Guillermo Cherashny
Informador Público
En la denuncia del
fiscal Alberto Nisman por encubrimiento a los imputados iraníes por el atentado
a la AMIA , por
parte de la presidente, el canciller Héctor Timerman y otros, se menciona una
operación de importación de Irán de 300.000 litros de combustible que el
operador de ese país en Buenos Aires Yusuf Khalil habría arreglado con Roberto
Porcaro, un radical que operaba para Néstor Kirchner. Este hecho refuerza la
teoría de Nisman de que, a cambio de impunidad para los imputados, estaba en
marcha un canje de granos por petróleo. Cuando se hizo pública la denuncia del
fiscal presuntamente asesinado, de inmediato el Ministro de Planificación Julio
de Vido señaló que no se podía importar petróleo de Irán por su alto contenido
en azufre.
Pero en realidad en nuestro país nunca se importó petróleo de ningún
origen, salvo en el último trimestre del 2014, cuando se necesitó petróleo
liviano para refinarlo y convertirlo en gas oil y fuel oil. Cabe recordar que
hace años que la Argentina
importa fuel oil por un contrato de Enarsa con la estatal venezolana PDVSA y se
trata de un fuel de alto contenido en azufre, en el orden del 1,1%, mientras
que nosotros producimos fuel oil que tiene un contenido menor de azufre ya que
el refinado con petróleo argentino sólo alcanza al 0,7%, que era el máximo que
establecía la legislación local.
La prehistoria del
Memorándum de Entendimiento
Sin embargo, en mayo
del 2008, el entonces secretario de energía Daniel Cameron fue el autor de un
decreto que cambió ese requisito y así se pudo importar hasta hoy en día fuel
oil con 1,1% de contenido en azufre. Resulta entonces poco lógico que
exportemos fuel oil limpio e importemos fuel oil azufranado. En una denuncia
formulada cuatro años atrás por el ex embajador argentino en Venezuela Eduardo
Sadous, éste habló por primera vez de la existencia de una diplomacia paralela
entre ambos países.
Esto armó un gran escándalo que reafirmó la vigencia del
escándalo protagonizado por el venezolano Guido Antonini Wilson, que al
ingresar al país en un vuelo privado contratado por ENARSA fue detectado en la
aduana con una valija que contenía 800.000 dólares, pero se sospecha que en
realidad ese contrabando de dinero era de 6 millones de dólares y podría
corresponder a la “comisión” por el convenio entre ENARSA y PDVSA por la
importación de fuel oil. En la investigación judicial sobre el hecho fue citado
como testigo el ex secretario de energía de Eduardo Duhalde Alieto Guadagni.
Éste declaro que la
Argentina , sólo por los derechos CIF y FOB de importación y
exportación, hasta nuestros perdería un total de casi 1.000 millones de
dólares. Pero al juez federal Julián Ercolini no le pareció relevante.
A esta situación
debemos agregarle que Jorge Lanata y Gabriel Levinas descubrieron que Luis
D’Elía y su entonces empleado Yusuf Khalil transportaban combustible
proveniente de Venezuela a través de su petrolera estatal, que se lo vendía a
ENARSA, y que el líder del partido MILES conformó de este modo una compañía de
transportes denominada Del Sur y más tarde Atalaya, presidida por un testaferro
suyo, Julio Codarin.
En esta importación de fuel oil azufranado que vende PDVSA
se admite que no es venezolano sino que esta compañía estatal actúa como
intermediaria de un fuel oil que se refina en otros países. De ahí la sospecha
que se trataría de petróleo de Irán que, convertido en fuel oil, da un
combustible de alto contenido en azufre, en una operación que ya lleva casi
ocho años. Por lo cual se puede deducir que del denunciado acuerdo de granos
por petróleo se habría cumplido una sola parte, que es aquella compra de fuel
oil originado en petróleo iraní a precio más bajo que el valor de mercado.
Lo
que pasa es que hay una comisión importantísima en negro que se repartirían los
funcionarios venezolanos y los argentinos y entonces la petrolera iraní
vendería a menor precio, a cambio de la impunidad de los culpables del
atentado, plan que se cristalizaría en el Memorándum de Entendimiento de enero
del 2014, pero que se venía instrumentando desde fines del 2007, cuando Irán les
ofreció a los cancilleres Rafael Bielsa y Jorge Taiana un acuerdo similar al
que luego impulsó Timerman, sin obtener entonces resultado alguno. Mientras, el
negocio del fuel oil los iraníes lo anotaban en una libreta para eventualmente
utilizarlo como medio para extorsionar a la Argentina. En
definitiva, el gobierno aceptó un negocio que le daba ganancias personales a
varios de los más importantes funcionarios argentinos.