilan de 85 a 92 asesinatos por cada 100 mil personas
que le confirman como una de las naciones con las mayores tasas mundiales de
homicidios.
Honduras ha destruido
90 campos clandestinos de aviación desde 2012, cuando comenzó a dinamitar
pistas del narcotráfico en Gracias a Dios y en otros departamentos del Caribe,
como Atlántida, Colón y Cortés, y en algunos alejados de regiones litorales,
como Yoro, El Paraíso y Olancho. De 2003 a 2012, cuatro naves procedentes de
Colombia y Venezuela fueron derribadas en Honduras, tres por el ejército y una
por la DEA ,
agencia antidroga estadounidense.
En su visita a
Honduras, Brownfield aclaró “hay mucho menos tránsito aéreo de droga ilícita
por Honduras hoy que hace dos o tres años, pero el problema no ha
desaparecido”.
En la actualidad,
aseguró, hay “una reducción de más del 80%” de vuelos de naves del narcotráfico
sobre el espacio aéreo de Honduras. “La entrada del producto por mar es un
problema mayor y eso hasta cierto punto es el desafío para los gobiernos
hondureño y estadounidense para atacar durante el año 2014”, explicó.
No obstante, el
periódico La Prensa ,
uno de los principales de Honduras, reveló a principios de este mes, basado en
“fuentes de Inteligencia”, que “de 2011 a la fecha el tráfico ilegal de drogas
por aire aumentó significativamente” por los cielos hondureños “en un promedio
de 114 y 120 vuelos anuales. En base a esos datos se estima que el 89% de las
narco--avionetas que proceden de Suramérica violaron el espacio aéreo y la
soberanía hondureña”.
El Comando Sur del
Ejército de Estados Unidos, acuartelado en Florida, ha revelado que cerca de
900 toneladas de cocaína pasan al año por Centroamérica por la ruta caribeña y
cerca del 80% se trafica por Honduras hacia México y Estados Unidos.
Estados Unidos
mantiene desde 1983 en Honduras la base aérea de Palmerola, en el sector
central de territorio hondureño, y la preserva como su principal instalación
militar en Centroamérica, por lo que es crucial para sus operaciones de combate
al narcotráfico.