Homilía de monseñor
Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma, para el domingo 19 de octubre
de 2014
La primera instancia
del compromiso político del ciudadano es saber qué es la política. Dejemos de
lado tantas falsas concepciones de la Política. Las que se han ido definiendo según el
mal proceder de dirigentes políticos o gobernantes de turno…
Acerquémonos a las
que se han dado pensando en el mejor servicio a la sociedad humana. La más
corriente es la de ser el arte de lo posible, sin embargo para otros como es el
arte más noble, se ha llegado a afirmar que la política es un ir a través de
ella “de la democracia que tenemos a la democracia que anhelamos”. Por eso si
la entendemos en este sentido los ciudadanos han de tener como primera
preocupación conocer el corazón de los candidatos, es decir, cuáles son sus
sentimientos, sus anhelos, sus intereses, todo aquello que conforme una
personalidad que hace la verdad y anhela construir una sociedad en la que se
viva los valores fundamentales de una convivencia pacífica, solidaria,
fraterna. Para esto el dirigente se ha de destacar por la búsqueda de la
verdad, el respeto de la libertad de todos los seres humanos, por la búsqueda
de la justicia en igualdad de posibilidades para todos desde una gran capacidad
de solidaridad humana. Por eso que en las campañas electorales serias y
responsables no interesan los afiches mostrando rostros o actitudes simpáticas,
externas de los candidatos y de las candidatas. Tenemos que terminar con
promesas incumplidas.
Puesto que la
actividad política es un supremo acto de Caridad, la ciudadanía cristiana debe
respirar el Evangelio también en la dimensión política de la existencia humana
Como he venido repitiendo, la
Iglesia debe entrar en política a través de las comunidades
cristianas. En la comunidad cristiana, la ciudadanía en general, debe encontrar
los valores humanos exigidos en el ejercicio de la política, en la acción
política, desde el voto hasta la dirigencia partidaria según los casos. Cuando
la comunidad cristiana cultiva la dimensión social política del Evangelio,
surgen hasta destacados testimonios de políticos cristianos, es decir,
ciudadanos bautizados que viviendo el Evangelio como expresión de su fe en
Jesucristo, lo hacen en terreno político hasta grado heroico, dado el caso
Miembros de Iglesia, viviendo su bautismo cristiano en diversos partidos o
movimientos políticos se plantan en coherencia con el Evangelio renunciando a
cualquier ventaja deshonesta o ante la más mínima violación de los Derechos
Humanos.
Esto es responder al llamado de Jesús a que sus discípulos .sean sal,
luz, levadura en el mundo que les toca vivir. Esto es la utopía realizable de
transformar la política de sinónimo de mentira y corrupción en el arte de
construir una sociedad en la verdad, la justicia, la libertad y el amor
projimal, signo luminoso de un auténtico amor a Dios. Esto es el contenido
cristiano del compromiso político. Esto es el único camino para rehabilitar el
nombre y la función política de suerte que el político sea aquel que dice la
verdad y que la hace en el amor solidario.
Solamente con ciudadanía que respire
el Evangelio se puede pensar en constructores de una nueva sociedad humana y
humanizante. El tejido social es obra de la Política y la Política es el rostro de la Ciudadanía. Por
eso, es acertado el dicho popular: “el pueblo tiene el gobierno que se merece”.
Los electores ameritan sus dirigentes y los dirigentes surgen de la sociedad
ciudadana. La educación del soberano se inicia en la niñez, se vigoriza en la
juventud y se logra en edad adulta Para salir de una Argentina violenta y
rehacer el tejido social en justicia y paz, la Argentina necesita que la Iglesia siembre en el
surco de la Política ,
el Evangelio de Jesús ¿Cómo? No hay recetas pero se pueden dar orientaciones
pastorales, que brotan del mensaje evangélico de Jesucristo. Una vez más se
presentarán, en libertad, para la opción ciudadana necesitada de real
liberación.
Mons. Miguel Esteban
Hesayne, obispo emérito de Viedma