Guillermo
Cherashny
Informador Público, 31-3-15
Hace unas semanas señalamos distintas conexiones entre
la denuncia de Alberto Nisman sobre el intercambio de granos por petróleo con
Irán a cambio de impunidad para los imputados iraníes por el atentado a la
AMIA. Señalamos que uno de los aportes iraníes en efectivo habría sido la
valija de Antonini Wilson, que llegó al país en diciembre de 2007 y que
continuó a partir de mayo del 2008 en plena guerra del campo, cuando Néstor
Kirchner le ordenó a Daniel Cameron, entonces Secretario de Energía, que
permitiera importar de Venezuela, a través de PDVSA, fuel oil con alto
contenido de azufre, es decir 1,1%, cuando antes se utilizaba sólo 0,7% de
contenido de azufre.
Entonces es muy probable que el petróleo iraní, de alto
contenido en ese mineral, haya sido transformado en fuel oil en refinerías del
Caribe para que luego PDVSA se lo vendiera a ENARSA mediante un convenio que se
firmó entre los dos países. Así es que la República Islámica vendía el petróleo
azufranado por debajo del precio del mercado al régimen de Caracas y los
chavistas, a su vez, se lo vendían a la Argentina a precio de mercado.
Entre
Hugo Chávez y Néstor Kirchner se habrían repartido las pingües ganancias.
Por
esto, en una de las principales cuentas apareció como firmante Nilda Garré, por
esa época embajadora en Caracas, y luego directamente Máximo Kirchner. Y como
la importación de fuel oil sigue hasta hoy, esa diferencia por debajo del
precio de mercado explica los 61 millones de dólares, que ahora podían ser
bastante más.
Final con ruido
Es posible que Irán esperara también una transferencia
de tecnología nuclear pero ésta nunca se produjo porque, si el gobierno violara
las restricciones nucleares al régimen de Teherán, sería descubierto y la
Argentina sancionada. O sea que estimamos que la conexión iraní funcionó sólo
en torno el fuel oil que importa nuestro país.
En cuanto al Memorándum de
Entendimiento con Irán, quizás fue una exigencia de ese país por el negociado
del fuel oil, pero seguramente a la República Islámica le interesaba solamente
la caída de las circulares rojas y como el gobierno argentino no quiso darlas
de baja por temor a las represalias de Washington, los iraníes perdieron
interés en la aprobación del tratado. Desde hace unos meses el precio del
petróleo bajó a la mitad y es muy probable que no haya más negocio con el fuel
oil que se vende a precio del mercado.
Ayer dijimos que el Departamento de Estado quizás le
recomendó al embajador de los EEUU en Buenos Aires, Noah Mamet, que hiciera
lobby para que no avanzara la denuncia de Nisman, porque se está negociando el
acuerdo nuclear con Irán. Pero con el Congreso dominado por los republicanos y
los servicios de inteligencia que descreen de este acuerdo, es de prever que se
filtrara la información del negociado que comenzó con la valija de Antonini
Wilson y siguió hasta hace unos meses. Ahora, al igual que Israel, Arabia
Saudita y los emiratos, la CIA intentaría petardear el acuerdo con Irán.