by Guillermo
Cherashny
Informador Público, 4-3-15
La mujer alta y rubia
que comió con Alberto Nisman en su departamento de Puerto Madero el 27 de
diciembre pasado no habría sido la modelo Florencia Cocucci ni la mujer
calcinada cuya identidad hasta ahora no se sabe, porque se supone que nadie la
reclamó. En caso contrario, habría que pensar que hay un encubrimiento aún
mayor que el que se cree que existió.
Fuentes de inteligencia aseguran que la
rubia alta a la que Nisman le abrió la puerta no era tampoco su pareja sino un
habitual touch and go. El caso es que cuando el fiscal la hizo entrar, el
comando que lo asesinó la habría amenazado de muerte y, conocedores de su identidad,
le habrían dado un pasaje con rumbo a Thailandia y dinero para moverse por
muchos meses y callarse la boca. En caso contrario, podría perder la vida. Esta
mujer viviría más aterrada que Florencia Cocucci, aunque no habría visto la
cara de los asesinos que tenían sus rostros tapados y tampoco habría visto cómo
asesinaron al fiscal, porque apenas entraron lo durmieron con un gas que habría
emanado del aire acondicionado sobre el cual trabajaron el martes anterior al
crimen, como declaró Toshiro Shiva. El directivo de NEC admitió que su esposa
vio ese martes a dos hombres que trabajaban en el aire acondicionado.
Cocucci: sólo touch
and go
Este comando conjunto
del que habría participado el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia), la
inteligencia local y tal vez la militar, fabricó el "suicidio" y tuvo
como 12 horas para adecuar la escena. Pero es posible que Osvaldo Raffo, el
perito de la jueza Sandra Arroyo Salgado, que tiene una gran experiencia en
este tipo de crímenes, aporte novedades importantes.
En cuanto a Cocucci, nunca
habría conocido el departamento de Nisman y pertenece a la agencia de modelos
de Leandro Santos. Es posible que también fuera un touch and go de los que era
un habitué Nisman y tuvo la desgracia de que subió fotos a su Facebook que
fueron distribuidas por los tuiteros K para mostrar que aquél se dedicaba a la
joda, lo que obligó a Cocucci a cerrar su Facebook y Twitter.
El comando que
asesinó a Nisman -según todos los indicios- lo "caminaba" hacía meses
y esperaba la oportunidad de que le abriera la puerta a la mujer rubia y alta,
entrar detrás de ella y cometer el crimen.