by Guillermo
Cherashny
Informador Público,
5-3-15
El 26 de enero de
este año escribimos que Luis D Elia, el líder del partido MILES, que integra el
núcleo del chavismo cristinista autodenominado Unidos y Organizados, y el
probable agente iraní Yusuf Khalil le habrían cobrado 6 millones de dólares a
la República Islámica de Irán a cambio del levantamiento -que jamás se produjo-
de las circulares rojas que afectan a una serie de altos funcionarios y ex
funcionarios iraníes acusados por el atentado contra la AMIA. Comentamos
también que ellos habrían retirado el dinero en bolsas de residuos que
contenían cada una 500.000 dólares y que fueron dejadas junto con la basura en
una puerta de la embajada de Irán ubicada en Avenida Libertador. El caso es que
ayer se conoció una escucha (http://chusmearemos.sicarul.com/#/escucha/3001) en
la cual Khalil dice que el fuego le quemó un campo de su propiedad en la
provincia de La Pampa.
Juegos de simulación
Hasta ahora se creía
que Khalil era un vendehumos sin dinero, pero ahora surge que le comunicó al
prófugo Moshen Rabani que la embajada le liquidó el dólar blue a $ 8,80 cuando
estaba cerca de 10 pesos y que por esa operación había perdido una diferencia
de 40.000 pesos. Podría tratarse entonces de que haya estado simulando pobreza
cuando en realidad se había quedado con una parte importante de los 6 millones
dólares que el gobierno de Irán le pagó a D’Elía, que habría asegurado que esa
suma la reclamaban Oscar Parrilli, entonces Secretario General de la
Presidencia, y el diputado de La Cámpora Eduardo "Cuervo Larroque. También
señalamos que Parrilli y Larroque no tenían nada que ver porque, además,
cuentan con otros medios menos peligrosos para hacerse de dinero proveniente de
la política. Esta escucha en la que Khalil reconoce que compró un campo en La
Pampa pocos meses después de la firma del Memorándum de Entendimiento confirma entonces
prueba nuestra primicia: D’Elía y Khalil habrían estafado a la embajada iraní
cobrándole 6 millones de dólares por el levantamiento de las circulares rojas.
Hay una circunstancia
muy relevante en la trama que descubrió Alberto Nisman, de la cual no nos
podremos enterar a través de las escuchas que se difunden en el programa de
Jorge Lanata por Radio Mitre. Se trata de que el piquetero cristinista Luis
D’Elía y su jefe, el operador iraní Jorge Yusuf Khalil, le habrían cobrado a la
embajada iraní en Buenos Aires la suma de 6 millones de dólares. La misma,
distribuida en muchas entregas, habría sido retirada por el piquetero en bolsas
de residuos de la embajada ubicada en la avenida del Libertador. Algunas de las
valiosas bolsas habrían contenido hasta 500.000 dólares, siendo los restantes
pagos bastante menores, por miedo a los robos y al seguimiento que podrían
sufrir por parte de servicios de inteligencia no amigos. Esa fortuna se la
habrían repartido entre Khalil y D’Elía. Pero en las escuchas siempre gira el
nombre de Oscar Parrilli, entonces Secretario General de la Presidencia y que
pasó hace poco a la SI para cuidar las espaldas presidenciales, aunque con
escaso éxito. El otro político que nombra el piquetero en las escuchas es el
diputado nacional Andrés “Cuervo” Larroque, para demostrarles a los iraníes que
ambos, Parrilli y Larroque, también cobrarían la parte de los fondos entregados
cuando se aprobara en el Congreso de la Nación el Memorándum de Entendimiento
con Irán. Según nuestras fuentes, el diputado camporista nunca recibió un
dólar, pero la situación de Parrilli sería vidriosa, ya que siempre estuvo
atrás de los movimientos de D’Elía.
Un final de tramposos
Por su parte, el jefe
de Quebracho, Fernando Esteche, habría cobrado 10.000 dólares mensuales de la
embajada iraní pero, generoso, los habría repartido entre la plana mayor de
Quebracho, quedándose con una parte pequeña. La embajada persa, al ver que el
tiempo pasaba y que el gobierno argentino no impulsaba el levantamiento de las
circulares rojas que afectaban a cinco ex funcionarios sospechosos de organizar
el atentado a la AMIA, tal como prometían el piquetero y Khalil, terminaron no
aprobando el Memorándum en el parlamento iraní. Al tiempo se habrían dado
cuenta de que una vez más había aparecido la viveza criolla y que los habían
estafado. Entonces empezaron las sanciones: por ejemplo, echaron a Khalil de la
mezquita chiíta de Floresta. Hace un tiempo que los iraníes le apuntan al
piquetero con serios reproches y éste temería por su seguridad. Es que, si algo
le pasara, seguramente le echarían la culpa a la Mossad, el servicio de
inteligencia exterior de Israel. Aparte, enterados en Olivos de que D’Elía
cobró y no repartió, le habrían soltado la mano y los resultados están a la vista.
Es el único kirchnerista de los que aparecen en las escuchas al cual la Casa
Rosada no le puso abogado defensor.
Está claro que la
intención del cristinismo era darles impunidad a los acusados iraníes, no sólo
a los que estaban en las circulares rojas sino también a los otros tres, con el
fin de que el juez Rodolfo Canicoba Corral tomara las pseudo indagatorias en
Teherán. En realidad, se trataba de unas vulgares entrevistas y luego ese
engendro llamado Comisión de la Verdad decidiría que no había pruebas y los
acusados dejarían de serlo. Las supuestas indagatorias de Canicoba eran lo que
Khalil llamó “piripipí” en las escuchas telefónicas. De ahí que el famoso
Memorándum implicara la aceptación por parte del cristinismo de la impunidad de
los autores intelectuales del atentado a la AMIA, como lo estableció en su
denuncia el fiscal Alberto Nisman.