Carlos Tórtora
Informador Público,
15-2-15
La política nacional
acaba de entrar en un terreno imprevisible por una combinación de factores. La
imputación del fiscal Gerardo Pollicita a la presidente ocupa el centro de la
escena y acaba de cristalizar el fenómeno Nisman como eje de la inminente
batalla electoral. El potencial político de este tema aumenta por el
estrepitoso fracaso de la investigación sobre la sospechosa muerte del fiscal,
que alimenta al malestar contra el gobierno y hace crecer las posibilidades de
que, a instancias de la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, ex
esposa de Nisman, la causa termine como corresponde en un juzgado federal. Al
mismo tiempo los holdouts vencedores en el tribunal de Thomas Griesa, liderados
por Paul Singer, reaparecieron en escena dando a conocer una lista de
funcionarios de primer nivel del gobierno nacional que se habrían enriquecido
ilícitamente. La estrategia de Singer habría variado ante la obviedad de que
este gobierno no acordará pago alguno de la sentencia de U$S 1330 millones que
lo favorece. La verdadera negociación empezará con el nuevo gobierno el próximo
10 de diciembre. Pero para estar en una posición de fuerza al llegar a esta
instancia, los holdouts se proponen antes profundizar las denuncias de
corrupción contra la cúpula K. Calculan así que, por ejemplo, Sergio Massa o
Mauricio Macri estarán más que interesados en acordar como un modo de sacar a la Argentina de la agenda
de los escándalos de corrupción.
El tercer factor que
compone el cambio de clima es que el gobierno tiene escasas posibilidades de
recuperar los votos que le hizo perder el caso Nisman y que, por tanto, está
cerca de no poder acceder al ballotage.
Los esfuerzos para un
acuerdo que se base en Daniel Scioli presidente y Florencio Randazzo gobernador
no consiguen tranquilizar los ánimos oficiales. Para algunos, si la presidente
llegara a la conclusión de que el Frente para la Victoria quedará tercero,
terminaría prescindiendo de Scioli o éste renunciando a su candidatura. Un
temor real del oficialismo es que haya una catástrofe en las primarias del
próximo 26 de abril, o sea, que el kirchnerismo quede cuarto, lo que tendría un
gran impacto nacional. Este clima es óptimo para que en las zonas oscuras del
poder se estén planificando operaciones para ensuciar el proceso electoral,
tratando de hacerle perder votos sobre todo a Massa. Un equipo de inteligencia
ad hoc monitorea la primaria del Frente Renovador en Santa Fe el próximo 19 de
abril. En la misma, Eduardo Buzzi compite con el diputado nacional Oscar Cachi
Martínez. Este último exhibe una solvencia financiera apabullante que muchos
vinculan a su presunta relación con sectores del narcotráfico y ya existiría
una causa en un juzgado federal. En caso de que Martínez se imponga y sea el
candidato a gobernador, el multimedios oficialista desencadenaría una fuerte
campaña tratando de vincular a Massa con el narco. Curiosamente, convergería en
este punto Elisa Carrió, que hizo ya abundante uso de este tópico. El tigrense
sabe que intentarán golpearlo y está tratando de abrir el juego. Sin contar con
un candidato propio importante en Capital, estaría tratando de acordar el apoyo
a la candidatura de Martín Lousteau, como una salida elegante. A pocos días de
que cierre el plazo para presentar alianzas -el 26- algunos intermediarios
hasta fantasean con un acercamiento entre Massa y Gabriela Michetti, que está
enfurecida porque Macri le pondría todo tipo de trabas para inducirla a que
levante su candidatura a jefe de gobierno y le deje el camino libre Rodríguez
Larreta.
Volviendo al
escenario de las operaciones negras -o grises- que se avizoran, estaría en
prensa un libro dedicado a demostrar los estrechos vínculos comerciales y
empresariales entre el kirchnerismo y el macrismo. “Socios” sería su título y
su intención sería señalarlo a Macri como el sucesor elegido por Cristina para
custodiar una serie de negocios comunes.
A un paso de la
violencia
En este repaso de
posibles cisnes negros, queda la incógnita de si sectores afines al gobierno,
por ejemplo Quebracho, intentarán provocar desmanes durante la marcha del
silencio convocada en homenaje a Nisman por un grupo de fiscales para el
próximo miércoles. Según analistas de inteligencia, el gobierno poco o nada
ganaría desatando la violencia callejera, excepto en un punto: si hay
violencia, esto podría servir para atemorizar a la clase media y desalentar una
probable escalada de marchas de protesta.
Otro factor sorpresa
podría ser la aparición de revelaciones resonantes sobre el asesinato de
Nisman, que estaría en poder de un servicio de inteligencia extranjero que
seguía muy de cerca los pasos del fiscal. De ocurrir esto último, la pésima
investigación que lleva adelante la fiscal Viviana Fein podría naufragar del
todo.
A todo esto, el lunes
el gobierno tendría una buena noticia, como es el lanzamiento de la candidatura
presidencial de Hermes Binner, con el apoyo de Margarita Stolbizer y Humberto
Tumini, que casi oficializaría la ruptura del FAU, ya que Ernesto Sanz seguirá
adelante con su alianza con Macri y Carrió.
La fragmentación de
los votos del Frente de Centro Izquierda sería funcional a los objetivos del
oficialismo. El otro proyecto útil para la fragmentación sería la candidatura
presidencial de José Manuel de la
Sota , que algunos votos le sacaría al massismo.