CARLOS ÁLVAREZ COZZI -
Forum Libertas, 12/03/2015
A nuestro país
siempre se le consideró un país de tránsito en lo que tiene que ver con la
delincuencia organizada trasnacional, (narcotráfico, trata de personas). ¿Tan
difícil sería controlar en serio las fronteras, si hubiera voluntad política
expresa de hacerlo?
A raíz de un caso que
se relata en la nota de prensa (ver enlace), el cronista concluye que “entrar y
salir del país sin dejar rastros es fácil para una familia, delincuentes,
contrabandistas o narcotraficantes. Las autoridades lo saben y quizás por eso
el director nacional de Policía, Julio Guarteche, reconoció hace algunas
semanas que la peor hipótesis que manejan los investigadores sobre el homicidio
de la adolescente argentina, Lola Chomnalez, que aún continúa impune, es que el
asesino haya salido del país”.
En la frontera seca
con Brasil hay cuatro agujeros negros en los que la gente hace los trámites
para entrar y/o salir del país “si quiere”: Rivera, Chuy, Rio Branco y Aceguá.
“Es imposible controlar las entradas y salidas al país por la frontera seca
porque no hay un lugar por el que sea obligatorio pasar. ¿Dónde está Migración
en Rivera? Tenés que buscarla. En el Chuy tenés que desviarte”, explica el exsubdirector
de la Dirección
Nacional de Migración, Ruben Saavedra.
Aunque cueste creer
que esto suceda en el Siglo XXI, ésta parece ser la triste realidad del
Uruguay. A nivel internacional, a nuestro país siempre se le consideró un país
de tránsito en lo que tiene que ver con la delincuencia organizada
trasnacional, (narcotráfico, trata de personas). Por ello, mayor es la
perplejidad. ¿Tan difícil sería controlar en serio las fronteras, si hubiera
voluntad política expresa de hacerlo? Creemos que no. Reconocemos que la
frontera seca con Brasil es extensa y controlarla efectivamente requiera de
recursos económicos, pero en el mundo actual, ¿cómo es posible no hacerlo y
tener la pretensión de ser un país seguro y cooperante con la justicia propia y
la de los demás Estados? Si Migración no cuenta con los medios deberá pues la Policía o el Ejército
proporcionarlos, atento incluso a que las fronteras hacen a la soberanía y
seguridad del Estado.
Adviértase lo grave
que es no solamente en materia penal (casos de presos que se evaden o de
solicitudes de extradición provenientes del extranjero) la realidad no solo
descripta y reconocida en la nota de prensa sino también a nivel de justicia de
familia y de menores. En las restituciones internacionales de menores, frente a
una solicitud llegada al Uruguay, resulta fundamental como primera medida
disponer el “cierre de fronteras”, a fin de evitar que el menor sea llevado a
otra jurisdicción, también a nivel de alimentantes que deben pensiones
alimenticias, para evitar su salida del país como forma de obligarlo a pagar,
etc. Asimismo para el caso de menores en conflicto con la justicia, que por
ejemplo se evaden del SIRPA.
Esta situación no
sólo ocasiona problemas internos, generándole responsabilidad civil por daños
(el Estado podría ser demandado por omisión), sino que puede causarle al país
responsabilidad internacional, por incumplimiento de tratados internacionales
vigentes, a nivel mundial, interamericano o regional, en materia penal como de
familia.
Por eso lo del título,
apelando a lo simbólico del mismo en lo que tiene que ver con el lado negativo
del mismo, ¿el Uruguay es un país sin fronteras?
Carlos Álvarez Cozzi,
profesor de Derecho Internacional Penal